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Seminci

Kiti Mánver y el despertar sexual en la tercera edad de 'Mamacruz': "El deseo es el detonante para que viva"

  • La actriz protagoniza una historia intimista de iniciación dirigida por Patricia Ortega
  • Mánver es una de las espigas de honor de esta Seminci a su larga trayectoria

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Kiti Mánver recibe la Espiga de Honor de la SEMINCI

Si Emma Thompson reivindicaba la iniciación al placer en Buenas noches, Leo Grande (2022), y Petra Mártinez, de por aquel entonces 76 años, cerraba La vida era eso (2020) con la escena de una masturbación, Kiti Mánver se suma ahora a la ruptura de tabúes en el cine con el personaje de la abuela Mamacruz.

Una historia sobre el despertar sexual de una mujer en la tercera edad, que le deslumbró pero ante el que sopesó el riesgo antes de lanzarse sin reservas.

"Me gustó mucho que se visibilice que a partir de cierta edad la mujer desaparece para el sexo y para un montón de cosas y eso me decidió, pero ella siente un deseo muy potente y no quiere renunciar a ello. Esa es la piedra de toque para que empiece a vivir", relata la actriz sobre el edadismo que sobrevuela la sociedad.

"Cuando pensamos en estas abuelas no las vemos como seres eróticos es como si fueran asexuados por un decreto social. La idea de esta película era que se borrara la edad y viéramos solo a la mujer, que nos conectáramos con el personaje y sus inquietudes", explica la directora de Mamacruz, Patricia Ortega (Yo, imposible).

La cinta ha tenido su puesta de largo en el ecuador de la Seminci con Mánver como protagonista absoluta, tras su buena acogida en Sundance, y llega a las pantallas este 27 de octubre.

68ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci)

La directora Patricia Ortega (i) acompañada de las actrices Kiti Manver (c) y Silvia Acosta. EFE/Nacho Gallego

Atreverse a vivir y los deseos no cumplidos

La actriz brilla como Cruz, una contenida madre y abuela de 70 años que cose abnegadamente para la iglesia de su barrio, pero que nunca ha tenido un orgasmo- ni se lo ha planteado-hasta que descubre accidentalmente un video porno en la tableta de su nieta.

El deseo que explota en sensaciones dormidas ejercerá de revulsivo para replantearse los sueños no cumplidos, en un espejo en el personaje de su hija que lucha por ser bailarina fuera del país. Una conexión con un retrato generacional de mujeres atrapadas en un tunel ciego.

Cruz y su marido Eduardo en una escena de reencuentro

"Ella es muy religiosa y para la Iglesia hasta hace poco la mujer siempre ha sido una máquina de fabricar bebés. De repente comprende que podía haber tenido otro tipo de vida porque las mujeres siempre hemos estado volcadas en los cuidados: marido, hijos, nietos y la administración de la casa. Siempre poniendo parches y dedicándonos a los demás. Eso sepulta muchas cosas", analiza Kiti Mánver.

"Con el tema de su hija, al principio Mamacruz no lo entiende aunque luego le pide perdón, por eso quería reflexionar sobre cómo replicamos la culpa las mujeres cuando alguien se va por otro camino o simplemente decide ser otro tipo de madre", añade la realizadora venezolana acerca de cómo se va decapando el argumento.

Un círculo "energético" de mujeres

A raíz del "click" mental de Cruz arranca una película coming of age intimista, tierna y valiente. La introvertida costurera evoluciona hacia la sensualidad, que se contrapone a la pasividad de su marido en un matrimonio de muy larga distancia.

"Me preguntan mucho por el desnudo que es delicado a mi edad, pero a mí me ha dado más pudor el tema faja que es como antideseo, ella poco a poco se va atreviendo pero está rodado todo con mucha sutileza y la elegancia que tiene Patricia en la dirección. Es un menos es más", responde entre risas Mánver sobre esta transición hacia el autocuidado de la protagonista.

"La incertidumbre no solo se encuentra en el lado femenino también en el masculino y quería reflejar la vulnerabilidad de su marido, Eduardo, que no sabe que hacer con esta mujer que se le va de las manos y él empieza a despertar a través de ella", apunta Patricia Ortega.

Cruz empieza a divertirse con sus amigas y experimenta

La renacida Mamacruz toma las riendas, experimenta y se divierte. Se apunta a un taller de sexualidad donde la complicidad entre amigas resquebraja del todo las censuras.

"Yo hacía el paralelismo con las brujas que se reunían en el bosque y hacían una hoguera. Para mí estas amigas son como un círculo íntimo y la magia que surge allí es energética. Es lo que sucede cuando empiezas a hablar de ti misma con libertad y sin filtro en tu círculo de seguridad", señala la directora.

Mánver, de 75 años, reconoce que el papel de Mamacruz ha sido un "verdadero regalo". Una guinda en su larga trayectoria que la Seminci reconoce esta edición con una espiga de honor honorífica a esta trabajadora incansable que debutó a los 16 años en el teatro.

En cine ha rodado con Pedro Almodóvar (Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, Mujeres al borde de un ataque de nervios), Manuel Gutiérrez Aragón, Álex de la Iglesia o José Luis Garci, en una carrera de fondo donde también ha destacado en personajes secundarios.

"Me emociona porque he sido productora de mis espectáculos, y eso fue definitivo para que no me perdiera como se pierden muchos profesionales que están pendientes del teléfono, que puede ser lo más aterrador del mundo. He trabajado duro pero siempre he estado ahí. Entonces que este tipo de festival de culto te premie me hace pensar: pues mira, no estaba tan equivocada", y se despide entre sonrisas.