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Seminci

'El amor de Andrea', la mirada limpia de los niños ante las heridas de un divorcio: "La vida vence a la familia"

  • Manuel Martín Cuenca cambia de registro con un drama sin lágrimas con la infancia como protagonista
  • Rodada en Cádiz con actores no profesionales, repite en la banda sonora con Vetusta Morla

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El director de cine Manuel Martín Cuenca, junto a los actores del largometraje
El director de cine Manuel Martín Cuenca, junto a los actores del largometraje

¿Se puede demandar el cariño de unos padres? La carga de profundidad que encierra esta pregunta, a la vez sencilla y compleja, recorre El amor de Andrea. La última película de Manuel Martín Cuenca (El autor, La hija, Caníbal) sitúa el ángulo inédito en la mirada de los niños, sus interrogantes y sufrimientos, ante las cicatrices de un divorcio porque "ellos se dan cuenta de todo y se convierten en víctimas de las batallas que libran los adultos y les marcan", cuenta el realizador.

Andrea (Lupe Mateo), una niña de quince años, es la "heroína" que junto a sus dos hermanos pequeños se propone recuperar el amor de su padre, que se esfumó tras la separación. La adolescente impondrá la madurez que el mundo de los mayores no le aporta.

"Es el triunfo de la vida sobre la familia", explica Martín Cuenca que ha encandilado la Seminci con su propuesta naturalista, rodada en Cádiz, y abrazada por sus vientos en un marco de fábula muy real. Un drama sin lágrimas donde la luminosidad difumina al desencanto.

PREGUNTA: Abandonas el suspense que marca tu cine y ruedas con niños. Has señalado que como director asumes riesgos y que El amor de Andrea abre una nueva etapa, ¿por qué esta historia?

RESPUESTA: No quería perder el punto de vista de que al niño le pase lo que le pase, como en un divorcio, es un crío y sigue jugando. A lo mejor en una persona mayor ya está todo como más traumatizado y condicionado, pero el niño, no. Me parece fascinante porque ellos ven la vida mucho mejor que nosotros, sitúan la mirada en el presente.

Me pedía el cuerpo hacer una película así, evolucionar como cineasta y no repetirme. Evidentemente, hay una seña de identidad que es la contención en miradas y silencios que me va a acompañar siempre, pero siempre he intentado cambiar y quizás esta película podría ser como la primera de un director en vez de mi sexta.

La idea surgió hace diez años a través de un caso real de una niña que demandaba a sus padres, quise recuperarla en la pandemia pero la dejé aparcada porque no me apetecía sumar más dolor en esa época.

'El amor de Andrea', estreno 24 de noviembre

P: La película desmonta la idea del amor incondicional pero lo hace de un modo órganico y sereno.

R: A todos nos ha pasado o nos pasará que tienes una pareja, se desenamora y es difícil encajar eso, pero en el caso de los padres hacia los hijos se supone que el amor es incondicional y no es así en algunos casos: ¿cuántos niños no se sienten queridos por sus padres?.

En el caso de la protagonista demanda ese amor y es una quimera pero hace algo maravilloso que es afrontar la situación. Sigue adelante y se da cuenta de que su familia son los que en realidad la quieren: sus hermanos, ese chico del instituto con el que empieza una historia. La familia no es la que marca el DNI.

P: El rodaje fue cronológico con actores no profesionales y debutantes, ¿cómo fue el proceso?

R: El casting fue un año en el que vimos a 5.000 personas y yo supervisé personalmente todas las entrevistas. No puedo ponerme a escribir sobre un personaje femenino de quince años porque es absurdo, no se nada de eso, y hablando con las chicas aprendo: me cuentan historias duras como intentos de suicidio, cómo es su vida junto a sus familias, sus juegos. Eso está en la película, son personajes reales no un cliché.

Y que el rodaje fuera cronológico hizo que los niños se fueran encontrando con todas las situaciones y se hicieran preguntas. Era muy bonito que no conocieran el guión final y que soñaran con que los padres se fueran a reconciliar u otro tipo de alternativas. Se planteaban cómo reaccionarían si eso les pasara a ellos.

Fotograma de 'El amor de Andrea'

"A Vetusta Morla les pedí que fuera flamenco sin ser flamenco"

P: La imágenes eluden cualquier formalismo y apuestas por la transparencia, ¿qué filmografía te inspiró?

R: Por supuesto el cine francés, Truffaut, Ozu y películas como Una historia verdadera de David Lynch que es muy sencilla.

Buscaba la esencialidad porque en el rodaje no teníamos travelling, no teníamos grúa, no teníamos nada solo un trípode y una cámara. Era como volver al cine mudo de Chaplin donde puedes contar una historia y entrar en el corazón de unos planos bonitos sin necesidad de que sean artificiosos. Cádiz se ve muy bonita pero se observa siguiendo a la niña. Yo no he hecho ningún plano de calle.

P: Tras La hija repites con Vetusta Morla en la banda sonora y con un tema final junto a Valeria Castro, ¿qué les pediste para vestir la película a través de la música?

Se está viviendo un momento con la música en español increíble. Hay músicos que están triunfando por todo el mundo, te hablo de Vetusta Morla, Rosalía, C. Tangana, y del reguetón que a mi me encanta. La música en español es muy poderosa.

Con Vetusta me entiendo muy bien y son unos musicazos, les dije que hicieran algo diferente. Les pedí música de ida y vuelta con aire latino, un poco flamenco pero sin ser flamenco, que tenga influencia mediterránea. Algo orgánico que esté tocado con percusión, guitarras, cuerdas, muy sencilla y con pocos elementos.