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Análisis

Los conflictos internacionales ponen a prueba la búsqueda de una "voz propia" de la Unión Europea

  • A excepción de algunos países, la UE se ha mantenido unida a Kiev en la guerra con Rusia
  • El ataque de Hamás y la respuesta israelí ha generado divisiones en los Veintisiete

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Ursula von der Leyen y Roberta Metsola, en un debate del Parlamento Europeo
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola.

Brexit, pandemia, guerra en Ucrania, crisis migratoria y conflicto palestino-israelí. En menos de tres años la agenda internacional ha puesto a prueba, en diferentes frentes, a la Unión Europea (UE) y su búsqueda de una "voz propia" y "unida”, que la haga erigirse como un actor fuerte frente a otros gigantes como Estados Unidos, China o Rusia.

Conciliar las sensibilidades de sus 27 Estados miembros e incluso de sus instituciones no está siendo tarea fácil. Así lo demuestran, por ejemplo, las confusiones en los últimos días en torno a la posición de la UE en el conflicto palestino-israelí por la visita de la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, a Tel Aviv sin esperar un consenso comunitario. También la tensión entre Polonia y Ucrania por las 'crisis del grano' o el desafío del mandatario húngaro Víktor Orbán a la UE al encontrarse el miércoles con el presidente ruso, Vladímir Putin, pese a la condena europea a la guerra.

“La Unión Europea tiene un papel preponderante en ámbito internacional, agrupa unos 500 millones de ciudadanos y somos uno de los mayores mercados del mundo. Deberíamos tener una voz propia más unificada y capacitada para ciertos asuntos y ser un actor tan relevante como China o Estados Unidos”, afirma a RTVE.es el profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad CEU San Pablo de Madrid, Cosme Ojeda, que considera que las disputas embarran el “trabajo que se hace detrás” para “enfriar” conflictos o enviar ayuda humanitaria a Ucrania o a Gaza.

Para abarcar el conflicto palestino-israelí, la Unión Europea, bajo la presidencia de turno española, ha activado el llamado “dispositivo de crisis”, que ya se utilizó para la guerra de Ucrania, y este sábado Pedro Sánchez participa en una cumbre en Egipto sobre la situación en Oriente Medio. “Europa busca la autonomía estratégica, pero es muy complicado avanzar entre las sucesivas crisis. Uno de los 'hándicaps' que tiene es que no tiene una política exterior común, sino que es la agregación de muchos intereses, haciendo difícil tomar decisiones. Hay propuestas para avanzar en un modelo federal, pero no se ha consolidado", dice, por su parte, la profesora de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid, Ruth Ferrero.

Nacido precisamente del conflicto - pero de la Segunda Guerra Mundial – así como de la necesidad de una alianza económica, el Mercado Único de la Unión Europea cumple 30 años en marcha. En su camino, tan solo un miembro, Reino Unido, ha abandonado la alianza, mientras casi otra decena de países, entre ellos Ucrania, Moldavia o los Balcanes Occidentales, se mantienen en la sala de espera hasta una posible ampliación que podría transformar la UE tal y cómo la conocemos.

La UE en Ucrania, nuevo refuerzo de unidad tras la pandemia

La guerra de Ucrania supuso, aunque de manera abrupta, un incentivo para la unión de los Veintisiete, incluso para un acercamiento de Reino Unido tras su salida. Este movimiento, posiblemente inesperado, hasta para el presidente ruso, Vladímir Putin, se ha mantenido firme en su apoyo mayoritario al Gobierno de Kiev, y ha conseguido hechos históricos: la imposición de sanciones contra Rusia y la financiación de armas para un país en guerra ante la falta de un ejército propio de la UE - más allá del que tiene cada Estado -.

La palabra “mayoritario”, en este caso, es importante. Algunas naciones como Hungría se han mostrado contrarias a las sanciones y se mantienen cercanas a Moscú, como se ha evidenciado en el aniversario de la Nueva Ruta de la Seda en Pekín, donde se ha visto a los líderes de ambos países estrechándose la mano y hablando de manera cercana. También ha habido disputas con Polonia, que retiró su apoyo en armamento a Ucrania por un conflicto de precios motivado por el bajo precio del grano ucraniano, que alzó la protesta del campo polaco ante la imposibilidad de competir con sus productos.

El presidente ruso Vladimir Putin (d) se reúne con el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, al margen del Foro Nueva Ruta de la Seda en Pekín, China

El presidente ruso Vladimir Putin (d) se reúne con el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, al margen del Foro Nueva Ruta de la Seda en Pekín, China Kremlin/DPA vía Europa Press

"Hubo bastante acuerdo entre casi todos los miembros de que Kiev no debía perder la guerra y tuvieron algo más de tiempo para preparar los escenarios. Además, al tratarse entre dos Estados consolidados era relativamente más fácil establecer posiciones", asegura el investigador del CIDOB Héctor Sánchez Margalef.

A las claves del éxito, se añaden "resultados visibles como la afectación económica a Rusia, su aislamiento y la acogida de refugiados". Se hicieron hechos concretos y estaban funcionando", indica, por su parte, Francisco Fonseca, director del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Valladolid. Ferrero, sin embargo, va más allá y, aunque celebra que se actuara "de manera unida, asertiva y rápida", considera que no se aprovechó el momento para "profundizar en la elaboración de una política exterior común". "Y eso - apostilla - se ve ahora en el conflicto en Oriente Medio”.

Con la unión en torno a Ucrania, se consolidaba una senda de colaboración que había dado sus frutos en la pandemia de COVID-19, cuando los Veintisiete se unieron para la compra masiva de deuda, de vacunas y la elección de su primera inoculación - suerte de números - el 27 de diciembre de 2020. También con versos sueltos: Alemania, Hungría y Eslovaquia, lo hicieron antes. Esta fue, sin duda, una de las grandes pruebas de fuego a las que hizo frente la UE, tras la separación de Reino Unido, para comprobar si la credibilidad en la Unión se mantenía o había quedado tocada por la experiencia británica.

La respuesta en Oriente Próximo vuelve a remarcar las diferencias

El ataque de Hamás a Israel ha puesto a prueba, una vez más, la capacidad de la Unión Europea para hablar con una sola voz, pero con un extra de dificultad. Oriente Próximo es un terreno complejo para los países europeos, en los que se aglutinan diferentes sensibilidades con respecto al conflicto palestino-israelí. Mientras Ursula Von der Leyen se apresuraba a apoyar el “derecho a defenderse” de Israel ante el ataque indiscriminado contra civiles de Hamás y a visitar Tel Aviv; en otras corrientes se alzaban las voces críticas sobre las represalias israelíes sobre Gaza, dejando a la UE en una posición complicada.

“La Unión Europea, desde hace muchos años, lleva estando desaparecida en la zona. Además, cada uno de los Estados miembros tiene una posición y una visión debido a su historia, que dificultan mucho los acuerdos. Por lo tanto, solamente aceptan principios como la defensa del derecho internacional o que no se cometan crímenes de lesa humanidad”, dice Ruth Ferrero.

Para Francisco Fonseca, sin embargo, la UE puede ser un interlocutor válido en el conflicto por “estar a la cabeza en la petición de los dos Estados, tener fondos de ayuda a Palestina y legislación para evitar el antisemitismo”, asegura. Esta oportunidad, considera Sánchez Margalef, se perdió cuando Von der Leyen visitó Israel "volviendo a la imagen de 'doble rasero'" de la que la UE en Oriente Medio "lleva intentando desprenderse desde hace tiempo". "Fue un error, precipitado por la propia iniciativa de Von der Leyen y por un escenario muy cambiante. Un movimiento descoordinado puede tener muchas consecuencias en la imagen de la UE y que todo el trabajo hecho quede sepultado", indica.

En este contexto, se puso el foco también en los fondos de ayuda al desarrollo en Palestina y si estos habían contribuido a la financiación del ataque. Los ministros de Exteriores se reunieron de urgencia con esa polémica y el jefe de diplomacia europea, Josep Borrell, dijo al finalizar el encuentro, que una inmensa mayoría de los socios estaban convencidos de que había que seguir proporcionando ayuda a Palestina y estableció unos mínimos: Israel tiene derecho a defenderse, hay proteger a la población civil, Hamás tiene que liberar a los rehenes, y cualquier acción, venga de quién venga, tiene que respetar unos límites.

“En Oriente Medio, Europa está buscando una voz propia. A veces se escucha el eco de lo que dice el Pentágono, pero, socialmente, en los pueblos europeos hay corrientes a favor de Palestina y la UE tampoco busca que se extienda el problema”, explica el profesor Cosme Ojeda, sobre las manifestaciones que se han sucedido en los últimos días por toda Europa.

Migración, el reto de la ampliación y la pluralidad de las decisiones

Los conflictos externos no han sido los únicos obstáculos que se han atravesado en el camino de la UE. Las diferencias sobre cómo abordar las tres dependencias europeas (energética, militar y suministros industriales), así como la transición ecológica, entre otras, también ha creado tensiones. Una de la que las que más enrocados mantiene a los socios es la crisis migratoria, por lo que, en la pasada cumbre de Granada, se propuso hacer una reforma europea, que provocó la protesta de Polonia y Hungría. "La cuestión migratoria se lleva trabajando desde el año 1999 y todavía no conseguimos ponernos de acuerdo, ni tan siquiera incorporando postulados que, históricamente, había defendido las extremas derechas en relación con el control y la externalización de fronteriza. Siguen pidiendo más", argumenta Ferrero.

Entre los puntos favorables podría señalarse el Mercado Unitario, según Cosme Ojeda. Pese a incidentes como el de este jueves en el que agricultores franceses han bloqueado la entrada de camiones con vino español, suele funcionar de manera generalizada y permite la alimentación de miles de personas en toda Europa. "Hay aspectos que mejorar, pero la UE ha hecho milagros en el terreno económico todos estos años. Actuaciones que parecían imposibles, puesto que los Estados mantienen muchas de sus competencias, se han hecho realidad a través de la negociación", explica.

La Unión Europea podría pronto ampliarse, como dejó patente también la Cumbre de Granada. “Sin ninguna duda, fortalecerá el bloque europeo. Y cambiará tanto a las instituciones como a los propios países. Van a tener que hacer cambios para adaptarse", dice Francisco Fonseca. "Es más un aviso a Rusia de que Europa no solo va a permanecer unida, sino que iba a cobijar a aquellos que consideramos de los nuestros frente al agresor ruso", opina Ferrero.

Más voces, no obstante, requieren mayor complejidad a la hora de la toma de decisiones, por lo que la propia Unión ha reconocido que es necesario adaptar sus instituciones para agilizar los posicionamientos. "No es algo que sea sencillo y no va a ser de un día para otro. Va a requerir una importante reforma. Si esa transformación supondrá una mayor unión o se sumará a la lista de roces, solo lo podrá juzgar el tiempo y la historia", concluye Héctor Sánchez Margalef.