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Análisis

Los orígenes de Hamás: de Sansón a Colorado

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Palestinos ondeando banderas nacionales y de Hamás
Palestinos ondeando banderas nacionales y de Hamás

En el otoño de 1989, cuando todavía no había muros en Gaza, nos dirigimos a una pequeña oficina desde donde la gente podía hacer llamadas al extranjero. La información que nos habían proporcionado apuntaba a que el joven propietario sabía en qué consistían las siglas del nuevo Movimiento de Resistencia Islámico en boca de todos: Hamás o Jamás.

No se sabía que aquel grupo radical surgido de la Primera Intifada, nacida en el campo de refugiados de Jan Yunis al sur de la Franja en diciembre de 1987, iba a acabar enterrando la hegemonía de la OLP de Yaser Arafat en forma de oposición frontal a todos sus acuerdos con Israel.

En el local de Gaza, explicamos al dueño que buscábamos datos sobre aquel nuevo "Jamás"; que queríamos entrevistar a alguno de sus miembros. Prácticamente sin mediar palabra, desapareció en la trastienda y regresó todo vestido, y tapado, de negro. Se sentó y nos dijo:

– Empiecen con las preguntas.

Una de sus respuestas se ha quedado impresa en mi memoria.

– Ya que no podemos elegir cómo vivir, vamos a decidir cómo morir.

Por aquel entonces, la ignorancia sobre el nuevo rumbo que iban a tomar Oriente Próximo y el mundo hacía difícil dilucidar que Hamás hundía sus raíces en la Hermandad Musulmana de los egipcios, una sociedad religiosa de asistencia para la masa de pobres olvidados por las atroces desigualdades sociales en los países árabes. Su líder fue el maestro Hassan al Banna, pero su padre intelectual era Sayyid Qutb.

Al parecer, según un artículo de Omar Sacirbey en The Washington Post, fue la canción Baby, it´s cold outside, la oda a un amor de invierno con su ritmo de jazz, lo que hizo al estudiante Qutb, becado en la universidad de Colorado, ver la luz sobre los efectos nocivos del hedonismo cultural americano. Algo de lo que los musulmanes debían huir como de la peste porque, según él, acabaría por anular su identidad.

Después volvió a Egipto y el resto es historia, como lo que está pasando en Israel y Gaza, esta última la base de la cárcel de Sansón, según el Libro de los Jueces del Antiguo Testamento.

A las puertas de la Franja, el cuarto ejército del mundo tiene 300.000 efectivos –apoyados desde el mar por portaaviones norteamericanos–, que se preparan para arrasar lo que desde 2007 es el feudo de Hamás. Con la llamada a Egipto, por parte de Israel, para que acoja a los habitantes de Gaza condenados a seguir siendo refugiados de por vida.

El eje Teherán-Damasco-Beirut-Gaza

La Primera Intifada acabó con la primera guerra del Golfo en 1991. La segunda –de 2000 a 2003–, con la siguiente guerra contra Irak, que acabó con la invasión y la división del país en sendas guerras regionales.

Desde 1989, Hamás se ha ido asociando con los grupos radicales islámicos que han funcionado bajo el paraguas del Irán de los ayatolás, empezando por Hezbolá, las milicias libanesas chiitas del partido de Dios pro-iraní y un Estado dentro del Estado fallido libanés, otra red de asistencia social.

En Líbano, tanto los cristianos maronitas, ortodoxos, drusos, como los sunitas de Amal les miran cuanto menos con recelo. Hezbolá controla la salida al mar Mediterráneo de Irán, vía Siria, si bien la voladura de su terminal en el puerto de Beirut le asestó un duro golpe.

El pasado mes de enero, cuando viajamos a Irán, asistimos a una celebración multitudinaria en la gran mezquita nueva de Teherán. Con la cúpula religiosa del país y del gobierno presente, las banderas de Hezbolá y Hamás ondeaban incansablemente sobre los presentes.

El país atraviesa la peor crisis económica de su historia debido a las draconianas sanciones impuestas por la comunidad internacional, hasta el punto que se ha retirado el dinero de la circulación y solo se puede pagar con tarjetas de bancos locales. Los jóvenes, que son más del 70% de los 85 millones de habitantes del país, sueñan con irse para dejar atrás su vida en el medioevo.

El círculo, o los círculos de la cooperación entre Teherán y Gaza, el eje Teherán-Damasco-Beirut-Gaza, no se ha dilucidado. Hasta el portavoz militar israelí Nir Dinar ha dicho que “no tenemos evidencias, ni pruebas de inteligencia sobre la participación de Irán en esto”. "Pero sería ingenuo pensar que el sábado día 7, a las 6:30 de la mañana, alguien se despertó en Irán sorprendido por lo que estaba pasando", ha añadido.

En el centro de Teherán sigue la primera plaza que cambió de nombre tras la Revolución Islámica de 1979, la del Palacio, ahora llamada de Palestina. Como si desde hace cuatro décadas el epicentro de Oriente Medio no hubiera acabado todavía de asentar las nuevas placas tectónicas que no paran de moverse.