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Tiroteo en EE.UU.

Uvalde, un pueblo "roto" tras la matanza: "Esta sociedad está enferma, la muerte de estos niños es inaceptable"

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Uvalde llora a las víctimas de la masacre: "Ya eran angelitos de antes, pero ayer agarraron sus alitas"

Uvalde no puede creer la masacre que vivió el martes, cuando Salvador Ramos, un joven de 18 años, armado con un fusil de asalto disparó indiscriminadamente a los alumnos del colegio de primaria de la localidad matando al menos a 19 niños y dos profesores. Ahora, 24 horas después del asalto, esta localidad texana es un pueblo "roto" y se ha convertido en el protagonista de la mayor matanza escolar de la última década en Estados Unidos.

"No puedo imaginar pasar por eso con uno de mis nietos. Mi corazón está roto", dice Adele Martínez, una abuela de la localidad.

"Es muy, muy duro ver lo que ha pasado hoy aquí como abuela", añade Adele. "Sí, es muy duro", se reafirma pensativa. Ella no ha acabado de asimilar lo ocurrido. "Nos conocemos y ha sido trágico", especifica.

Hacia las 11:30 de la mañana de este martes, el joven irrumpió armado en la Escuela Elemental Robb, donde disparó y mató a la veintena de menores que encontró dentro del centro. Antes de salir al colegio, Ramos hirió a su abuela de gravedad, que permanece ingresada. De hecho, Ramos publicó en un mensaje en sus redes sociales que iba a herir a su abuela y que iba a ir a la escuela de primaria de Uvalde a disparar.

"Mi pequeño amor ahora está volando con los ángeles allí arriba", recuerda en un mensaje de Facebook, Ángel Garza, cuya hija, Amerie Jo Garza, ha sido asesinada en el tiroteo. "Por favor, no des un segundo por sentado. Abraza a tu familia y diles que los amas", reflexiona un día después de haber perdido a su hija.

"Esta sociedad está enferma, la muerte de estos niños es inaceptable”, asegura el arzobispo de la Archidiócesis de San Antonio, Gustavo García-Siller, al diario local 'San Antonio Express'.

"Mi mejor amiga, mi alma gemela, me la quitaron"

Entre las víctimas mortales no solo hay menores, también se encuentran dos profesoras, Eva Mireles e Irma García. "Mi mejor amiga, mi alma gemela, me la quitaron", dice la hija de Eva, Adalynn Ruiz, en otro mensaje publicado en Facebook.

"Gracias por amar conmigo de la mejor manera y por criarme para ser tan fuerte. Todos los que te conocen saben lo extrovertida y divertida que eras. Echaré de menos tu risa para siempre".

El tiroteo ha conmocionado a la localidad, y es que en este pequeño pueblo de 16.000 habitantes situado a hora y media de San Antonio, Texas, todos se conocen. "Sí, conozco a las familias con hijos en la escuela, pero los nombres de las víctimas no se han dado a conocer, así que no sé cuáles perdieron a sus hijos", cuenta Paul Martínez, vecino también.

Paul fue concejal de Uvalde durante varios años y conoce a la mayoría de sus residentes. "Son buenas personas, son buena gente. Mi corazón está con ellos y mis condolencias también para ellos", añade.

Una tristeza que será persistente

El dolor tardará en desaparecer de sus tranquilas calles, según opina Paul. "Hoy es un día muy triste, y ya no solo hoy, sino en los días venideros", cuenta.

El autor de la masacare, Salvador Ramos, había estudiado en ese colegio con anterioridad. Se compró un rifle, una pistola y un chaleco antibalas el mismo día que alcanzó la mayoría de edad, unos pocos días antes de cometer la masacre.

"Se siente como si una nube negra se cerniese sobre la ciudad", cuenta Adolfo Hernández, otro vecino de Uvalde. El sobrino de Adolfo se encontraba en el colegio en el que se produjo el tiroteo.

"Cosas así nunca pasan aquí. Así que cuando escuchas algo así, quieres pellizcarte y despertar de esta horrible pesadilla", concluye Adolfo intentando hacerse a la idea de que está vez les ha tocado a ellos vivir la "pesadilla" que se repite cada cierto tiempo en algún instituto estadounidense.