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El maltrato en la España rural, una realidad silenciada

  • El 73 % de las asesinadas por violencia de género en España vivían en municipios con menos de 100.000 habitantes
  • Las víctimas que viven en el medio rural tardan una media de 20 años en denunciar a su agresor por la presión social

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El maltrato en los pueblos afecta al 50 % de las mujeres
La mitad de las mujeres que vive en los pueblos españoles sufre algún tipo de maltrato.

La violencia de género en la España vaciada está silenciada, en algunos casos normalizada, y es invisible según las mujeres que viven en entornos rurales. Comando Actualidad analiza esta semana cómo se vive el maltrato en los pueblos, donde todo el mundo se conoce.

Merche, Vanesa, Nazaret, Ana Bella, Libertad o Macarena son algunas de las supervivientes que cuentan en primera persona una realidad, la de la violencia machista, que, según la última Macroencuesta de Violencia sobre la Mujer, afecta a más del 50% de las mujeres en nuestro país, por el simple hecho de ser mujeres: desde acosos puntuales a violaciones o agresiones físicas.

El reportaje analiza qué sucede en España para que uno de cada cinco jóvenes varones de 15 a 29 años no reconozca la violencia machista. Actualmente, los condenados por violencia de género son la tercera causa de ingreso en prisión en España, según el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz. ¿Sabemos detectarla? ¿Qué pasa cuando no hay golpes? ¿Cuáles son los desafíos que tenemos por delante?

Un tercio de las mujeres asesinadas este año por violencia de género vivía en el entorno rural

Cuarenta años viviendo con su maltratador

Merche volvió al pueblo de su madre escapando del miedo después de convivir durante más de 40 años con su maltratador. “Seguí con él por miedo”, asegura Merche al tiempo que anima a otras mujeres a contarlo cuanto antes: “Que denuncien, que denuncien; que lo hagan. Total, van a terminar igual que yo”. Su exmarido intentó matarla y la apuñaló. Fue condenado a nueve años de cárcel.

Las mujeres que, como Merche, viven en entornos rurales tardan una media de dos décadas en denunciar la violencia machista. Son datos del primer estudio sobre el maltrato en entornos rurales elaborado por FADEMUR, la Federación Española de Asociaciones de Mujeres Rurales. “Llevan más tiempo escuchando juicios de valor, sabiendo que sus vecinos lo saben. El silencio es más cómplice en las zonas rurales”, asegura Mamen Vidal. Es abogada y coordinadora del Centro de la mujer Rural en Yátova, un pueblo de Valencia de 2.000 habitantes. Han creado centros itinerantes para atender a mujeres que están sufriendo abusos y no tienen medios para desplazarse a las ciudades.

La barrera de vivir en entornos cerrados para las víctimas de violencia de género del mundo rural

Las supervivientes apenas tienen lugares en los que refugiarse para proteger sus vidas sin sentir la presión social de las pequeñas localidades en las que viven donde, quien más quien menos, tiene algún vínculo familiar o de relación.

“Es el primer lugar donde me acogieron y el primer lugar donde fui libre”, dice emocionada Ana Bella al entrar en la casa de acogida que le salvó la vida. “Con 29 años ya era una mujer maltratada pero me di cuenta de que si estaba sana y viva y no era totalmente una víctima, era una superviviente”, cuenta. Una noche hizo acopio de valor y con sus hijos acudió a una comisaría a poner una denuncia. La infraestructura que existe en nuestro país posibilitó que Ana Bella fuera a vivir a una casa de acogida en la que pasó 20 años.

Secuelas en un brazo de mujer por las lesiones producidas por la agresión de su marido.

La violencia machista es la tercera causa de ingreso en prisión. COMANDO ACTUALIDAD

La dependencia económica

La dependencia económica es otro de los factores que influyen en el silencio que cubre la violencia de género en las zonas rurales. Yana Franco es profesora en la Universidad Complutense, da clase sobre violencia de género y economía en un máster sobre igualdad. “Las mujeres se ven muy afectadas por el reparto de papeles, los sueldos, las pensiones… ambos son inferiores por el hecho de ser mujer y estamos obligadas en muchos casos a depender de un segundo suministrador de renta”, asegura. “Poca gente sabe que la reducción de jornada, que sobre todo piden las mujeres para cuidar a los hijos, repercute al final en la pensión y nos obliga a depender de los maridos o caer en la pobreza”, explica Franco.

Uno de cada cinco varones entre 15 y 29 años niega la violencia de género y la considera una invención ideológica. Este dato, además, ha empeorado en los últimos cuatro años: se ha duplicado el número de jóvenes que piensan así. La cifra la aporta la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción. Stribor Kurik, sociólogo director del estudio, asegura, que “también hay un porcentaje importante de jóvenes que cree que el feminismo va en contra de los hombres, incluso uno de cada diez dice que la desigualdad no existe”.