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UE

Polonia, ante un callejón sin salida tras la decisión de su Constitucional sobre la legislación europea

  • El fallo del Constitucional polaco amenaza uno de los pilares de la UE: el de la prevalencia de la legislación comunitaria
  • La Comisión ha amenazado con congelar los fondos de recuperación
  • El gobierno polaco se ha colocado en la disyuntiva de adaptar su ordenamiento jurídico o abandonar la Unión

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Las banderas de Polonia y la UE unidas durante una manifestación frente al Tribunal Constitucional
Las banderas de Polonia y la UE unidas durante una manifestación frente al Tribunal Constitucional

La decisión del Tribunal Constitucional de Polonia de establecer la primacía de la legislación polaca sobre la de la Unión Europea está provocando algo más que un quebradero de cabeza a Bruselas.

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se vieron las caras este pasado martes en un tenso debate en el Europarlamento, en el que la mayoría de los grupos pidieron a la Comisión que actuara. Y es seguro que la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que tiene lugar este jueves y viernes tratará este asunto, pese a que no está en la agenda oficial y no se espera una decisión.

La situación es tan complicada que Morawiecki ha tenido que negar públicamente que su intención sea abandonar la UE, el llamado 'Polexit' (con analogía con el Brexit británico), después de que miles de ciudadanos salieran a la calle para mostrar su adhesión a la Unión (el 80% de la población polaca se declara "europeísta").

Pero el primer ministro polaco insiste en que los tratados europeos no pueden infringir la Constitución nacional, desafiando así uno de los principios de la Unión.

Salida de la UE o adaptación del ordenamiento jurídico

La pelota está en el tejado de Polonia, según los analistas con los que ha hablado RTVE.es.

"La decisión del Constitucional polaco no tiene mucho recorrido desde el punto de vista jurídico, pero sí político", explica José Ángel López Jiménez, doctor en Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales y profesor en la Universidad de Comillas.

"No puedes argüir que hay algo que ha quedado vulnerado en tu Constitución por los tratados de adhesión - abunda - porque desde el punto de vista del derecho comunitario e internacional la cosa está clara. Tienes dos opciones: cambiar el ordenamiento jurídico interno, como se hizo en España con los cambios en la Constitución, o retirarte de la Unión".

"La UE no es una cárcel, es una asociación voluntaria de Estados regida por normas, principios y valores", insiste.

Existe el antecedente del Constitucional alemán, que declaró ilegal el acuerdo del Banco Central Europeo para comprar deuda, en contradicción con la postura del TJUE, provocando así una crisis institucional que se solucionó con un acuerdo del Bundestag.

En el caso alemán, nadie dudaba de la independencia de sus jueces, ni del compromiso europeísta de sus gobiernos. En el caso de Polonia, en cambio, el origen del conflicto está, precisamente, en el afán del Ejecutivo del partido ultraderechista Ley y Justicia para controlar a la judicatura.

"Tiene mucho más que ver con la propia evolución política de partidos muy nacionalistas que están teniendo pulsiones autoritarias, como en el caso de Hungría" - subraya López Jiménez, quien destaca que una parte importante de la población de ambos países no comparte este tipo de posturas.

Un peligro para la UE

La UE, no obstante, no puede permitirse el lujo de no responder, como ha advertido reiteradamente Von der Leyen, a una decisión que cuestiona uno de sus pilares: el de la prevalencia del derecho de la unión sobre los nacionales.

"Si se intentan socavar determinados principios y valores que forman parte esencial del proyecto europeo, ahí vería cierto peligro, desde el punto de vista político: el de marcar o crear una inercia en otro tipo de estados, una especie de UE a la carta", admite el profesor López Jiménez. "Si de lo primero que se pretende prescindir es de estos principios y valores, el proyecto europeo no tiene ningún sentido. Los principios y valores deben de ser innegociables".

Mira Milosevich-Juaristi, investigadora principal del Real Instituto Elcano, recuerda que "la primacía de las leyes europeas es la clave de la integración europea, porque la legislación y las leyes están en el corazón de su existencia". Por ese motivo, "este desafío puede socavar todo el proyecto de la UE".

Las vías de que dispone Bruselas incluyen castigos que ya quiso imponer la UE a Polonia por su reforma judicial: procedimientos de infracción para llevarla ante el TJUE como los de 2017 y 2018; la suspensión del derecho de voto que se estipula en el artículo 7 y con la que ya amenazó a los polacos hace cuatro años (pero para la que se necesita unanimidad); la amenaza de sanciones; y presionar al país con cortar las ayudas europeas, la vía más probable y efectiva.

El 60% de la inversión pública polaca proviene de fondos europeos. La UE ya acordó condicionar la recepción de los fondos de recuperacíon postpandemia al respeto del estado de derecho, aunque pasando antes por el TJUE. Varsovia espera 36.000 millones de euros para su plan de recuperación.

"La UE, más allá de esto, no tiene ninguna acción que iniciar", afirma López Jiménez.

En cualquier caso, los tratados prevén que un estado pueda pedir la salida del club, como hizo Reino Unido con el Brexit, a través del artículo 50, pero no la expulsión de un miembro.

Milosevich-Juaristi lamenta otro daño indirecto a la Unión, el de tener que dedicar esfuerzos a esta querella interna en un momento de recuperación post-pandemia e importantes cambios geopolíticos mundiales. "La debilita, porque en estos momentos debería enfocarse en la recuperación y en convertirse en un actor con autonomía estratégica. Tiene mucho que hacer. Y en lugar de eso hay que lidiar con Polonia que ahora no reconoce algo que habían reconocido cuando aceptaron entrar en la UE".

El Grupo de Visegrado se mantiene al margen

Polonia ha recibido el apoyo expreso de Hungría tras el fallo del Constitucional, pero no de los otros dos países del llamado Grupo de Visegrado: República Checa y Eslovaquia. El grupo se apoya mutuamente en algunos aspectos, como el rechazo a acoger cuotas de refugiados, en lo que coinciden con los gobiernos de Eslovenia y Austria.

Sin embargo, los países menores del grupo no pueden llevar su enfrentamiento con la UE hasta el extremo de Polonia, porque tienen incluso menos autonomía económica.

Las posturas que mantiene el Grupo de Visegrado, que a menudo chocan con los postulados de diversidad y libertad individual que dice defender la UE, plantean la pregunta de si la ampliación de la UE a Europa del Este, en 2004 se produjo demasiado rápido.

24 horas - El desafío inédito del Grupo de Visegrado a la UE - Escuchar ahora

"Hubo una respuesta rápida porque Occidente se sentía en una deuda con la 'otra Europa', países que habían caído bajo la influencia de la URSS durante la Guerra Fría. Occidente quería reparar este error histórico", explica Milosevich-Juaristi.

Sin embargo, la democracia, que en Europa occidental tardó siglos en asentarse, no puede implantarse sin más, y además los países del Este partían de un fuerte nacionalismo, primero anti-ruso, y que ahora recela de una mayor integración en la UE.

La investigadora del RIE cree que el "rechazo rotundo" de los países del Grupo de Visegrado a "depender de un centro lejano que les dicta lo que tienen que hacer" tiene raíces históricas que se remontan hasta su pertenencia al Imperio Austro-Húngaro. "Pero dicho esto, hoy son todos miembros de la UE y la OTAN, y no es un grupo homogéneo", puntualiza.

"Es más rápido cambiar el sistema económico que cambiar completamente el sistema político y de principios y valores, eso requiere mayor tiempo de adaptación", argumenta por su parte el profesor José Ángel López Jiménez. "Este tipo de transiciones en el mundo de los valores requiere un tiempo e incluso quizá, desde el punto de vista de la educación, que las nuevas generaciones que ya viven en la UE se habitúen. En las manifestaciones que hemos visto en Polonia lo que predomina es gente muy joven".