Enlaces accesibilidad

"Ya no se escucha el canto de los pájaros": cómo la erupción ha trastocado la vida de los animales de La Palma

  • Los expertos, sorprendidos por la rápida adaptación de las aves, aunque especies como el cernícalo cambian sus costumbres
  • Otros animales, como los lagartos, desaparecen por falta de alimento, ya que la ceniza ha cubierto toda la vegetación

Por
Cuervo afectado por la erupción del volcán de La Palma
Cuervo afectado por la erupción del volcán de La Palma.

"Impacta mucho cuando entras en la zona de exclusión. Solo se oye el rugido infernal del volcán, no se escucha el canto de los pájaros ni hay esa alegría de la naturaleza". El vulcanólogo Rubén López es uno de los pocos que ha podido ver de cerca cómo la erupción de La Palma ha transformado radicalmente la vida de los animales que hasta hace pocos días habitaban la zona.

El estallido del volcán, hace dos semanas, obligó a desalojar a miles de vecinos y la colada de lava posterior sepultó más de un millar de edificaciones, además de cultivos, granjas y todo lo que encontrara en su imparable paso hasta el mar. Pero más allá del daño humano y económico, también los animales salvajes y domésticos se han enfrentado a una situación inédita.

"Lo primero que nos llama la atención es que nos cuesta oír a las aves", relata a RTVE.es Félix Medina, biólogo del Cabildo de La Palma. Su equipo está monitorizando la presencia y comportamiento de los animales en los alrededores de la colada de lava, y ya han empezado a notar importantes cambios.

Por ejemplo, algunos animales, como los cernícalos, han transformado sus hábitos. "Vemos que están atacando a otros pájaros, cuando normalmente se alimentan de pequeños lagartos, ratones o invertebrados", sigue Medina, citando los hallazgos de su compañero, el investigador del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología-CSIC Manuel Nogales.

Ahora, estos pequeños animales han desaparecido. Muchos han muerto por "el calor, el humo y la ceniza" del volcán, mientras que otros han podido escapar, huyendo de una zona donde su principal alimento, la vegetación, ha quedado recubierta de ceniza.

Los biólogos han percibido también cómo las aves son más propensas a acercarse a los humanos. Algo que notó López en los primeros momentos tras la erupción, cuando colaboró con las autoridades en el rescate de unas gallinas que vagaban sueltas muy cerca del volcán. "Yo he tenido gallinas y son muy dóciles, pero estas venían a ti del miedo, del hambre, de la sed. Era una pasada", recuerda.

"Las aves están mucho mejor adaptadas a las erupciones"

Los expertos presentes en la isla tenían el temor, durante los temblores que precedieron a la erupción, de que esta saliera en otro punto de la isla, lo que hubiera salido fatal para una especie propia de la isla.

"Si llega a salir algo más al sur es posible que hubiera afectado a una especie endémica de La Palma y amenazada en peligro de extinción, el saltamontes áptero de El Remo, acotado a una pequeña zona", señala Medina. Ahora su equipo estudia qué afección puede tener en esta especie y en otras la caída de ceniza, que se extiende por toda la isla.

A pesar de ello, el biólogo destaca su sorpresa por la rápida adaptación de muchos animales a las nuevas condiciones de la zona. "Nos da la sensación de que las aves están mucho mejor adaptadas a los procesos eruptivos en las islas. Son capaces de sobrevolar la colada", explica. Muchas de ellas hacen escala en las kipukas, un término hawaiano que hace referencia a las "islas" de tierra que han quedado completamente rodeadas por la lava y que se han convertido en un lugar de descanso para las aves.

Los científicos han visto cernícalos, ratoneros, cuervos, o murciélagos volar a apenas un kilómetro del volcán. "Te preguntas '¿Qué hace el bicho este volando por aquí?'", bromea Medina.

La naturaleza de las islas está habituada a coexistir con volcanes

Víctor Melo, profesor y presidente de la Asociación Volcanes de Canarias, recuerda que "la naturaleza de las islas está habituada a coexistir con volcanes". El volcán "salió en una zona que no afecta a un espacio natural, por lo que el impacto no ha sido muy grande".

La isla de La Palma es, en su integridad, Reserva de la Biosfera, ya que su aislamiento y la propia vida volcánica ha creado un espacio único para la biodiversidad, con 244 especies endémicas de fauna y flora de la isla. Sin embargo, la zona de afectación del nuevo volcán no es la más valiosa a nivel natural. Está en un terreno "muy modificado por la acción humana", aclara Medina, relativamente lejos de los preciados bosques de laurisilva del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, donde el máximo impacto es, de momento, la llegada de la ceniza.

El rescate del corazón ganadero de La Palma

Además de los animales salvajes, la lava se ha llevado por delante decenas de corrales y granjas del corazón ganadero de La Palma. Muchos de ellos fueron trasladados a un espacio donde habitualmente tiene lugar la feria de ganado. Allí hay más de un centenar "en sombra y con gente atendiéndolos", asegura Sergio Rodríguez, alcalde de El Paso, uno de los municipios más afectados.

Los animales "están fuera de la zona de exclusión, alejados del volcán" y "los dueños pueden ir cuando quieren", subraya. Al principio de la emergencia, antes incluso de la erupción, los ganaderos fueron llevando allí sus animales. Sin embargo otros muchos, con las prisas, tuvieron que ser liberados y en los primeros días se los encontraba sueltos cerca de la colada de lava, desorientados.

Las patrullas encargadas de recogerlos pidieron ayuda a los científicos presentes en la zona, ya que contaban con mejores trajes de protección. Fue el caso de López, vulcanólogo del Instituto Geográfico Nacional, quien en esos primeros momentos vio "perros, gatos y muchas gallinas". Rememora que estaban asustadas por el ruido "infernal" del volcán.

Otros muchos animales siguen solos en las fincas, sin tener la oportunidad de huir durante la evacuación de unas 6.000 personas en los primeros días, y solo fue a partir del pasado jueves cuando las autoridades permitieron el paso de sus dueños para alimentarlos.

Refugios improvisados para perros y gatos

Otros de los afectados fueron los animales domésticos. Muchos dueños no pudieron evacuarlos con ellos y han sido trasladados a espacios improvisados, como un instituto en el municipio de Los Llanos, donde en un primer momento llegó a haber cerca de 100 mascotas.

Allí, o a un espacio similar de El Paso, llegan animales perdidos encontrados por vecinos o por las fuerzas policiales. Mientras no se encuentre a sus dueños, muchas familias se ofrecen como casa de acogida, pero denuncian la falta de un albergue en la isla para casos como este, ya antes de esta emergencia.

Refugios improvisados para perros, gatos y otros animales de la Palma que también huyen del volcán

Estos espacios, tanto el de acogida de mascotas como de animales de granja, no tienen fecha de cierre y "van a estar habilitados en tanto en cuanto sea necesario", asevera Rodríguez.

Los peces, desaparecidos semanas antes de la llegada de la lava

Más allá de la tierra la firme, la llegada de la colada de lava al mar ha creado una plataforma de varias hectáreas y ha transformado por completo el ecosistema marino. El contacto del magma con el agua ya ha provocado "una decoloración del océano, que se está volviendo verde o turquesa, variaciones de temperatura, de florescencia, reducción del oxígeno, etc.", según enumera el oceanógrafo Eugenio Fraile, desde el buque científico Ramón Margalef, donde su equipo monitoriza el impacto de la erupción sobre este valioso ecosistema marino.

Todo ello ya ha provocado que las especies fijadas al fondo marino hayan quedado "aniquiladas". Los peces por su parte, escaparon desde antes de que llegara la lava. "De hace dos meses a acá han ido a menos los peces, no sabíamos por qué era, pero ya sí", ha contado a TVE Bruno Monzón, pescador de Tazacorte.

La erupción del volcán sepulta el sector pesquero de Tazacorte

En el principal puerto pesquero de la isla, más de un centenar de familias viven de la pesca, pero desde antes de la erupción muchas de las especies marinas abandonaron la zona. Fue similar a la erupción del volcán submarino Tagoro, en El Hierro, en 2011.

En un primer momento los gases tóxicos del volcán "contaminaron" el agua al sur de El Hierro, pero en un plazo de tres años no solo se recuperó la vida marina, sino que incluso aumentó la biodiversidad de la zona, gracias a los nutrientes y el calor que aportó el Tagoro. A ello ayudaron las restricciones a la actividad pesquera impuestas por el Gobierno canario y que contaron con la fuerte oposición de los pescadores de la isla.

Ahora, Fraile pide confianza a los que viven de la pesca pese a un escenario en el que denuncian pérdidas de 3.000 euros al día. "Sé que es difícil decirles a los pescadores que no va a haber peces en tres años, es descorazonador, pero nuestros datos nos dicen que en este plazo puede estar no igual, sino mejor", asegura Fraile, que también ha monitorizado el volcán Tagoro en los últimos años.

Un "laboratorio al aire libre"

En la zona terrestre donde han avanzado las diferentes coladas pasará algo parecido, aunque probablemente con tiempos más largos, según los expertos. "El volcán lo que hace es mineralizar, volver a activar el suelo. Los primeros en llegar serán los líquenes, los musgos, pequeñas plantas, etc.", asegura Melo.

Según Medina, todo dependerá de si se posa la ceniza encima de la roca. Esto permitiría que se creara un "nuevo suelo" y "facilitará que se asiente la vegetación, que lleguen las aves, los lagartos, etc.". Parte de la zona donde entró en erupción el Teneguía, en 1971, ya está recubierta de esta esperada vegetación.

"Esto será como pasó en Lanzarote, un laboratorio al aire libre donde ver cómo la vida recupera su espacio", remata con esperanza Melo.