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Un estudio del IDIVAL concluye que la cirugía mayor podría acelerar el Alzheimer

La mitad de los individuos sanos mayores de 64 años empeoraron cognitivamente después una intervención ortopédica

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Sede del Instituto de Investigación Valdecilla (IDIVAL)
Sede del Instituto de Investigación Valdecilla (IDIVAL)

El Instituto de Investigación Valdecilla (IDIVAL) y el University of Bonn Medical Center han dado un paso más en el conocimiento del Alzheimer, mediante los resultados de un estudio que concluye que la cirugía podría ser un factor promotor o acelerador de la enfermedad. A esta conclusión se ha llegado tras constatar que la mitad de los individuos sanos mayores de 65 años empeoraron respecto a su estado previo tras ser sometidos a cirugía ortopédica. Para ello, los investigadores efectuaron test cognitivos y obtuvieron muestras de líquido cefalorraquídeo para determinar los niveles de beta-amiloide durante la anestesia.

Nueve meses después, volvieron a realizar los mismos test cognitivos, y el resultado arrojó que la mitad había empeorado y aquellos que tenían niveles alterados de beta-amiloide tenían un patrón compatible con el inicio del Alzheimer, en el que predominan los problemas de la memoria. Aunque el fenómeno del deterioro cognitivo tras la cirugía se conoce desde hace tiempo, había pocos estudios que lo constataran fehacientemente, relacionándolo directamente con el Alzheimer. De ahí que este análisis suponga un gran avance en el conocimiento de la enfermedad, uno de los mayores retos de salud pública al que se enfrenta nuestra sociedad.

El deterioro cognitivo tras la cirugía se conoce desde hace tiempo, pero había pocos estudios que lo relacionaran directamente con el Alzheimer.

Una de las principales autoras del análisis, Carmen Lage,  señala que “es frecuente, en las consultas, que los familiares refieran que los problemas de memoria de los pacientes comenzaron tras una operación o un ingreso hospitalario”. Un dato clínico que “nos hizo plantearnos si la cirugía desencadena la aparición de los síntomas en un cerebro previamente afectado”, apunta Lage. “Antes de la cirugía las puntuaciones de los test de memoria de los sujetos con niveles anormales de beta-amiloide eran indistinguibles de los sujetos con niveles normales y, sin embargo, tras la cirugía, eran significativamente peores”, ha apuntado.

Deterioro cognitivo

La conclusión que extrae, por lo tanto, en palabras de la investigadora del IDIVAL es que la cirugía mayor puede desencadenar distintos patrones de alteraciones cognitivas, dependiendo de la presencia o ausencia previa de cambios patológicos de Alzheimer. Mientras que los sujetos sin patología amiloide muestran un deterioro que no afecta a la memoria, probablemente asociado a factores intrínsecos a la propia cirugía, aquellos con patología amiloide sufren un deterioro cognitivo que afecta predominantemente a la memoria, y que es consistente con las primeras manifestaciones clínicas de la enfermedad de Alzheimer y por tanto asociado a mayores probabilidades de progresión a demencia.

Por su parte, el investigador principal del estudio, Pascual Sánchez-Juan, ha insistido en la misma hipótesis, añadiendo que el progresivo envejecimiento de nuestras sociedades y la mejora en la técnica quirúrgica hace que cada vez se opere a más individuos, más ancianos y más frágiles. Según Sánchez-Juan, mientras que en la evaluación pre-quirúrgica se revisa siempre si la función cardiaca o respiratoria van a soportar la cirugía, no se evalúan habitualmente las potenciales consecuencias de la operación para el cerebro del paciente. “Nuestros resultados abogarían porque los estudios de evaluación pre-quirúrgica incluyan en el futuro test cognitivos, e incluso el análisis de biomarcadores de Alzheimer”, ha señalado.