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La lucha contra el estigma de las víctimas indirectas del terrorismo yihadista

  • Raquel Alonso fundó y preside la Asociación contra el Radicalismo Extremista y Víctimas Indirectas
  • Ha relatado su vida y su experiencia con Nabil Benazzou en el libro 'Casada con el enemigo'

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Una imagen de Raquel Alonso de Francisco.
Una imagen de Raquel Alonso de Francisco.

Raquel Alonso de Francisco nunca pensó que una noche de junio de 2014 los geos irrumpirían en su casa y detendrían a su marido. Y tampoco que aquel joven marroquí del que se había enamorado años atrás acabaría en una célula terrorista yihadista, la Brigada Al Ándalus, conocida también como la célula de la M-30, por ser la mezquita de la M-30 de Madrid uno de los lugares donde se reunían sus miembros.

Ella era directora de comercio y desarrollo de negocio, pero se le cerró el mercado laboral cuando arrestaron a su marido. No ha podido rehacer su vida profesional, ha tenido que cargar con el estigma de ser la mujer del enemigo. Y sus hijos con el de ser hijos de un terrorista.

Raquel nunca se radicalizó, siempre se mantuvo al margen de las actividades de su exmarido a pesar de que él insistía en que se reuniese con las mujeres de los otros yihadistas de la célula.

Fundó la Asociación contra el Radicalismo Extremista y Víctimas Indirectas

Hoy, Raquel se enfrenta, en medio de las amenazas, al terrorismo yihadista desde la Asociación contra el Radicalismo Extremista y Víctimas Indirectas (ACREAVI) que fundó y preside.

Para ella, además de la protección y cuidado de sus hijos, lo importante es ayudar a las personas que pueden encontrarse en la misma situación que ella vivió y sufrió.

"ACREAVI es una asociación que tiene dos objetivos principales: la detección y la prevención y ayudar a las víctimas indirectas. Yo no soy reconocida como víctima terrorista pero tampoco como víctima de violencia de género, aunque viví con un señor una tortura psicológica de 4 años al igual que mis hijos. Colaboro con universidades, con las fuerzas de seguridad del Estado, intentando aportar la mayor información posible dentro de mi experiencia vivida durante esos 4 años y de lo que aprendí de todos esos libros que él me traía, toda la información que me daba. Creo que tiene un valor importante. Luego está la investigación que hemos ido haciendo y la ayuda a las familias. Me han llegado familias rotas, que no entienden nada, no entienden por qué un hermano cambia y deja de quererlos y deja su perro y cambia su vestimenta y va a la mezquita y dice a sus padres que son unos infieles. Son familias rotas por el dolor", asegura.

Relató su experiencia con Nabil Benazzou en el libro Casada con el enemigo

Relatar su vida y su experiencia con Nabil Benazzou en el libro Casada con el enemigo fue de alguna manera su forma de gestionar su dolor y de apoyar a otras personas.

Es una obra que ayuda también en el estudio de un tema tan complejo como los procesos de radicalización.

Portada del libro 'Casada con el enemigo'.

Durante la pesadilla que vivió y con la intención de alejar el foco de su marido hacia sus hijos y que fijara su adoctrinamiento en ella, Raquel fingió su conversión al islam.

“Yo era la que me levantaba a las cuatro de la mañana a rezar, era la que me leía todo lo que él me pedía en árabe, era la que hacía ramadán. No consiguió adoctrinarme, pero sí someterme”, afirma.

Fueron cuatro años de soledad, angustia y desesperación. “Creo que es una guerra silenciosa que nos puede tocar a todos, a mí me tocó y me costaba mucho pensar, yo tenía que canalizar todo ese dolor. La primera forma que encontré para canalizar ese dolor fue luchar contra ellos. Si me quedaba en una esquina, al fin y al cabo, tampoco iba a ser libre. Entonces, decidí hablar, primero por mis hijos, por intentar quitarles la mochila que él les había cargado. Además, queramos o no, en esta sociedad se estigmatiza, se duda y se preguntan cómo había podido estar 20 años casada con este señor y no saber nada. A pesar de que nadie me culpaba, yo tenía que demostrar que efectivamente no tenía nada que ver. Mientras las otras mujeres seguían a sus maridos, yo lo que hacía era irme con mis hijos al parque y así quedó demostrado. Fui la única mujer a la que el juez no llamó a testificar”, relata.

Radicalización en aumento en las cárceles y durante el confinamiento

Le preocupa la radicalización en aumento en las cárceles e incluso durante el confinamiento, momento en el que recibió varias llamadas de socorro de familias que notaban que sus hijos podrían estar pasando por un proceso de radicalización.

“En estos temas lo importante es la rapidez de intervención. Si lo pillas a tiempo, es posible porque yo soy como un negociador y negocio con sus propios argumentos. Eso es algo que tenemos que entender desde Occidente. Si intentamos luchar contra el terrorismo yihadista desde nuestra postura, no lo vamos a conseguir nunca. Si no nos ponemos en sus mentes, si no conocemos su ideología, es imposible que lleguemos a buen puerto”, explica.

Raquel ha invertido en estos últimos años su patrimonio en su trabajo, sin subvenciones de ningún tipo, pero confiesa que “por cada familia que veo sonreír y que saco de ese agujero oscuro donde yo estuve inmersa 4 años me doy más que por satisfecha”.

Detalle del rostro de Raquel Alonso.

Advierte también sobre el papel de las mujeres en este terrorismo yihadista y sobre el hecho de que muchos las vean como víctimas, un tema sobre el que conversamos con ella a raíz del debate sobre la posible repatriación de las yihadistas españolas del Daesh detenidas en campos bajo control de las milicias kurdas en el noreste de Siria.

“Ellas se fueron con sus hijos, se fueron con sus esposos, pero yo creo que cualquier persona mayor de edad que entra en tierra de conflicto y que sabe que se está incorporando a un califato y a un grupo terrorista es totalmente consciente de lo que está haciendo. Pueden ser, además de captadoras, adoctrinadoras, pueden acometer cualquier atentado terrorista, aparte de que son las responsables de los menores y esos menores los están educando ellas. Alguien que no renuncia a su ideario que quiere retornar aquí supone un peligro para nosotros, no solo por ellas, por ellas, ellos y los menores”, asegura de forma tajante.

La Brigada Al Ándalus fue desarticulada en 2014

Tres de esas yihadistas del Daesh estaban casadas con miembros de la célula de la M-30. Se fueron en 2014 a Siria. Ellas también se reunían al tiempo que sus parejas y hay ordenes de detención internacionales contra ellas. La Brigada Al Ándalus adoctrinaba y reclutaba yihadistas para enviarlos a Siria. Fue desarticulada en 2014.

En 2016, 9 de sus miembros fueron condenados a distintas penas de cárcel. La dirigía Lahsen Ikassrien, ex-preso de Guantánamo.

Raquel recuerda bien cómo su marido quería que ella también se reuniese con las otras mujeres y que se fuera con él a Siria.

“Al igual que las otras mujeres yo tenía que entrar dentro del círculo, su familia también tenía que pertenecer a ese adoctrinamiento. En mi casa solo se hablaba de religión. Me decía: '¿Por qué no nos vamos a vivir fuera? Por ejemplo, Siria. Se vive muy bien. Tú vas a vivir muy bien. No vas a trabajar, los niños en el colegio, yo me voy a la guerra y luego vengo, como cualquier trabajo'. Para él era algo natural y para ellas igual. Él me lo vendía como un paraíso como hacen todos los captadores. Pero realmente nada más lejos de la realidad”.

Lucha por la patria potestad de sus dos hijos

Ahora, su objetivo es privar a su exmarido de la patria potestad de los dos hijos que tuvieron. El juicio está señalado para octubre, si no hay un nuevo aplazamiento.

Una imagen del juicio de los nueve detenidos de la denominada Brigada Al Andalus.

"Espero lógicamente que se me adjudique la patria potestad", asegura, "para mí será una liberación muy grande, pero sobre todo para mis hijos porque mis hijos es lo que quieren. Ellos tienen derecho a ser libres. Ellos tienen derecho a caminar sin ninguna mochila de nadie, ellos quieren cambiarse los apellidos, ellos quieren empezar una nueva vida. Yo creo que tienen derecho. Yo voy a seguir con esta lucha porque decidí emprenderla hace 5 años y no voy a parar y me da igual lo que dure. Pero mis hijos tienen derecho a ser libres y a vivir sin esa mochila. El problema será también cuando él salga de la cárcel dentro de unos 2 años”.

Raquel nos revela la complicada situación en la que se encuentran, como ella, las víctimas indirectas de este terrorismo yihadista: “Para poder tener acceso, por ejemplo, ahora con el coronavirus, a una ayuda o una subvención, me tengo que empadronar y para eso o para cualquier cosa tengo que ir y pedir permiso a este señor a prisión porque no tengo la patria potestad de mis hijos. Yo considero que, si un Tribunal Supremo considera a un señor un peligro para la seguridad nacional, ¿cómo no lo va a considerar un peligro para sus propios hijos? Debemos de empezar a luchar por estos menores para que no se conviertan en futuros yihadistas”.

Y prosigue: “Cuando este señor fue detenido, a mis hijos les dejo una mochila tan grande que ha sido muy, muy, muy duro poder sacarlos adelante porque claro el referente soy yo, porque yo sigo ocultándolos. yo no me he ocultado, pero a mis hijos si los tengo que ocultar, los tengo que proteger y eso es muy, muy duro”.

Su exmarido mostraba vídeos de decapitaciones a su hijo

Para Raquel tampoco es lógico que se permita a los terroristas yihadistas detenidos tener contacto con sus hijos porque así tienen capacidad de seguir adoctrinándolos: “Yo siempre lo he dicho y hay algo que a mí me escama, es decir, ¿por qué se permiten esas visitas de menores a detenidos yihadistas que están en prisión? Se permiten convivencias familiares con estos niños, realmente lo que estamos permitiendo es que ese progenitor siga adoctrinando a estos menores, con lo cual estamos fomentando la creación de nuevos yihadistas”.

Recuerda con horror cómo su exmarido mostraba videos de las acciones del Daesh y de decapitaciones a su hijo y le hablaba de los infieles a la niña: “Noté que no solo era una radicalización religiosa cuando mi hija me dijo que la había llevado al cementerio para mostrarle donde están los infieles. Un día, cuando llegué a casa, me encontré a mi hijo llorando. Me dijo que su padre le había estado enseñando vídeos de cómo se mata a los infieles cortándoles el cuello y haciéndoles explotar”.

Imagen de Alonso caminando con su libro por un parque.

Relata que la pesadilla comenzó en 2011 cuando falleció su suegro. Su exmarido empezó a ir a la mezquita de la M-30 y allí conoció a un grupo de feligreses con los que emprendió el camino de la radicalización y acabaron constituyendo la Brigada Al Ándalus. A partir de ese momento comenzó el verdadero infierno para Raquel y sus dos hijos: “Empezó a aislarse, se volvió arisco con los niños y cruel conmigo. Dejamos de tener alcohol, música y televisión en casa”.

Para Raquel los terroristas yihadistas como su exmarido son una potencial amenaza cuando salgan de la prisión donde siguen radicalizados y los programas de desradicalización no son efectivos: “Esta lacra que tenemos, esta guerra silenciosa, no va a acabar nunca. Cuando ellos dicen “voy a hacer la yihad”, ya de igual, si han llegado a territorio sirio, si han sido capturados y están en prisión. Desde el momento en que dicen “voy a hacer la yihad”, ya están haciéndola. Por su ideología y su ideario van a salir con más rabia, con más ira, porque les hemos impedido cumplir su objetivo. Entonces, creo que es un reto y una amenaza que hay que tomar muy, muy en serio”.