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Coronavirus

Irritabilidad, tristeza, trastorno del sueño y depresión: la factura de la cuarentena para los más pequeños

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La psicóloga Andrea Ollero: "Es prioritario que los niños salgan si el riesgo de contagio lo permite"

Marcos y Gonzalo tienen siete y cinco años y se alegraron al saber que seguirían sin volver al cole. Más tiempo para jugar con los Playmobil en el jardín. "Están contentos y nosotros no estamos mal con ellos. Lloran un poco a veces sin saber por qué, pero es normal", dice su madre, Patricia.

Cinco semanas de encierro son más que suficientes para Bea y sus tres hijos de entre dos y siete años "Ayer estaba desesperada y los saqué un momento: a uno lo llevé a por el pan, al otro al cajero y a la pequeña a la carnicería, solo hay que cruzar la calle. Los cogí de la mano como el que saca al perro, solo un momento. Es que los niños necesitan el aire, necesitan correr y descargar energía. Están más irritables". La casa se les cae encima: "Estamos en 70 metros cuadrados los cinco, ya me gustaría tener un patio", nos cuenta.

Estamos en 70 metros cuadrados los cinco, ya me gustaría tener un patio

Irritabilidad, tristeza y depresión son los tres síntomas que más sufren los niños durante el confinamiento, según un estudio publicado en la revista científica Journal of pediatrics sobre el fin de la cuarentena en China. "Están más pegajosos, picajosos, encima de los papás. También sufren falta de atención, rabietas...", explica Ignacio Málaga Diéguez, presidente de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP). Si la cuarentena no se alarga demasiado, no cree que tenga repercusión en su desarrollo ni deje secuelas en los pequeños, aunque también dependerá de la atención y el apoyo emocional que reciban durante el encierro, y la actividad física y mental que realicen.

Que los niños puedan salir a pasear

"Por supuesto que lo más determinante es la seguridad. Pero si se puede salir progresivamente, los niños son prioritarios. Tienen necesidades básicas de movimiento y de estimulación sensorial que influyen en su desarrollo", explica Andrea Ollero, vocal del Colegio Oficial de Psicología de la Comunidad Valenciana, en Televisión Española. "Están en viviendas muy diferentes, con familias muy diferentes, pero salidas cortas y controladas para niños menores de seis años sería muy beneficioso para todos", ha dicho.

El grupo más vulnerable son los niños entre tres y seis años porque tienen menos herramientas para enfrentarse a problemas de este tipo

"El grupo más vulnerable son los niños entre tres y seis años porque tienen menos herramientas para enfrentarse a problemas de este tipo. Los mayores tienen ya más resiliencia, saben enfrentarse a los problemas y entienden mejor lo que se les explica", cuenta el neuropediatra Ignacio Málaga.

Un niño juega junto a la ventana en su quinta semana de confinamiento

Un niño juega junto a la ventana en su quinta semana de confinamiento RUBÉN BLANCO

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha reconocido el gran esfuerzo de niños y familias en el confinamiento y ha asegurado que se estudia la posibilidad de relajarlo, pero aún "no es el momento". Prudencia, cautela y asesoramiento experto se imponen por ahora a la petición de las familias, que miran a otros países que permiten a niños y adultos hacer ejercicio al aire libre. O a Italia, que a pesar de los datos, levantó hace dos semanas el confinamiento total de los niños.

Este martes Fernando Simón reconocía que se está estudiando: "Que los niños puedan salir con sus familiares, con los que conviven a diario, a la calle". Una medida posible siempre que haya "mecanismos adecuados para implementarla y controlar los abusos", ha añadido, descartando que se implemente antes en unas comunidades que en otras, a pesar de las diferencias en la evolución de la pandemia: "Uno de los aspectos positivos de las medidas es el hecho de haberlas implementado homogéneamente a partir de la comunidad donde la evolución es más rápida, eso ha beneficiado a todas".

La Asociación Española de Pediatría ha creado un comité para asesorar al Gobierno sobre las mejores opciones para la "desescalada", el momento de suavizar el confinamiento de manera progresiva. Los pediatras están a favor de adelantar la salida de los pequeños, manteniendo todas las precauciones. "Pensamos que es bueno para los niños aflojar un poquito el encierro, pero los que saben más de salud pública y medicina preventiva creen que es pronto. Hay que ponerse de acuerdo", nos explica Ignacio Málaga.

Los mayores también sufren

Mateo, Elsa y Greta ocupan todo el salón jugando con sus coches. La cuarentena pone a prueba la paciencia de los padres.

Mateo, Elsa y Greta ocupan todo el salón jugando con sus coches. La cuarentena pone a prueba la paciencia de los padres. BEATRIZ SÁNCHEZ GÁLVEZ

"Los tengo todo el día encima, más cariñosos", cuenta Bea. Con siete años, el mayor pasa por una fase "desafiante, me reta, está más respondón. Dice que está harto de mis normas. Y como castigo le digo que le quito la Nintendo, que se la tengo racionada porque si no se pasa todo el día, sería eso y mirar videos de YouTube, y eso no es sano", explica esta profesora de Audición y Lenguaje. Su profesión la ayuda a organizarse: tiene un horario de estudio para los tres niños para no caer en el caos de tareas. "Hay que reconocer que en algunos coles se pasan mandando cosas", dice

Niños y adolescentes han perdido rutinas y relaciones sociales. "Mamá me aburro, mamá no entiendo los deberes, mamá cuándo puedo salir a la calle...". Una cantinela que se repite "veinte veces al día". Rosi tiene dos hijas de 13 y 14 años. Sus brazos son la extensión de su teléfono móvil. Lo primero que harán cuando puedan salir es "quedar con los amigos y ver a los abuelos". Las chicas comprenden los riesgos y hay cierta preocupación por los mayores.

Con ellos también hacen videollamadas, aunque sus interlocutores habituales son los compañeros de clase. Las pantallas son la salvación y el mayor peligro, para los adolescentes.

"Se encierran en sus tecnologías, que les ayudan a seguir en contacto con sus amigos, publicar en redes sociales... Así no están totalmente aislados". Pero el estudio sobre el fin de confinamiento en China revela el riesgo: "Los adolescentes son noctámbulos y hay que limitar el uso de la tecnología porque se descontrolan. Hay riesgo de romper la rutina de sueño, algo que ya les pasa a muchos: trastorno por desfase horario. Volver a los ritmos normales llevaría luego tiempo, puede haber bajo rendimiento académico", resume a RTVE.es el neuropediatra Ignacio Málaga.

Secuelas a largo plazo

El trastorno por desfase horario sí podría ser frecuente si la cuarentena se alarga, nos dice. No cree que haya consecuencias a largo plazo para niños ni adolescentes ni "estrés prostraumático" después del Covid-19. "Esto no es una guerra, que deja en los niños secuelas ampliamente estudiadas", y no precisamente por el confinamiento.

El trastorno por desfase horario sí podría ser frecuente si la cuarentena se alarga

Sí hay pequeños que lo pasan peor "dependiendo de su vivencia familiar. Es un caso dramático porque hay muchos fallecidos. Puede haber más sufrimiento si el niño pierde a alguien cercano, a varios abuelos. Pero hablar de estrés postraumático por un confinamiento en casa de unas pocas semanas con tu familia, no lo creo". Ve más similitudes con un largo invierno en el norte de Europa, por la falta de contacto social y de luz. Y cree que no sabremos hasta qué punto afecta a los niños hasta dentro de unos meses, cuando "veamos las consultas por depresión, por falta de atención... ".

La psicóloga Andrea Ollero tampoco cree que el ritmo en el desarrollo o el aprendizaje de los pequeños esté en peligro: "No creo que haya consecuencias en las capacidades de los niños, que enseguida se adaptan a nuevas situaciones. Unas pocas semanas no producen cambios permanentes a nivel de comportamiento. Pero luego sí tendrán un periodo de adaptación".

Malos hábitos

También está de acuerdo en que las características socioeconómicas y culturales de cada familia serán determinantes en la experiencia de cada uno. Algo que influye, por ejemplo, en la alimentación.

El excesivo sedentarismo y los malos hábitos alimenticios tienen ya una consecuencia cuantificable en los pequeños: un aumento de peso del 5%, de media, y un kilo más de grasa. Lo advierte en un comunicado la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO). No es un daño uniforme: "Afectará a cada niño en función de su peso al inicio, su estado de forma física y su ambiente familiar", cuenta Francisco Tinahones, jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario Virgen de la Victoria (Málaga).

Después del confinamiento habrá que reconducir la dieta para revertir estos efectos. Intentar evitarlos es lo deseable, aunque es difícil en una situación de encierro donde la comida es, para muchos, un entretenimiento: "Si se hace diariamente un aporte extra en la dieta de unas 200-250 Kcal (que se puede alcanzar solo con el consumo adicional diario de, por ejemplo, varias galletas), en un mes se habrán acumulado aproximadamente entre 6.000 y 9.000 Kcal, lo que se traduce en un incremento de un kilo de grasa", apunta Susana Monereo, jefa del Servicio de Endocrinología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

Dos niños saltan en el sofá de su casa. Relajar las normas y multiplicar la paciencia es vital para sobrellevar el confinamiento.

Dos niños saltan en el sofá de su casa. Relajar las normas y multiplicar la paciencia es vital para sobrellevar el confinamiento. JUAN ANTONIO TIRADO AYALA

¿Cómo prevenir?

Las redes sociales se han llenado estos días de familias mostrando como pasan el confinamiento: retos musicales, manualidades... En definitiva: atención. Las conclusiones del estudio chino son claras: "Sentido común, hacer cosas en familia, planificar el día... Y fomentar en los chavales una sensación de familia, de seguridad, de protección y unidad", nos dice Málaga.

También es importante hablar con los niños de una manera clara, que entiendan lo que pasa, resolviendo sus dudas. La psicóloga Mercedes Bermejo nos explicaba hace unos días cómo conectar con los más pequeños y sobrellevar las preocupaciones del confinamiento.

"Si no tuviera wi-fi, no sé qué haría", cuenta Juana mientras escucha cómo sus hijos juegan al fútbol en el pasillo. "La tablet y la tele, imprescindibles". "Están saltando en el sofá". Son frases de cualquier chat de padres estos días. Recuperar las rutinas llevará tiempo. Mientras tanto "multiplicar la paciencia y un poco de manga ancha" cuenta Málaga "por experiencia propia. Y si hace falta, los pediatras estamos aquí para atenderlos, a pesar del coronavirus".