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Despedir a un ser querido sin velatorio ni funeral: "Es inhumano no poder abrazarse en el dolor"

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El aislamiento por coronavirus impide a familiares despedir a sus seres queridos

Lejos de familiares, lejos de amigos y sin poder abrazar a las pocas personas que tienen cerca. De esa forma están afrontando la pérdida de un ser querido multitud de personas en España, donde las funerarias y los tanatorios han tenido que restringir la asistencia de personas, y donde se han establecido medidas de contención del coronavirus muy estrictas en los lugares en los que habitualmente se realizan ceremonias civiles o religiosas.

Las empresas funerarias atenderán los servicios mínimos necesarios para dar sepultura o incineración a los fallecidos, pero no se convocará a familiares ni amigos a los sepelios. Aunque la conserjería de Sanidad de cada comunidad establece unas normas concretas, lo más habitual es que haya una restricción del número de allegados que pueden acudir al entierro, para evitar aglomeraciones, han precisado desde el Gobierno.

En el caso de los fallecidos con COVID-19, no está permitido hacer apertura del féretro para una última despedida y no podrán acudir al cementerio los familiares que hayan estado en contacto con el fallecido y presenten síntomas. Los que no tengan síntomas deberán llevar mascarilla y guantes, además de respetar la distancia mínima de dos metros entre personas y evitar la manifestación de condolencias a través de abrazos o besos.

La restricción en los velatorios es para evitar "aglomeraciones" y contagios, explica Sanidad

“Nada suple el calor humano”

Vivir con ese dolor tan profundo es aún más complicado cuando las normas de aislamiento que impone el estado de alarma a todos los ciudadanos impiden el contacto físico habitual y hacen que los procedimientos ligados a la defunción de un familiar tengan que realizarse en soledad.

Santiago, que ha perdido a su padre hace solo unos días, mantiene la entereza, pero asegura que asimilar todo lo que está viviendo su familia desde que su padre llegó al hospital está siendo verdaderamente difícil.

No poder acompañarlo mientras estaba ingresado, dice, fue “criminal”, pero no poder mantener un contacto físico con los suyos tras la pérdida es algo “inhumano”.

“Es inhumano no poder abrazarse en el dolor. El olor, el contacto, el sentir que estás vivo junto a otra persona viva y que lloráis porque uno de los tuyos ha partido para siempre... Eso es necesario para no volverse loco y morir por dentro”, explica.

La familia se siente muy acompañada en la distancia por amigos y otros familiares, pero nada puede suplir el “calor humano”.

Se les ha prohibido el velatorio y el entierro tendrá que realizarse en la más estricta intimidad. "Será la soledad representada por seis hermanos y una madre despidiendo al que lo ha sido todo en la familia”, dice.

Trámites que son más duros en soledad

Mientras esa despedida íntima llega, Santiago ha tenido que ir solo al hospital para recoger las pertenencias de su padre, envueltas en bolsas precintadas que no podrán abrir hasta dentro de un mes. También ha tenido que firmar solo el acta de defunción, darle de baja administrativamente, organizar el entierro, elegir la corona y decidir un mensaje de despedida.

A la funcionaria que le atendió de madrugada en la funeraria siempre le está muy agradecido, dice, por haberle ayudado a elegir el féretro.

"Son despedidas íntimas en las que lloraremos con mascarilla y nos acariciaremos con guantes de látex"

“No es cierto que no se pueda sepultar y que sea obligatorio incinerar. Para mi madre es un consuelo tener a su marido en una sepultura”, precisa.

Tanto él como su madre y sus hermanos acudirán al cementerio en cuatro coches distintos porque uno de sus hermanos tiene fiebre y el resto forman parte de la población de riesgo. Además, las medidas de contención harán que sea más difícil y extraño el adiós: "Son despedidas íntimas en las que lloraremos con mascarilla y nos acariciaremos con guantes de látex", lamenta.

Un “duelo complicado”, según los expertos

En la ciudad de Madrid hay 15 cementerios municipales, y coincidiendo con el repunte de la pandemia se ha registrado un incremento del 80% de los entierros e incineraciones.

Hay familias a las que el fallecimiento se lo comunican por teléfono y esto inicia lo que los psicólogos llaman un “duelo complicado”.

“El duelo es un proceso de adaptación al dolor que produce una pérdida, hay elementos que contribuyen a que el duelo sea un proceso normal y otros que contribuyen a que aumente la vulnerabilidad a su complicación y uno de los aspectos que contribuye a que el duelo sea complicado es la imposibilidad de hacer un buen cierre con nuestros seres queridos y participar en ritos heredados por cultura o por creencias”, explica a RTVE.es José Carlos Bermejo, experto en humanización de la salud, en duelo y bioética.

No podemos abrazar, pero sí podemos sentirnos vinculados a la gente que nos quiere

Dadas las circunstancias, lo menos saludable, asegura, es recrearse en el drama y “buscar culpables”. Lo más apropiado es buscar alternativas y generar otros recursos para poder sentirse acompañados.

Con su opinión coincide el psicólogo experto en duelo Javier Barbero: “Ahora no nos podemos ver, no podemos tocar, no podemos abrazar, pero sí podemos sentirnos vinculados a la gente que nos quiere, por eso hay que poder darles herramientas, enviar mensajes o llamadas para que se puedan sentir conectados”.

Iniciativas para acompañar en la distancia

Para paliar el perjuicio que añade el distanciamiento a momentos tan duros, también existen los centros de escucha, consultas que en estos momentos se están haciendo de forma telefónica y que permiten a los afectados comunicarse con expertos en atención al duelo.

En el caso de las personas creyentes, añade Bermejo, muchos están sintiendo alivio gracias a una iniciativa que consiste en enviar cada noche oraciones por WhatsApp a personas que estén pasando por un momento de inestabilidad emocional.

Esa plataforma de mensajería se ha convertido en una herramienta muy útil para acompañar a estas personas, señala Silvia Melero, impulsora del proyecto Luto en colores. Repensar la muerte para celebrar la vida y del libro que lleva el mismo nombre.

Ella, periodista y experta en duelo, explica que el mensaje más importante que desde esa organización están lanzando en estos días es que “si ahora no le podemos rendir homenaje en grupo a nuestro seres queridos que han fallecido, podremos hacerlo más adelante”.

"Si ahora no le podemos rendir homenaje en grupo, podremos hacerlo más adelante”

Mientras tanto, señala, cada persona tendrá que confiar en sus capacidades para atravesar este proceso de duelo con herramientas que están dentro de ellos, "aunque muchos no lo crean".

Otra idea que está siendo de gran ayuda para algunas personas es crear un grupo de WhatsApp en el que compartir buenos recuerdos del familiar o el amigo que ha fallecido. Enviar al grupo la música que le gustaba o compartir mensajes sobre lo que supuso en sus vidas les está sirviendo, explica, para sobrellevar la ausencia en estos días de confinamiento.

“Esta situación nos está dando la oportunidad de vivirlo hacia dentro, de conectar con el dolor y de buscar el aprendizaje que hay en todo lo que estamos viviendo”, añade.