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Perfil

Abdelaziz Bouteflika, el último mandatario árabe del siglo XX

  • El mandatario, que renunció a un quinto mandato para acallar las protestas, ha anunciado su dimisión
  • Ha participado en la política del país desde 1962, cuando fue elegido ministro de Juventud, Deportes y Turismo a los 25 años

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Imagen de archivo del presidente de Argelia Abdelaziz Buteflika
Imagen de archivo del presidente de Argelia, Abdelaziz Buteflika

A los 82 años y gravemente enfermo, el presidente de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, ha anunciado su dimisión. Atrás quedan 57 años en los que siempre ha estado presente de alguna manera en la vida política del país, los últimos 20 como presidente.

Bouteflika nació en Uchda, ciudad marroquí a cinco kilómetros de la frontera con Argelia. De padres argelinos, es el segundo de nueve hermanos. Tenía 17 años cuando comenzó la guerra de la independencia argelina, que tuvo lugar entre 1954 y 1962, y tres años después decidió cruzar la frontera desde Marruecos para unirse al Frente de Liberación Nacional (FLN).

Logró ascender a comandante y al término del conflicto inició su carrera política al ser nombrado ministro de Juventud, Deportes y Turismo bajo el mandato de Ahmed Ben Bella, contaba con tan solo 25 años.

Desde entonces su ascenso fue meteórico, un año después fue designado ministro de Exteriores, convirtiéndose en el jefe de la diplomacia argelina más joven de la historia. Cargo que renovó en seis ocasiones.

El entonces Príncipe de Asturias, Juan Carlos de Borbón, conversa con  Abdelaziz Bouteflika durante su etapa como ministro de Asuntos Exteriores de Argelia en el Palacio de la Zarzuela.

El entonces Príncipe de Asturias, Juan Carlos de Borbón, conversa con Abdelaziz Bouteflika durante su etapa como ministro de Asuntos Exteriores de Argelia en el Palacio de la Zarzuela. EFE/ml

En 1965 conspiró junto con el ministro de Defensa, Huari Bumedian en el golpe contra Ben Bella. Bouteflika reforzó su posición como ministro de Exteriores y Argelia lideró los grupos revolucionarios y movimientos de independencia en la época del Movimiento de los No Alineados.

En 1974 destacó por sus habilidades de interlocución como presidente de la 29ª Asamblea General de Naciones Unidas, pero en 1975 adquirió mayor relevancia al negociar con éxito la liberación de los once ministros del Petróleo secuestrados junto con otras 31 personas por el terrorista Illich Ramírez Sánchez, alias Carlos.

Pérdida de influencia y exilio

Sin embargo, la muerte prematura de Bumedian en 1979 fue un mazazo para Bouteflika, que le llevó un tiempo recuperarse. Aunque estuvo a punto de ser designado presidente, finalmente fue nombrado ministro consejero por el coronel Chadli Beyedid. Bouteflika fue perdiendo influencia y, ante acusaciones de corrupción, se autoexilió en el año 81.

Hasta su vuelta en 1987, Bouteflika vivió entre Suiza, Francia y los Emiratos Árabes Unidos. En los 90 Argelia se sumió en una guerra civil tras un golpe de Estado militar que interrumpió un proceso electoral en el que el Frente Islámico de Salvación tenía todas las papeletas para ganar.

La guerra dejó más de 200.000 muertos y el país se vio golpeado por el terrorismo tanto de grupos terroristas islámicos como de las propias fuerzas armadas. En el 94 los militares le ofrecieron la presidencia interina, que rechazó haciendo valer que solo podría aceptarla "con todo el poder y todas las consecuencias".

Conquista del palacio presidencial

Su oportunidad llegó en 1999 al presentarse a las elecciones presidenciales como independiente con el apoyo de una amplia facción de las Fuerzas Armadas, del FNL y del Movimiento integrista moderado En-Nadha (MN). Bouteflika ganó con el 74% de los sufragios y desde entonces no ha abandonado al poder.

La guerra civil se inclinaba del lado del ejército y Bouteflika inició el llamado proceso de reconciliación nacional. Para ello, el 29 de junio de 1999 promulgó la Ley de Concordia Nacional o "ley del perdón", a la que el FIS respondión con el abandono de finitivo de las armas y el apoyo de su líder y de la que se beneficiaron más de 5.000 integristas sin delitos de sangre. Así concluyó la vía de acercamiento a las guerrillas islamistas que abrió su predecesor, quebró la resistencia de la parte más radical del Ejército y pacificó el país, que entró en una era de reconciliación y reconstrucción que aún no ha terminado.

En 2004 fue reelegido presidente con el 83,49% de los votos en unos comicios que fueron certificados por la comunidad internacional pero que volvieron a ser denunciados por su opositor, el general retirado Ali Benflis. En 2005 sometió a referédum su proyecto de "Carta por la paz y la reconciliación nacional" que recibió el apoyo del 97% de los votantes, pero el primero de sus achaques de salud sembró las primeras dudas sobre su capacidad y abrió la incertidumbre de la sucesión de un hombre que dominaba el país con puño de hierro junto a un estrecho círculo de militares y políticos conocido como "Le Pouvoir".

En febrero de 2011 hizo frente a una revuelta popular en su contra, coincidiendo con las revoluciones árabes. Las fuerzas de seguridad las reprimieron y el presidente hizo concesiones, como el levantamiento del estado de emergencia instaurado en 1992, y prometió reformas constitucionales.

Frágil estado de salud

En un estado de salud muy frágil desde 2013, Bouteflika pasa más tiempo en hospitales en el extranjero que en su país. Ese año sufrió un ictus, lo que no le impidió ganar las elecciones de abril de 2014 por cuarta vez a pesar de que la campaña la llevaron a cabo dirigentes de su equipo y no participó en ningún mitin.

Desde su ictus, Bouteflika no ha pronunciado ningún discurso, y sus últimas apariciones han sido a través de imágenes facilitadas por la prensa estatal, en las que se le puede ver en silla de ruedas. Apoyado siempre por el Ejército, desde que el deterioro de su salud se hizo palpable se ha hecho más evidente la existencia de un poder en la sombra ejercido por el círculo de poder que le protege y por su hermano Said, que ostenta el cargo de consejero presidencial.

Coincidiendo con su anuncio de optar a un quinto mandato, Bouteflika fue hospitalizado en Ginebra. Pero las multitudinarias manifestaciones en su contra por el descontento generado por su decisión le obligaron a reconsiderarla en un intento de acallar las protestas.

Sin embargo, no fue suficiente, las protestas han continuado cada viernes y han terminado por obligarle a salir de El Muradía, el palacio presidencial tras toda una vida entregada al poder, ahora queda por ver si el régimen también cede a la presión social o se mantiene.