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Mujeres y cambio climático: cómo la igualdad puede salvar el medio ambiente

  • Las mujeres son las más afectadas por el cambio climático y las que menos deciden en la lucha para frenarlo
  • Expertas en medio ambiente piden que se vinculen las políticas de género con las políticas contra el cambio climático

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Feminismo y cambio climático
La repercusión del cambio climático acentúa la desigualdad de género.

Las mujeres son las más afectadas por el cambio climático y las que menos representación tienen en los órganos de poder desde los que se lucha contra el fenómeno. Acabar con esa desigualdad es uno de los pasos hacia la transición energética “justa e inclusiva” que demandan algunas expertas en la materia que sí han llegado a trabajar en organismos internacionales y que defienden la necesidad de vincular las políticas medioambientales con las políticas de género.

"Es necesario que se incorporan mujeres en los óganos internacionales de gestión de los grandes acuerdos sobre el cambio climático. Y que tengan representación también en todos los niveles de administraciones públicas y de decisión", explica a RTVE.es Cristina Gallach, la Alta Comisionada para la Agenda 2030 encargada de coordinar la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU en España.

Gallach considera crucial que en la transición energética "el pilotaje en muchos aspectos venga dado por las mujeres", pero para eso subraya- tiene que haber paridad en los puestos "de decisión".

Por esa razón, una treintena de mujeres que en algún momento han ocupado un alto cargo dentro de las Naciones Unidas se han unido para difundir una carta abierta en la que denuncian la "regresión" en materia de género. Ese documento, al que ha tenido acceso RTVE.es, llama la atención sobre "la necesidad de alcanzar la total paridad de género y el empoderamiento de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, y sobre la importancia fundamental del multilateralismo como medio para lograrlo".

Carta abierta de mujeres líderes para exigir más representación

Bajo el lema "Mujeres líderes, voces por el cambio y la inclusión", llaman a "redoblar los esfuerzos existentes, que son insuficientes en muchos aspectos" frente a los "movimientos que ganan fuerza y buscan frenar los logros y erosionar los derechos obtenidos por las mujeres".

Entre las firmantes, además de Gallach (la única española), se encuentran la socióloga y política británica Valerie Amos; la antropóloga y economista costarricense Christiana Figueres; la expresidenta de Irlanda Mary Robinson; o la exdirectora general de la UNESCO, Irina Bokova.

"La lucha feminista y la lucha contra el cambio climático son dos caras de una misma moneda. Por una parte porque las mujeres sufren de una manera desproporcionada el cambio climático y por otra porque ellas movilizan proporcionamente más energía cuando se las incorpora a la lucha para frenarlo", explica Gallach, que entre 2014 y 2017 fue Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas para Comunicación e Información Pública.

Con ella coincide la responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace, Tatiana Nuño, que considera que dar voz a las mujeres en cuestiones medioambientales es un asunto “urgente” que repercutirá de forma positiva en un mundo que parece "no ser del todo consciente" de la amenaza que supone el cambio climático.

“Para mí la lucha frente al cambio climático y las proclamas feministas son de los mayores desafíos a los que se enfrenta actualmente el modelo productivo y deben ir de la mano porque aportan propuestas esenciales frente a la crisis ecológica y social que estamos viviendo”, recalca Nuño.

Ellas, las más afectadas por el cambio climático

Que la repercusión del cambio climático acentúa la desigualdad de género es un hecho, confirman ambas expertas. Así lo reflejan también numerosos estudios de los que se extrae que los peores efectos del calentamiento global y los índices más altos de pobreza se producen en las mismas zonas: sudeste asiático y África subsahariana.

Las consecuencias del cambio climático -aumento de los ciclones, olas de calor extremo, lluvias torrenciales, subida del nivel del mar, desertización o deshielo de los polos- tienen un mayor impacto en los sectores de la población que más dependen de los recursos naturales para su supervivencia o que tienen menor capacidad de respuesta ante amenazas naturales.

"Hay datos que señalan que el 80% de las personas desplazadas por cambio climático en el mundo son mujeres", apunta Gallach.

Las mujeres que residen en países en vías de desarrollo dedican gran parte de su tiempo a trabajar con los cultivos o a buscar alimentos, agua o combustible, labores que dependen en gran medida del clima. Además, representan una mayoría en las comunidades rurales que están más expuestas a la sequía y la desertificación. Según Oxfam, en la zona subsahariana, representan el 75% de la mano de obra pero poseen solo el 1% de la tierra.

Por otro lado, la tarea de recolectar biomasa recae principalmente en ellas y son también las que resultan más perjudicadas por los contaminantes químicos presentes en los productos de agricultura y quienes corren mayores riesgos de padecer pobreza energética. En 2016 había 1.100 millones de personas en el mundo sin acceso a la electricidad y, de esos, entre el 50% y el 70% fueron mujeres y niños.

También las mujeres son mayoría entre el número de fallecidos en desastres naturales, como ocurrió en el tsunami asiático de 2004, con más de un 70% de mujeres entre sus víctimas mortales.

Primeros pasos hacia la igualdad

“Las mujeres estamos fuera de la toma de decisiones de las políticas energéticas y climáticas que se hacen actualmente. Yo participo en muchos foros energéticos y climáticos, y los puestos de decisión están fundamentalmente ocupados por hombres”, señala la responsable de la campaña de Cambio climático en Greenpeace, que apunta que, concretamente, en el sector eléctrico es donde más desigualdad hay: solo un 8% de mujeres ocupa puestos "de poder".

No obstante, en los últimos años cada vez hay más mujeres que están luchando por el clima, como la secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, Patricia Espinosa; la ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera; la exministra francesa Ségolène Royal; la que fuera presidenta de Irlanda, Mary Robinson; o Anne Hidalgo, desde su puesto de presidenta de C40, y con sus políticas de sostenibilidad para París.

Nombramientos recientes también advierten de ese cambio hacia la inclusión de la mujer en decisiones relacionadas con el Medio Ambiente. Por ejemplo, el 21 de enero de 2019, Carolina Schmidt –ministra de Medio Ambiente de Chile- fue designada como presidenta de la COP25, la próxima conferencia anual sobre cambio climático de la ONU. Y la danesa Inger Andersen ha sido nominada este mes como directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, un puesto que, hasta la fecha, solo había sido ocupado una vez por una mujer.

Transición energética inclusiva

La paridad marca el camino hacia lo que Gallach y Nuño denominan como "transición energética inclusiva", que se traduciría en múltiples beneficios para el medio ambiente.

Ambas consideran que las mujeres, en líneas generales, están "más concienciadas" sobre el cambio climático que los hombres y están más dispuestas a emprender acciones para lograr una mejora. Asimismo, su conocimiento local permite que puedan jugar un papel imprescindible en la lucha para paliar los efectos de lo que también se conoce como "calentamiento global", explican.

Por ejemplo, en la India, en zonas en las que las mujeres lideran consejos locales el número de proyectos relacionados con el agua potable es un 62% mayor que en zonas donde el poder está en manos de hombres, según Naciones Unidas.

“Uno de los problemas es que tenemos un sistema energético basado en combustibles fósiles que está en manos de unas pocas grandes empresas, que son empresas muy masculinizadas, con puestos ejecutivos y de dirección ocupados por hombres”, subraya la responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace.

"Está costando tanto porque implica compartir poder, que ahora está en manos de una mayoría masculina de una manera aplastante. Hay tanta resistencia por todo lo que implica, pero confío en que cada vez más se va a ir equilibrando esta situación", añade Gallach.

Acción climática feminista

Por esa razón, uno de los elementos clave del cumplimiento de la agenda 2030, explica la Alta Comisionada, es avanzar en igualdad: "No se entiende esta agenda sin un esfuerzo muy muy profundo, lo máximo de profundo, con esa perspectiva de igualdad. Es una agenda para las personas, para que nadie se quede atrás, es una agenda para el respeto del planeta, y es una agenda para la prosperidad", recalca.

“La transición tiene que ser justa. A causa de los empleos que van a desaparecer por ir a un modelo energético cien por cien renovable va a haber muchas personas afectadas, pero si solo nos ocupamos de garantizar nuevos empleos a esas personas haremos que esos trabajos estén nuevamente ocupados por hombres”, agrega Nuño.

El pasado mes de diciembre el grupo Verdes/ALE en el Parlamento Europeo defendió en la última Cumbre Climática, celebrada en Katowice (Polonia), que las negociaciones climáticas y sus consiguientes políticas contemplen el mencionado impacto diferencial del cambio climático sobre hombres y mujeres.

El eurodiputado de EQUO, Florent Marcellesi, junto con la eurodiputada de los verdes suecos Linnéa Engström y Nuño presentaron un manual comunicativo sobre género y cambio climático, un documento que plantea una acción climática feminista y pide que no se desliguen las políticas de género de las políticas para luchar contra el cambio climático.