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Jane Magnusson "Si Ingmar Bergman tuviera 39 años ahora las mujeres no tolerarían su comportamiento"

  • La Seminci proyecta dos documentales sobre vida y obra del gran cineasta sueco

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Imagen de 'Bergman, su gran año', de Jane Magnusson
Imagen de 'Bergman, su gran año', de Jane Magnusson

Ingmar Bergman (1918-2007) exhibía su vida privada en sus películas. También fue un gran fabulador en su autobiografía y en los relatos orales sobre su vida. Y, todo cabe, un hombre introvertido que acabó aislándose. Total: un misterio de muchas capas.

Valladolid y la Seminci tienen una larga relación con el genio sueco. El séptimo sello, El manantial de la doncella y Los comulgantes triunfaron en el festival. Ahora, en el primer centenario de su nacimiento, el certamen proyecta dos documentales sobre su enigmática personalidad: Bergman, su gran año, de Jane Magnusson y Entendiendo a Ingmar Bergman, de Margarethe Von Trotta.

“Era alguien difícil de adivinar y, tras investigarle, me parece que el único lugar donde encontrarle es en sus películas”, explica Magnusson en Valladolid. Su documental indaga en 1957, el año en el que estrenó El séptimo sello y Fresas salvajes, dos de sus cimas. Por si fuera poco, estrenó cuatro montajes teatrales (dos de ellos grandes producciones) y dirigió un telefilm. Tenía 39 años, ya iba por su tercer matrimonio, y seis hijos.

“Su productividad era increíble. Era alguien que no se drogaba y no bebía. Su único vicio eran las galletas. Pero dormía muy poco y ponía el arte por encima de todo lo demás. Por eso ignoraba a sus hijos y fue un marido negligente”, explica.

Bergman, su gran año nace de la admiración y la subraya. Pero también del deseo de su directora de tocar temas privados que, en Suecia, casi no se rozan debido al estatus casi divino de Bergman. “Fue un gran cineasta, pero también un hombre complicado, ¿por qué no hablar de eso? Hay otra cosa: es Suecia también existe su imagen huraña de los últimos años, y está bien recordar que fue una especie de Elvis, una estrella de rock del arte en los 50 y 60”.

Bergman y las mujeres

Dios y las mujeres definen obra y vida de Bergman. De sus tribulaciones sobre el silencio divino extrajo oro de angustia existencial nórdica. Las mujeres dieron fama a su obra por el erotismo de obras tempranas como Un verano con Mónica, fue un especialista y pionero en escribir protagónicos femeninos, y, en su vida, un mujeriego exagerado que explotó su posición dominante.

“Visto ahora, con ojos de #metoo, sería diferente. Si tuviera 39 años ahora se comportaría diferente al modo que lo hacía. Y las mujeres no le habrían dejado, porque ya no toleran ese tipo de mierda”, expone la directora crudamente.

Con todo, prefiere separar miserias biográficas y logros artísticos. “El hecho de que fuera un padre terrible y un infiel no hace que Persona no sea una obra maestra. Esa película me encanta la haya hecho quien la haya hecho”. La devoción por Bergman está puntada por testimonios de admiradores tan variopintos como Barbra Streisand o Lars von Trier.

La verdad de sus películas

Magnusson valora su trabajo con los personajes femeninos. “Me gustaría que su legado fuera esos papeles protagonistas a las mujeres. Pero no lo es porque las mujeres ahora no tienen esos papeles”, lamenta.

Otra zona gris: su dura relación con su hermano mayor Dag Bergman. Ingmar siempre defendió –y mostró en Fanny y Alexander- que su padre fue ultraestricto con él. Dag, “alguien perverso” para Magnusson, lo negaba y decía que Ingmar fue el favorito.

“Su vida está en sus películas. Dejó a su segunda mujor del mismo modo que Liv Ullman es abandonada en Secretos de un matrimonio”, explica “Sin embargo, su autobiografía (La linterna mágica) comienza diciendo que casi muere en el parto. No fue cierto, pero era una buena historia”.

La tesis del documental es que 1957 fue el punto de inflexión en el que Bergman descubrió que solo haría gran cine hablando de sí mismo. “Cuando lo hacía, rodaba obras maestras; cuando se alejaba, no tanto”, opina Magnusson. En una de las entrevistas de archivo usadas para la película, le preguntan a un anciano Bergman si aquel año lo cambió todo y él lo niega displicente. Pero ¿quién cree al fantaseador Bergman? El misterio permanece.