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Pedro Sánchez, el líder renacido del PSOE que vuelve a Ferraz aupado por la militancia

  • Pasará a la historia por ser elegido dos veces por la militancia como líder
  • Resurgió de sus cenizas tras dimitir en el Comité Federal de octubre de 2016
  • Ha vencido no sólo a Díaz, sino a la gestora, a todo el aparato y a los históricos
  • Inició su carrera política como concejal en Madrid y llegó al escaño de rebote

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El reelegido secretario general, Pedro Sánchez
El reelegido secretario general, Pedro Sánchez

Pedro Sánchez (Madrid, 1972) pasará a la historia del socialismo español por haber sido elegido secretario general del PSOE de forma directa por la militancia por segunda vez consecutiva y ser capaz de resurgir de sus propias cenizas cuando estaba muerto políticamente superando no sólo a su rival política directa, Susana Díaz, sino a todo el aparato del PSOE y a sus principales referentes históricos.

La vida política de Sánchez en los últimos tres años da para escribir varios libros de traiciones y de estrategias políticas. "No soy el mismo que hace tres años, tengo más experiencia y más ganas que nunca", dijo el día que anunció su candidatura a la Secretaría General.

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Muchos vieron en ese anuncio una operación imposible y temeraria: de secretario general a rebelde 'outsider' destronado, para volver a ser líder. Todo ello dentro de un PSOE que vuelve a dejar claro que es imprevisible.

En 2014 Sánchez no era más que un desconocido diputado socialista al que Susana Díaz tocó con la varita mágica para que derrotase a Eduardo Madina haciéndolo secretario general del PSOE en unas primarias que poco se han parecido a estas últimas. Entonces él era el elegido por el aparato socialista.

En los tres años que duró su primer 'reinado', el líder se vio cuestionado constantemente por los 'barones' y la propia Díaz en un pulso que al final perdió Sánchez, obligado a dimitir en el Comité Federal del 1 de octubre de 2016, fecha que marcó un antes y un después en el PSOE.

Sánchez tuvo que dejar también su escaño en el Congreso de los Diputados para no desobeceder a una Ejecutiva que abogó por mantener en el poder a Mariano Rajoy como mal menor, después de que Sánchez llevase al PSOE a los dos peores resultados electorales de su historia, alcanzando el abismo de los 85 escaños.

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Él se defiende asegurando que el tablero político cambió radicalmente con la irrupción de Podemos y Ciudadanos y se jacta de haber evitado el 'sorpasso'.

Pero paradójicamente, y en una carrera política más que atípica tras obtener ese mal resultado, tuvo la posibilidad de convertirse en presidente del Gobierno que no pudo ser tras su investidura fallida.

Tras perderlo todo, inició una operación suicida, que ganó

En octubre de 2016 Sánchez había perdido así todo el poder y, sin plataforma alguna ni apoyos, muchos lo dieron definitivamente por muerto.

Se quedó sin nada, todo estaba en su contra pero él inició una guerra suicida en la que no perdía nada y venció. Era el todo o nada. Y se hizo con el todo.

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Supo ver que en realidad lo que el PSOE de Susana Díaz, de los 'barones', de la gestora y de los históricos le había dado ese mes de octubre que nunca olvidará era un arma que finalmente ha resultado infalible: el enfado de la militancia por esa abstención que Sánchez supo rentabilizar y que el PSOE tradicional infravaloró, pensando que la indignación sería pasajera.

Ahora vuelve a Ferraz aupado en esas bases que quiere convertir en la "espina dorsal" de un PSOE a la izquierda "espacio del que nunca debió alejarse", dice, y con un objetivo claro: recuperar a los votantes defraudados que optaron por Podemos, partido con el que Sánchez sabe que está condenado a entenderse si quiere entrar en La Moncloa.

Precisamente lo intentó con el partido de Pablo Iglesias y con Ciudadanos, pero la terna no funcionó.

En su larga y dura travesía para entrar de nuevo en Ferraz como líder ha tenido vaivenes en el discurso político sobre la plurinacionalidad de España o en la relación más o menos estrecha con Podemos, lo que le ha valido las críticas de quienes ven sus posturas muy volubles en función de sus intereses personales.

Socialista desde 1993, inició su carrera política como concejal

Este madrileño del barrio de Tetuán, licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, se afilió al PSOE en 1993. Fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid entre 2004 y 2009 con Trinidad Jiménez.

En las elecciones generales de 2008 y 2011 fue en las listas por Madrid al Congreso pero no consiguió escaño. Apasionado del baloncesto, tuvo su oportunidad de puro rebote en 2009, cuando el exministro Pedro Solbes dejó su escaño y accedió él al hemiciclo, y en 2013 de la misma forma, con la marcha de Cristina Narbona.

Casado y con dos hijas, ha trabajado como profesor asociado en la Universidad Camilo José Cela.

Su mujer, Begoña Gómez, es una pieza básica no sólo en su vida personal. Muy al estilo americano, le gusta que ella esté en los momentos importantes de su carrera a su lado y ha protagonizado con él varios mítines y actos importantes.

Pedro Sánchez, acompañado de su mujer, Begoña Gómez.

Pedro Sánchez, acompañado de su mujer, Begoña Gómez. EFE

Todo indica que su nuevo reinado en Ferraz podría ser más tranquilo que el anterior, pero en el PSOE nunca se sabe. Vuelve, sin duda, con más fuerza y autonomía que en 2014, cuando la sombra de Susana Díaz pesaba demasiado en cada movimiento. Se atrevió a lo inimaginable cuando le espetó a la andaluza ese "Susana, yo a La Moncloa; y tú, a San Telmo" en la campaña de las elecciones autonómicas de Andalucía. Le declaró la guerra y la ganó.