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'1898. Los últimos de Filipinas', la epopeya contumaz de la historia militar española

  • Salvador Calvo dirige un proyecto personal del productor Enrique Cerezo
  • RTVE.es entrevista a director, productor y los actores Luis Tosar y Javier Gutiérrez
  • Con la participación de RTVE en la producción, la película se estrena el 2 de diciembre

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RTVE.es te adelanta una escena de '1898, Los últimos de Filipinas', con Luis Tosar y Javier Gutiérrez

Es una anécdota militar célebre por insólita y absurda: 50 tipos encerrados en una Iglesia remota asediados durante un año que resistieron instalados en la paranoia cuando la guerra ya había acabado. Ocurrió en 1898 en Baler, Filipinas y 118 años después se estrena una nueva versión cinematográfica que llega a las salas el próximo 2 de diciembre con la participación de RTVE en la producción.

El proyecto es un empeño personal del productor (y presidente del Atlético de Madrid) Enrique Cerezo, poseedor los derechos de la mayor parte de la historia del cine español. Hace 10 años los hermanos Javier y Pablo Olivares tenían un guion que no pudo realizarse. Lo mismo sucedió después con un guion de José Luis Garci y Juan Manuel de Prada. Y al fin, con guion de Alejando Hernández y Salvador Calvo en la dirección, el sueño de Cerezo se ha materializado.

Con un lujoso reparto (Luis Tosar, Javier Gutiérrez, Álvaro Cervantes, Karra Elejalde, Carlos Hipólito, Ricardo Gómez, Patrick Criado, Miguel Herrán, Emilio Palacios y Eduard Fernández) y rodada entre Guinea Ecuatorial, Tenerife y Gran Canaria. 1898. Los últimos de Filipinas tiene la vocación de ser un retrato fiel de la contumaz y absurda epopeya de aquellos militares.

“Hemos querido ceñirnos a los hechos históricos: cuatro personajes están tratados con exactitud y la mayor verosimilitud. Pero luego hay cosas y personajes inventados que nos han servido para contar nuestra historia”, explica a RTVE.es Salvador Cano, veterano realizador de series televisivas que debuta en el largometraje.

El principal de esos personajes al servicio de la historia lo interpreta Álvaro Cervantes que da vida a un joven soldado sin especiales ideales que se convierte en narrador de esa demente huida hacia delante.

“Lo que la película cuenta sobre todo es lo injustas que son las guerras. Los soldados y la población, que son los que las padecen, nunca sacan nada nuevo. A lo mejor sacan algo los gobernantes y los países que juegan a luchas de poder con esos soldados y población”, explica el director. “En concreto se cuenta la historia de un soldado que va a una guerra y cómo todos sus sueños y proyección de vida se disipan”.

RTVE.es estrena una escena de '1898, Los últimos de Filipinas', con Luis Tosar, Javier Gutiérrez y Carlos Hipólito

Tosar: "Volver a España en deshonra era lo último que quería Martín Cerezo"

Luis Tosar interpreta a un personaje real: el teniente Martín Cerezo, responsable de la expedición. “Es un hombre con un espectro vital bastante reducido. A nivel personal lo ha perdido absolutamente todo y su vida se reduce a una carrera militar”, dice el actor a RTVE.es. El 30 de abril de 1898, tras una escaramuza con los filipinos, Cerezo repliega sus tropas dentro de una Iglesia para defenderse. Era el inicio de un sitio que se alargó tras la derrota española porque Cerezo se resistió a dar por buenas las noticias sobre el fin del conflicto.

“Leyendo sus escritos biográficos puedes entender que volver a España en deshonra por un bulo que le querían meter es lo último que quería. Por eso se aferró a una serie de señales que creía que eran ciertas. Que esa colonia había que defenderla, que era el último. Su carrera militar no tenía estridencias y esa era una oportunidad de oro”, añade.

Javier Gutiérrez encarna a un personaje ficcionado: el sargento Jimeno. “Es un militar de un destacamento anterior, que ha sobrevivido y que no se fía de nada ni de nadie. Salvador Calvo me dio la clave: es un tipo que tiene que respirar peligro”, explica.

Gutiérrez afirma que no fue consciente hasta que empezó el rodaje de la dureza del sitio para los soldados. “Una cosa es que lo leas y te hablen y otra recrear cómo pasó. Sobrevivieron como podían, comiendo ratas, hierbajos. En cierta medida son héroes, pero de una gesta sin ningún sentido. La película es un alegato antibelicista, habla de la sinrazón de la guerra, del patetismo de esos soldados alejados de la mano de su propio país”.

Para Tosar y Gutiérrez, ese abandono es una metáfora de los ciudadanos descuidados por su Estado conecta el tema de la película con la actualidad.

“Vivieron cómo el Estado español se desentendía de ellos vendiendo unas colonias a EE.UU. por 20 millones de pesetas. Y, hoy día, creo que el ciudadano puede tener una sensación similar, la sensación de olvido, de que no pintas nada y ninguna decisión que tomes sirve para mucho”, afirma Gutiérrez.

Para Cerezo, el productor, la película no es “patriótica, ni antipatriótica, ni belicista, ni antibelicista”. “Las guerras no son buenas, nunca lo han sido. Lo más bonito de la historia es cuando, tras terminar el asedio, los filipinos les rinden honores. Lo cual demuestra que no había vencedores ni vencidos”.