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Crisis de los refugiados

Amnistía Internacional denuncia malos tratos a los migrantes en Italia

  • La Policía golpea y humilla a los migrantes para obligarles a identificarse
  • También han usado porras eléctricas, incluso contra niños
  • La ONG culpa a la Unión Europea por presionar a Italia
  • La Policía italiana ha desmentido "categóricamente" las acusaciones

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Migrantes a bordo del "Topaz Responder", un barco de la ONG maltesa MOAS, llegan al puerto de Brindisi, en Italia, el 27 de octubre de 2016.  AFP PHOTO / ANDREAS SOLARO
Migrantes a bordo del "Topaz Responder", un barco de la ONG maltesa MOAS, llegan al puerto de Brindisi, en Italia.

Amnistía Internacional (AI) asegura que las autoridades italianas violan los derechos humanos de los refugiados e inmigrantes en los centros de identificación, con expulsiones ilegales y malos tratos que en ocasiones pueden considerarse tortura.

La ONG ha recogido testimonios de migrantes, incluyendo niños, que sufrieron humillación sexual, fueron golpeados o recibieron descargas eléctricas con porras por parte de la Policía.

AI culpa a la Unión Europea (UE) de presionar a Italia para tratar a los migrantes con "mano dura" en consonancia con su política de rechazar a quienes llegan al continente en la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.

La Policía italiana, por su parte, ha negado las acusaciones: "Desmiento categóricamente que se utilicen métodos violentos con los inmigrantes, ya sea en su identificación o en su repatriación", ha recalcado en un comunicado el responsable del cuerpo, Franco Gabrielli, según recoge AFP.

Malos tratos para tomar las huellas dactilares

El informe, titulado "Italia, punto caliente [hotspot, como llama la UE a los puntos de entrada de migrantes]: Cómo el enfoque de la UE conduce a la violación de los derechos de refugiados y migrantes" (disponible en inglés), ha sido elaborado a partir de más de 170 entrevistas realizadas en toda Italia.

La ONG sostiene que las violaciones se llaman a cabo en los centros de identificación, donde las fuerzas de seguridad han de tomar las huellas dactilares para proceder a la identificación de los recién llegados y tramitar sus solicitudes de asilo.

Sin embargo, muchos de los migrantes son reticentes a dejarse identificar en territorio italiano. "Aquellos que quieren solicitar asilo en otros países europeos -quizás porque tienen parientes allí- tienen un gran interés en evitar que las autoridades italianas tomen sus huellas dactilares para no correr el riesgo de ser devueltos a Italia bajo el llamado sistema de Dublín de la UE", explica AI.

En estos casos, continúa AI, los agentes de las Fuerzas de Seguridad italianas recurren a "golpes, descargas eléctricas y humillación sexual".

"Si bien el comportamiento de la mayoría de los policías sigue siendo profesional y la gran mayoría de las huellas dactilares tiene lugar sin incidentes", matiza AI, "las conclusiones de este informe plantean serias preocupaciones y destacan la necesidad de una revisión independiente de las prácticas actuales".

"Nunca pensé que en Italia pudieran hacerme algo así"

Castro (19 años, de Darfur, Sudán) es uno de los migrantes que describe cómo la Policía le obligó a dejar sus huellas. "Vinieron 10 policías. Primero me golpearon con un palo en la espalda y en la muñeca derecha (...) Algunos me sujetaban las manos a la espalda, otros me agarraban la cara. Siguieron pegándome quizá durante 15 minutos. Entonces usaron un palo con electricidad, lo pusieron en mi pecho y me dieron una descarga".

Usaron un palo con electricidad, lo pusieron en mi pecho y me dieron una descarga

"Me llevaron a la 'habitación de la electricidad' - cuenta Djoka (16 años, también de Sudán) - Había tres policías con uniforme, y una mujer sin uniforme. En otros momentos también un hombre, sin uniforme y que hablaba árabe... La Policía me pidió dar las huellas. Me negué. Entonces me dieron electricidad con una porra, muchas veces en la pierna izquierda, luego en la derecha, el pecho y el estómago. Estaba demasiado débil, no pude resistir así que me cogieron ambas manos y las pusieron en la máquina".

En otros casos, los agentes recurrieron a humillación sexual, como desnudar a los detenidos. Adam, de 27 años y también de Darfur, asegura que a pesar de ser golpeado y sufrir descargas eléctricas, no pudieron tomarle las huellas. "Así que me hicieron desnudar, me quitaron los pantalones y no tenía nada debajo. Usaron otro instrumento, como unas pinzas con tres terminaciones. Estaba en una silla de aluminio, con una abertura en el asiento. Me agarraron de los hombros y las piernas, me cogieron de los testículos con las pinzas y tiraron dos veces. No puedo decir lo doloroso que fue".

Me agarraron de los hombros y las piernas, me cogieron de los testículos con las pinzas y tiraron dos veces

"Nunca pensé que en Italia pudiera pasarme algo así", añade.

Una barcaza con cientos de migrantes naufraga cuando viajaba entre Libia e Italia en mayo de este año

Una barcaza con cientos de migrantes naufraga cuando viajaba entre Libia e Italia en mayo de este año. MARINA ITALIANA

Presión de la UE

Para AI, el culpable final de estos abusos es la política de la UE hacia los refugiados e inmigrantes. Bruselas pidió a Italia y Grecia identificar al 100% de los migrantes que llegaran a su territorio antes de proceder a su reubicación en otros países de la Unión.

Sin embargo, señala AI, tan sólo 1.200 personas han sido reubicadas desde Italia, de las 40.000 que se habían prometido, mientras que más de 150.000 personas han llegado al país por mar este año.

A España, que se ha comprometido a reubicar a 15.888 desde Italia y Grecia hasta el año 2017, han llegado por el momento tan sólo 50 personas desde Italia, todas ellas de nacionalidades siria y eritrea.

AI reconoce que Italia está a la cabeza en los rescates de migrantes en el Mediterráneo, pero lamenta que esté aumentando el número de expulsiones por las presiones de la UE.

"En su determinación por reducir el flujo de refugiados e inmigrantes hacia otros estados miembros, los líderes de la UE han llevado a las autoridades italianas hasta los límites -y más allá- de lo legal", ha afirmado Matteo de Bellis, investigador de Amnistía Internacional en Italia, en declaraciones recogidas por Efe.

"Las naciones europeas pueden ser capaces de expulsar a la gente de su territorio, pero no pueden eludir sus obligaciones bajo el derecho internacional. Las autoridades italianas deben poner fin a las violaciones y garantizar que las personas no sean devueltas a países donde corren el riesgo de ser perseguidas o torturadas", ha concluido.