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Alfred Hitchcock, los trucos del maestro

  • Una exposición revisa la emblemática figura y carrera del director británico
  • Podrá verse en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid hasta febrero
  • Reúne storyboards, carteles, fotogramas y secuencias de películas

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'Hitchcock, más allá del suspense', la exposición que muestra la manera de trabajar de uno de los genios del cine

"Lo esencial es conmover al público y la emoción nace de la manera de contar la historia, de la manera de yuxtaponer las secuencias. Tengo la impresión de ser un director de orquesta, un sonido de trompeta correspondería a un primer plano y un plano largo sugeriría una orquesta tocando en sordina; ante bellos paisajes, y utilizando colores y luces, soy como un pintor". Así respondía Alfred Hitchcock a François Truffaut sobre su concepción del cine en una de sus maravillosas conversaciones reflejadas en El cine según Hitchcok.

Maestro o mago del suspense, arquitecto del cine... los calificativos para definir al considerado como el mejor director británico de todos los tiempos son inagotables y su influencia en la historia del cine inconmensurable. 40 años después de su última película, La trama (1976), el Espacio Fundación Telefónica de Madrid revisa la emblemática figura y carrera del director británico en la exposición Hitchcock, más allá del suspense, que persigue satisfacer tanto a hitchconianos empedernidos como al público en general desde este 5 de octubre al 5 de febrero.

Alfred Hitchcock en su última aparición en su última película, 'La trama' (1976).

Storyboards originales, bocetos de decorados, carteles, fotografías, revistas, vestidos, fotogramas y secuencias de sus películas conforman una exposición que aborda desde la relación no siempre fácil del director británico con sus actrices a sus trucos de montaje y que regala grandes momentos como la posibilidad de 'entrar' en la ducha de Psicosis (1960) con Janet Leigh y poder contemplar la famosa secuencia que Hitchcock tardó siete días en rodar con 70 posiciones distintas de cámara tanto con la música de la banda sonora de Bernard Herrmann, como sin ella, como originalmente la concibió el director.

50 años de Psicosis

El mago de lo imposible

"Como director Hitchcock fue una persona que supo equilibrar lo comercial con lo creativo, y eso es para quitarse el sombrero, porque durante muchos años fue un director de mucho éxito, no tanto para la crítica, pero sí para la taquilla. Supo combinar también una manera muy comercial de hacer las películas con una manera muy personal, a la par que fue un director heterodoxo porque mantuvo unas claves que ya no eran las habituales en su época, como el intentar que películas fueran ante todo imagen y no tanto diálogos", resume a RTVE.es Pablo Lorca, comisario de la exposición, sobre la figura de un cineasta formado en el cine mudo.

La primera parte de la exposición se centra en la biografía del cineasta y sus etapas británica y americana, además de analizar el trabajo con sus grandes colaboradores, como el compositor Herrman, el creador de títulos cinematográficos Saul Bass o el director de fotografía Robert Burks. "Se decía que los colaboradores que no eran un 'don nadie' tenían libertad para hacer una película de Hitchcok. Él lo controlaba todo y ellos sabían dónde estaba y él les iba encaminando y, si se atenían a eso, la relación era fluida, aunque no siempre lo fue", explica el comisario sobre la colaboración en equipo de un director que era famoso por controlar absolutamente todas las facetas del trabajo cinematográfico.

Los hitos de Psicosis

Una segunda sección, titulada 'El toque Hitchcock', analiza cómo el cineasta fue conformando su estilo, y cómo fue una maestro hasta en lo que respecta al control de la faceta publicitaria de sus películas, creando hasta una sociedad dedicada a dar a conocer a la prensa noticias referentes a él mismo. "Psicosis es la cumbre de esto. Hizo una promoción masiva y abrasiva de la película, con él mismo como figura central, ni Anthony Perkins ni Janet Leigh. Esto ya da pistas de la popularidad que tenía su figura", señala el comisario.

Es en este apartado donde el visitante tendrá la oportunidad de meterse en la ducha con Janet Leigh y también de descubrir otros hitos conseguidos por Psicosis, como burlar y/o doblegar a la censura de distintas formas: fue la primera vez que se filmó un retrete, dos amantes semidesnudos sobre una cama abrían la película, en la escena de la ducha se muestra un pecho, aunque muy desenfocado, y en el cartel de la película se veía a Janet Leigh en sujetador. La secuencia de la ducha es además sumamente violenta y Hitchcock llegó a reconocer que la filmó en blanco y negro para no tener que mostrar la sangre roja.

Alfred Hitchcock, en la Fundación Telefónica

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  • 'Psicosis'. Cortesía de Universal Studios Licensing LLC

  • 'Psicosis'. Cortesía de Universal Studios Licensing LLC

Mujeres, hombres y pájaros

Una tercera sección titulada 'Mujeres y hombres' muestra, por un lado, la importancia de la relación entre sexos en la filmografía de Hitchcock y el deseo como motor de sus películas.

Por otro, analiza el papel protagonista de la mujer en la obra de Hitchcock y la relación que mantuvo con sus actrices, de fascinación en unos casos y tormentosa en otros. "Cincuenta años dan para mucho, y tuvo todo tipo de relaciones con las actrices, con algunas más respetuosas, como con Ingrid Bergman y Grace Kelly, y con otras tormentosas, como con Tippi Hedren, la última de sus famosas rubias protagonista de Los pájaros (1963). La relación con Hedren acabó mal por las dos partes porque él, en sus exigencias, cada vez fue a más. El rodaje de la secuencia del ataque los pájaros duró cinco días hasta que al fin un pájaro le pegó un picotazo al lado del parpado a Tippi Hedren, que dijo 'hasta aquí hemos llegado'... La manera de pensar Tippi, que no era actriz, sino modelo, de que no todo le compensaba a la hora de hacer cine, no le sentó muy bien a Hitchcok, para el que el cine era su vida", señala Lorca.

Los pájaros también es protagonista de la sección dedicada a 'destripar' alguno de los trucos del maestro, como la secuencia en la que las aves sobrevuelan la ciudad y se lanzan sobre la gasolinera en llamas y que está montada con una superposición de capas. "Para hacer la secuencia, primero se filmó el incendio en la gasolinera y guardando toda la zona de alrededor del pueblo de Bodega Bay, que se hizo en pintura y no era imagen real. A continuación, el ataque de los pájaros se hizo echando pescado en un acantilado y se filmó a los pájaros arremolinándose y lanzándose en picado hacia abajo. Luego se borró fotograma a fotograma todo lo que no eran pájaros, un proceso muy complicado porque hubo que borrar miles de fotogramas, hasta suporponer todas las capas al final", revela el comisario sobre el proceso, explicado paso a paso en la exposición.

Una quinta sección de Hitchcock, más allá del suspense está dedicada a retratar la consciencia que el cineasta tenía sobre su época y el contexto artístico y cultural que vivió y reflejó en su cine. Desde las alusiones arquitectónicas a Le Corbusier o Mies Van der Rohe en Con la muerte en los talones (1959) a la alta costura en sus colaboraciones con Dior y Balenciaga o los decorados diseñados por Dalí para Recuerda (1945).

"Inicialmente, cuando se inventó el cine, servía para grabar la vida; por entonces era una extensión de la fotografía. Se convirtió en arte cuando dejó de ser un documental. Se comprendió que no se trataba tanto de reproducir la vida como de intensificarla. Los cineastas del mudo lo inventaron todo y los que no fueron capaces de inventar tuvieron que renunciar. Alfred Hitchcock ha menudo ha lamentado el retroceso que se produjo en el momento del sonoro, cuando se contrató a directores de teatro que no se preocupaban de visualizar la historia y que se conformaban con registrarla sobre una película. Hitchcock formaba parte de otra familia, la de los Chaplin, Stroheim, Lubitsch. Como ellos, no se conformó con practicar un arte, sino que se empeñó en produndizarlo, escapar de sus leyes, más estrictas que las que rigen la novela. Hitchcock no solo intensificó la vida, sino también el cine". François Truffaut, 1983.