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Elecciones EE.UU. 2016

Una Clinton segura y un Trump defensivo vuelven a la campaña tras su primer debate

  • Medios y encuestas dan a Clinton la victoria en el primer debate presidencial
  • Un cara a cara más suave que los choques en primarias deja fuera temas de fondo
  • Especial: Elecciones en Estados Unidos

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Una Clinton segura y un Trump defensivo vuelven a la campaña tras el debate

Los candidatos a la Presidencia de EE.UU.  han regresado este martes a la campaña con actitudes casi opuestas tras el debate del lunes, que, tras las encuestas, deja a la demócrata Hillary Clinton aún más segura de sus opciones y al republicano Donald Trump cargado de quejas y con la amenaza de ser más duro en el próximo encuentro.

Pese a la distancia corta y el grado de exposición, la sensación es que parte de la munición dialéctica se quedó en el tintero. Temas como el polémico muro que Trump amenaza construir en la frontera mexicana, o el 'Obamacare', la controvertida reforma sanitaria de Obama, o la crisis de la legación estadounidense en Libia que concluyó en la muerte del embajador Chris Stevens, no asomaron.

Pero el día después, sondeos y medios estadounidenses señalan a Clinton como ganadora de este cara a cara, el primero de los tres que mantendrán los aspirantes antes de las elecciones de noviembre. Trump ha querido disputar ese consenso y ha señalado a varios culpables de sus fallos en el debate,  entre ellos el moderador, Lester Holt, y un micrófono supuestamente defectuoso.

Clinton y Trump protagonizan un debate tenso con muchas acusaciones sobre sus pasados

Un giro en la puesta en escena

"El volumen estaba mucho más bajo que en el de ella y el sonido se cortaba. No podían oírme en la sala", ha protestado Trump en una entrevista en el programa de televisión "Fox and Friends", en la que también ha acusado a Holt de evitar los temas más espinosos para Clinton mientras a él le sometía a "preguntas hostiles".

El encuentro, aunque tenso, ha dejado una crónica poco ruidosa, pero marca una diferencia con la dura tónica marcada en el campo de batalla de las primarias, sobre todo en la incisiva asertividad de Trump. El magnate se mantuvo más respetuoso de lo habitual en el debate, incluso dijo a Clinton que era "muy importante" para él que se sintiera cómoda, pero aseguró que tenía previsto ser más agresivo con ella y que en el último momento se echó atrás.

Trump ha confesado que, hacia el final del debate, cuando Clinton sacó a relucir los insultos del magnate a muchas mujeres, él "iba a atacarla con las mujeres de su marido", en referencia a las infidelidades del expresidente estadounidense Bill Clinton. "Pero decidí que no debería hacerlo, porque su hija estaba allí. Creo que hice lo correcto. No me sentía cómodo haciéndolo con Chelsea en la sala", explicó el candidato republicano.

Aunque ayer se "contuvo" para "no herir los sentimientos de nadie", Trump advirtió que "puede que ataque con más dureza" a Clinton en el próximo debate,  programado para el 9 de octubre.

Tras darias varias vueltas por temas menos conflictivos, la tensión ha aumentado enormemente cuando el moderador, Lester Holt, ha preguntado a Trump por su declaración de la renta, que el magnate no ha publicado hasta el momento, como sí ha hecho Clinton. El magnate se ha defendido indicando que ya lo hará en su momento, y ha puesto sobre la mesa el tema de los correos privados de Clinton que contenían secretos de Estado. La candidata demócrata ha admitido su error y ha dejado claro que si pudiera volvería atrás para corregirlo.

Un giro en el armamento dialéctico

Frente a la batería de acusaciones de Trump, su rival demócrata se ha mostrado segura y radiante en una comparecencia ante los medios de comunicación en Nueva York.

"Alguien que se queja del micrófono no ha tenido una buena noche", ha espetado Clinton en referencia a las denuncias de Trump.

"Creo que los espectadores tuvieron una verdadera oportunidad de empezar a comparar nuestras políticas", ha opinado la ex secretaria de Estado, quien ha destacado las diferencias en cuanto a "temperamento, capacidad y cualificación" entre los dos candidatos.

Los réditos del latigazo verbal pueden diluirse frente a la puesta en escena de una actitud más comedida y viceversa. La imprevisibilidad de Trump ha dominado los vaivenes del show en estos meses. Clinton ha gozado de la credibilidad de su serenidad, pese al caso de los emails y de sus quiebros de salud. Pero en esta fase de la contienda,  el primer cara a cara podría ser un punto de inflexión en cuanto a la efectividad de una u otra filosofía.

En el siguiente 'recado' de la demócrata, esta ha calificado, aunque indirectamente, a Trump de 'machista'. Clinton ha afirmado que el candidato del Partido Republicano había comentado que las mujeres eran unas "perras" y que en una ocasión se había referido a una candidata de un concurso de belleza como la señora Peggy. La demócrata ha querido poner de nuevo sobre la mesa la importancia que tiene el voto de las mujeres en su campaña.

Clinton eligió Carolina del Norte para hacer campaña el día después del debate, mientras que Trump tenía previsto un mitin a última hora de la tarde en Melbourne, en Florida, y una reunión a puerta cerrada con más de un centenar de líderes hispanos en Miami.

Ambos volvieron a la rutina sin que se conocieran todavía los datos de audiencia del debate, que se esperaba fuera el más visto de la historia, ni se despejara la pregunta más importante tras el encuentro: si les servirá a alguno de los dos para convencer a indecisos y ampliar sus apoyos en una carrera muy ajustada.

Según la media de encuestas que elabora la web RealClearPolitics, Clinton tiene una ligera ventaja de apenas 2,4 puntos porcentuales, lo que le otorga un 46,7% del apoyo frente al 44,3% de Trump, una estrecha diferencia que se encuentra dentro del margen de error del sondeo.

Por último, Trump ha sacado el que probablemente era el tema más esperado de las últimas semanas. El magnate ha puesto en duda que Clinton cuente con la vitalidad necesaria para negociar acuerdos comerciales o tener que imponerse en reuniones con dirigentes de todo el mundo, en clara referencia al vahído que sufrió la candidata demócrata durante el homenaje del 11-S. Ante tal afirmación, Clinton no se ha amilanado y ha indicado que si viajar a lo largo de todo el mundo, participar en liberaciones de disidentes, negociar altos el fuego o testificar durante 11 horas frente a un Comité de Congreso no es tener aguante y vitalidad, no sabe qué lo será entonces.