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'Fatima', el sacrificio de una madre inmigrante que ha calado en el cine francés

  • El filme fue el ganador de este año de los Premios César del cine francés
  • RTVE.es entrevista a su director, Philippe Faucon, y a la "Fatima" real

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Tráiler de 'Fatima'

Fatima es una inmigrante argelina en Francia. Trabaja de la mañana a la noche como limpiadora para asegurar un futuro a sus hijas, que le reprochan a esta madre coraje que se deje explotar, y que apenas sepa expresarse en francés. Esta circunstancia le genera gran frustración a la protagonista.

Con esta premisa universal, el realizador Philippe Faucon ha compuesto Fatima. Un drama social, depurado y sencillo, que se ha alzado como vencedora en los Premios César del cine francés de este año (mejor película, mejor guión adaptado, mejor actriz revelación). La película llega a las salas españolas este viernes 3 de junio.

Para construir el guion, Faucon se basó en el libro autobiográfico de poemas Prière à la lune escrito por la inmigrante marroquí Fatima Elayoubi, en cuya sacrificada vida se basa la película.

Con un bajo presupuesto, rodada en apenas 34 días, y con un estilo naturalista próximo al documental, el filme es una emotiva joya que no se desliza en maniqueísmos gracias a la mirada humanista que impregna la cinta, y que esquiva el sentimentalismo en todo momento.

La película llega al corazón y rezuma dulzura. Muestra el día a día de estas madres inmigrantes, verdaderos pilares de una sociedad que les convierte en invisibles y les aísla al no manejarse con el idioma.

Heroína de carne y hueso

El tema entronca con la historia personal del propio director, nacido en Marruecos y de padres no franceses, que ahonda en el choque generacional que implica la imposibilidad de comunicarse:

“Esta separación por el idioma es algo muy perturbador para los hijos y una fuente de sufrimiento para los padres. (…) Incluso cuando se habla el mismo idioma, aunque nos enfrentemos, podemos comunicarnos, pero cuando te tienes que guardar las cosas para adentro es muy difícil, y eso le ocurre a Fatima”, explica Philippe Faucon en una entrevista con RTVE.es.

El realizador eligió tras un largo casting a Soria Zeroual, una actriz no profesional, para encarnar el papel de la protagonista, que, separada de su marido, lucha para que su hija mayor, Nesrine (Zita Hanrot), estudie Medicina en la Universidad y lidia para que la pequeña, Souad (Kenza Noah), no acabe fuera de la sociedad por su rebelde adolescencia.

Faucon destaca la composición llena de “autenticidad, justicia y honestidad” de las tres actrices, en las que descansa la fuerza de la película.

Sus actuaciones destilan solvencia y verdad. Reflejan en un análisis sutil los sentimientos de los hijos de inmigrantes que consideran que sus padres han sido menospreciados por ocupar empleos bajos, según explica el director.

Fatima lucha por sacar adelante a sus hijas.

El realizador atribuye la buena acogida de la cinta a que muestra la vida de personas que normalmente no asoman a la gran pantalla, “los que se levantan a las cinco de la mañana para trabajar, los que limpian los cubos de basura, los que friegan platos y que pelean porque sus hijos tengan un hueco en la sociedad”.

El cineasta cree que esta visión es necesaria en un momento de “mucha crispación” en la sociedad francesa hacia las personas “que vienen de fuera”, a raíz de los atentados de París.

La temática no es nueva para Philippe Faucon. Antes de los ataques terroristas, dirigió en 2011 La désintégration, un filme casi premonitorio que narraba la caída en el yihadismo de tres jóvenes inmigrantes de segunda generación que no consiguen identificarse con su patria de nacimiento. Fatima es el reverso luminoso de esta historia, donde la integración se convierte en el eje central del argumento:

“Esto me permitió reflejar algo positivo pero no idealizado aunque también es una realidad, porque la historia de la inmigración no solo son fracasos también hay logros y gente que hace avanzar las cosas”, ejemplifica a su paso por España para promocionar el filme.

Esta esperanza también impregna su radiografía de la “difícil situación” que vive Francia:

“Para no ser totalmente negativo, los atentados han provocado muchas fisuras en la sociedad pero tampoco hemos visto manifestaciones violentas de xenofobia. El Frente Nacional no ha ganado en las regiones que se pensaban que iban a ganar. Todavía hay gente que tiene la cabeza bien puesta en los hombros pero hay que ser vigilante”, concluye.

Fatima Elayoubi, de limpiadora a protagonista de cine

Fatima Elayoubi, de 65 años, se considera una mujer “libre y orgullosa”. Así lo proclama con naturalidad, y en un tono dulce pero decidido, esta mujer locuaz.

Ella es la “verdadera Fatima”, cuyos libros de poemas basados en su vida han inspirado la aclamada película que califica como “regalo del cielo”, y de la que cree que sirve para mostrar la realidad de lo qué está pasando. Ahora Elayoubi está jubilada, vive tranquila, y dedicada a sus versos.

Los exitosos poemarios, que escribía cómo desahogo a un trabajo sin descanso, tienen como objetivo mostrar la lucha de esas miles de Fatimas que nos rodean y que no pueden expresarse, según nos cuenta en una entrevista con RTVE.es.

“Trabajamos, tenemos nuestros derechos, no me quejo, pero los sueños y los sufrimientos solo los compartimos con nuestras Fatimas”, responde.

La escritora Fatima Elayoubi

La escritura fue para esta madre, inteligente y autodidacta, una vía de escape para la asfixia existencial de su situación. El filme rescata un episodio real en el que la protagonista cae por las escaleras presa del agotamiento, y el dolor físico se transforma en una negrura incurable del alma:

“Todo el mundo me consideraba analfabeta e ignorante. Solo era una mujer de la limpieza (…) El dolor que yo sentía antes de caerme es algo que salió a través de la escritura. Y me dije, se leer, se escribir, y mi cuerpo empezó a vaciar esa negrura que llevaba dentro y comprendí las diferencias de la cultura”, rememora.

Fatima Elayoubi, divorciada de un matrimonio de conveniencia y con dos hijas, también ha vivido en su propias carnes las presiones de su comunidad ante la transgresión de una mujer que trabaja, y cuya prole abraza el estilo de vida europeo.

En este punto, interviene en la conversación su hija Sukeina, de 27 años, que define a su madre como “excepcional”:

Mi madre, antes de venir a Francia quería aprender a leer, amaba la cultura, sabía de la libertad de su país de acogida. Ella hizo todo para que sus hijos no sintieran mucho el choque cultural, que nos sintiéramos francesas pero en la cabeza de una marroquí. Cuando las mujeres, sobre todo las que proceden del campo, ven que sus hijas salen no lo pueden entender porque nunca lo han visto desde esa óptica, pero mi madre sí”, apunta.