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República Centroafricana, el imperio del terror

  • Uno de cada cinco centroafricanos ha huido de su hogar desde que comenzó el conflicto
  • Más de la mitad de la población pasa hambre
  • La RCA es el número 185 de los 187 países en el índice de desarrollo humano
  • Según la OMS, es el segundo país con menos esperanza de vida, (48 años)

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Una mujer acuna a su bebé en un campo de desplazados de Bangui
Una mujer acuna a su bebé en un campo de desplazados de Bangui

Pobre de entre los pobres, la República Centroafricana está considerada la "Cenicienta de África" y la ONU teme que se convierta en una "nueva Bosnia" por culpa de los enfrentamientos religiosos y las matanzas indiscriminadas que podrían suponer otra limpieza étnica.

El golpe de estado de 2013 derrocó al Presidente François Bozizé y estranguló un poco más a un país que se muere de hambre. La encarnizada violencia desatada por milicias rivales ha forzado a huir de sus casas a casi un millón de personas (450.000 desplazados y 450.000 refugiados en los países vecinos).

La RCA, con una Presidencia provisional hasta hoy, es un país un poco más grande que España en el que solo viven cinco millones de habitantes y que se desangra en silencio.

La coalición rebelde Séléka consiguió derrocar hace tres años a Bozizé y su huída dejó un vacío de poder que aprovechó esta milicia musulmana para imponer su imperio del terror. Sus incursiones sanguinarias en barrios cristianos de la capital, Bangui, arrojó a miles de civiles a la calle y a buscar refugio en otros lugares.

Cientos de ellos siguen malviviendo en las inmediaciones del aeropuerto internacional en improvisadas y destartaladas tiendas de campaña. La venganza llegó con los grupos de autodefensa llamados "antibalaka" (antimachete en lenguaje local), organizados para defender a sus comunidades cristianas. Sus métodos del "ojo por ojo" son iguales de brutales que los empleados por las milicias a las que combaten.

En la RCA convivían de manera pacífíca la mayoría cristiana del país (80%) con la minoría musulmana pero desde el golpe de estado y el posterior caos político-militar, los asesinatos, saqueos, incendios, torturas y violaciones se han multiplicado por todo el país. Los delitos quedan impunes porque practicamente el Estado es inexistente fuera de la capital.

Un calvario para los musulmanes

Valerie Nganga añora la convivencia pacífica entre musulmanes y cristianos. Foto: M.J. AGEJAS

Valerie Nganga añora la convivencia pacífica entre musulmanes y cristianos. Foto: M.J. AGEJAS M.J. AGUEJAS

"Antes vivíamos sin problemas, cristianos y musulmanes, íbamos unos a casa de los otros, nos ayudábamos" asegura Valerie Nganga. Esta mujer de 51 años tuvo que abandonar su casa del barrio de Kokolo, en el último rebrote de violencia del pasado mes de octubre, donde la mayoría de los vecinos eran cristianos.

Las viviendas fueron quemadas, unas por los séléka y otras por los antibalaka. "Prendieron fuego a mi casa, se llevaron todo, incluída la ropa de los niños. Salí corriendo con mis 9 hijos, mis 3 nietos y una hermana que vivía con nosostros", recuerda. Ahora forma parte de uno de los comité de protección creados por Oxfam Intermón.

Benjamin  Amonde, vecino de Kokolo. Foto: M.J. AGEJAS

Benjamin Amonde, vecino de Kokolo. Foto: M.J. AGEJAS M.J. AGUEJAS

Benjamin Amonde también vivía en el barrio de Kokolo. Solo tiene 47 años pero ya es abuelo de 12 nietos. Benjamin era enfemero pero está jubilado. "Lo quemaron todo, yo vivo con unos parientes pero mi mujer y mis hijos están por ahí, todos desperdigados. Benjamin relata a Oxfam Intermón que tuvieron que salir huyendo con lo puesto cuando les avisaron de que habían matado a un joven vecino musulmán porque sabían que vendrían a quemar sus casas. "En mi país necesitamos un buen dirigente capaz de dominar la situación que existe, sobre todo que nos devuelva la seguridad. El verdadero problema es la seguridad".

El miedo atemoriza a todos por igual, cristianos y musulmanes que saben que pueden ser masacrados en cualquier momento. Fatouba vive en el barrio musulmán de Fátima (PK5) y describe cómo se juega la vida cada vez que tiene que ir al mercado. "Las calles están llenas de barricadas y cortadas. Además comprar verduras no es fácil. Si no te conocen no te venden y nosotros antes no teníamos problemas con los cristianos".

Fatouba dice que se juega la vida cada vez que va al mercado. Foto: M.J. AGEJAS

Fatouba dice que se juega la vida cada vez que va al mercado. Foto: M.J. AGEJAS M.J. AGUEJAS

Senaba es otra vecina que teme por el futuro de sus hijos. "Si un musulmán sale a la calle, la gente dice hay que cogerle, torturarle y matarle. Los niños no van a la escuela desde hace tres años. No podemos salir, estamos arrinconados. Lo único que queremos es paz".

La desesperación en el barrio musulmán de PK5 de Bangui por buscar comida hace que muchas mujeres y niñas hayan sufrido torturas y violaciones cuando van al mercado o a los huertos. Según datos recogidos por distintas agencias de Naciones Unidas, entre enero y octubre de 2015, se registraron 60.000 casos de violencia sexual y de género. Esto supone 200 casos diarios.

Sow vive en el PK5 y ha visto cómo algunas mulsumanas se visten de otra manera para poder salir de casa. "Sabemos que algunas madres han salido a buscar combustible para moler la mandioca y las han matado, las hemos tenido que enterrar de cuaquier forma".

Sow también ha contado a esta ONG la historia de un niño cuyo padre era cristiano. "Vivían aquí en este barrio musulmán sin problemas pero uno día cogieron al menor cuando fue a buscar combustible y le degollaron mientras hablaba con su padre por teléfono".

La RCA es un país castigado desde hace décadas que ahora sufre, además, una grave crisis política con graves consecuencias para la población. "Un desastre, una quinta parte de los centroafricanos está fuera de su hogar por el conflicto. No funciona el sistema sanitario, solo hay 7 cirujanos en todo el país y la mitad de los civiles no tiene acceso al agua potable" se lamenta María José Agejas, responsable de comunicación de Oxfam Intermón en RCA.

Desde Bangui, explica por teléfono a RTVE.ES que "hay muchas armas en circulación y no solo están en manos de grupos armados sino de grupos de autodefensa y delicuentes comunes. Eso hace sufrir enormemente a la población en su vida diaria". Según Agejas, el uso de armas y la falta de medios de vida impide el retorno de refugiados y desplazados.

En las últimas semanas, el grupo armado ugandés Ejército de Resistencia del Señor (LRA) ha comenzado a atacar aldeas del este del país. El jefe de uno de los pueblos sometidos por los soldados de LRA ha explicado a Oxfam Intermón lo ocurrido: “Se llevaron a siete menores y todo lo que tenía la población: sus bienes, sus vestidos, su comida, las puertas de las casas. Saquearon todo. Incluso hacían desvestirse a los bebés para llevarse sus ropas”.

Bernadette, 13 años. Foto: M.J. AGEJAS.

Bernadette, 13 años. Foto: M.J. AGEJAS. M.J. AGUEJAS

Bernadette, de 13 años, fue secuestrada durante varias semanas por estos hombres uniformados. "Íbamos a un funeral cuando caímos en una trampa. Nos cogieron a mis padres y a mí. Nos obligaron a caminar varios días por la selva, nos golpearon, nos quitaron los zapatos. A penas nos daban de comer y ensuciaban el agua antes de dárnosla para beber". Bernadette fue liberada y aún se pregunta por qué. Los hombres del LRA no hablan el sango nacional.

Desde noviembre, los uniformados de este llamado Ejército de Resistencia del Señor han secuestrado a decenas de hombres, mujeres y niños. Algunos permanecen en su poder y otros han sido liberados después de servirles de porteadores de los bienes que saquean en pueblos y de lo que roban en minas de oro y diamantes de la zona.

El caos que reina en la República Centroafricana sirve para que milicias, grupos armados, bandas de delicuentes y señores de la guerra campeen a sus anchas entre una población atemorizada y hambrienta.