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Análisis

El pacto de izquierdas inaugura una nueva etapa histórica en Portugal

  • Durante 40 años la extrema izquierda ha sido excluida del "arco de gobernación"
  • Cambio de líderes, pragmatismo y el resultado electoral han hecho posible el acuerdo
  • Los acuerdos alcanzados pueden chocar con las exigencias de Bruselas

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Manifestantes reunidos por el mayor sindicato de Portugal muestran su respaldo a un acuerdo de izquierdas que ponga fin a la austeridad.
Manifestantes reunidos por el mayor sindicato de Portugal muestran su respaldo a un acuerdo de izquierdas que ponga fin a la austeridad.

El acuerdo de los partidos de izquierda que este martes han tumbado el gobierno en minoría del primer ministro Pedro Passos Coelho y apoyan un Ejecutivo del Partido Socialista abre un tiempo nuevo en Portugal.

"Es un cambio histórico en la democracia portuguesa", explica, en declaraciones a RTVE.es, Andre Freire, profesor del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa, quien recuerda que gobiernos de coalición o apoyados desde fuera entre comunistas y socialistas eran impensables en Portugal, salvo en el nivel local.

Ese gobierno puede llegar ahora de la mano de Antonio Costa, candidato del PS, que contará con el apoyo parlamentario del Bloque de Izquierdas (BE), de la coalición creada en torno al Partido Comunista (PC) y de los Verdes. No obstante es el presidente, Anibal Cavaco Silva, quien tiene la potestad para llamar a Costa a formar el Ejecutivo. En caso contrario puede mantener provisionalmente el Gobierno de Passos Coelho o nombrar un gabinete técnico hasta la convocatoria de nuevas elecciones, en 2016.

El presidente de Portugal, Anibal Cavaco Silva, en una declaración en el palacio de Belem, el 22 de octubre de 2015. REUTERS/Rafael Marchante

El presidente de Portugal, Anibal Cavaco Silva, en una declaración en el palacio de Belem, el 22 de octubre de 2015. REUTERS/Rafael Marchante Reuters

Adiós al "arco de gobernación"

Socialistas y comunistas hicieron juntos la Revolución de los Claveles, pero al menos desde 1975 (el llamado "Verano caliente") ambos partidos han vivido de espaldas, salvo casos puntuales como el apoyo del PC a Mario Soares para arrebatar la presidencia del país al candidato de la derecha.

El bipartidismo recibía en Portugal la denominación de "arco de gobernación": los gobiernos se pactaban entre el PS y las dos fuerzas conservadoras, el Partido Social Demócrata y el Centro Democrático, lo que debaja fuera a los partidos a la izquierda de los socialistas.

"En 40 años, la izquierda ha sido incapaz de entablar cualquier tipo de negociación, lo que condenaba al PS a gobernar en solitario o a buscar alianzas a su derecha", ha explicado, en declaraciones a RTVE.es, Joao Galamba, miembro del secretariado nacional del PS y vicepresidente de su grupo parlamentario.

¿Qué ha cambiado ahora para hacer posible este pacto?. Galamba habla de una "radicalización" de la derecha portuguesa, que "en estos cuatro años ha roto consensos históricos respecto al modelo de desarrollo y al estado social".

El profesor Freire, por su parte, señala cuatro factores:

  • Un cambio de liderazgo en el PS: "El líder socialista [Costa] dejó claro durante la campaña que nunca llegaría a compromisos con la derecha, en parte porque los conservadores se han movido muy a la derecha en sus propuestas, más de lo exigido por la troika".
  • La "presión popular": "Las encuestas al menos desde 2009 muestran que una mayoría de votantes de PS, PCP y Bloque son partidarios del acuerdo" entre estas fuerzas.
  • Lo que Freire llama el "incentivo de poder": "o el líder del PS (Costa) llega a un acuerdo que le permita ser primer ministro, o puede ser sustituido por alguien más a la derecha en el propio partido".
El secretario general del Partido Socialista Portugués, Antonio Costa, tras las elecciones generales. EFE/EPA/MARIO CRUZ

El secretario general del Partido Socialista Portugués, Antonio Costa, tras las elecciones generales. EFE/EPA/MARIO CRUZ JSG ase

El giro de las elecciones generales

El cuarto factor ha resultado el más determinante: el resultado de las urnas. "En el pasado, salvo en 1985 - recuerda Freire - cuando los partidos de derecha ganaban lo hacían con mayoría absoluta, pero ahora han ganado con minoría en el Parlamento".

"El mandato de los electores ha sido claro: derrotar al Gobierno de derechas y crear una alternativa mayoritaria", asegura Galamba.

Pero este voto de castigo por las políticas de austeridad no fue a parar en exclusiva el PS, el partido que, con José Sócrates, inició la senda de los recortes y pidió el rescate, sino también los grupos a su izquierda, en especial el Bloque, que duplicó su representación.

"El voto popular determinó que para gobernar y no como una quinta rueda del coche de la derecha, sino con el apoyo parlamentario de los partidos de izquierda que aumentaron su representación, el PS debe adoptar su programa de Gobierno orientado a recuperar la renta del trabajo y las jubilaciones", ha declarado a RTVE.es Jorge Costa, miembro de la Comisión Política del Bloque de Izquierdas.

El objetivo del Bloque es terminar el ciclo del empobrecimiento

"El objetivo del Bloque es terminar el ciclo del empobrecimiento, y que cada año que pase se pueda mantener esta recuperación", dice Jorge Costa.

Lo que nos une a todos es en primer lugar no permitir que un gobierno derrotado forme un nuevo Ejecutivo

"Lo que nos une a todos es en primer lugar no permitir que un gobierno derrotado forme un nuevo Ejecutivo", reconoce Paulo Raimundo, dirigente del Partido Comunista. "Después, analizar políticas concretas que tengan una repercusión positiva en la vida de los portugueses".

La alianza circunstancial de las tres fuerzas no significa que ninguna haya abandonado su visión del mundo, sino que, en un ejercicio de pragmatismo, se han sentado a negociar unos puntos comunes sobre la base del programa del PS a las elecciones, con especial hincapié en la recuperación de pensiones y salarios. Este "Programa de Gobierno" es lo que, tras semanas de negociación, se ratificó el pasado fin de semana.

"Yo no lo llamaría un programa de mínimos, sino de máximos", responde Joao Galamba. "El centro del acuerdo es el programa socialista, con algunas medidas adicionales, y los partidos se comprometen a sustentar este Gobierno durante cuatro años".

Con la vista puesta en Bruselas

Pero más gasto en políticas sociales significa mayor gasto público y esto puede chocar con las políticas de austeridad marcadas desde la Comisión Europea (CE), en especial con la exigencia de contención del déficit público.

Galamba asegura que el "efecto combinado" de mayores ingresos fiscales y redistribución del gasto hará compatible el programa de gobierno con los compromisos con Bruselas. "Toda la negociación se ha desarrollado bajo el presupuesto de que nuestra propuesta de déficit era la referencia", ha subrayado.

"¿Por qué debería oponerse Bruselas a una subida del salario mínimo, o a una reforma fiscal, o a que se recuperen los salarios de los funcionarios? - se pregunta el representante del PCP, Paulo Raimundo - Nosotros hacemos mucho hincapié en una reforma fiscal para buscar dinero. Hay que buscar soluciones que demuestren la posibilidad concreta de las políticas (...) Lo que hay que demostrar es que las políticas de derecha no son inevitables".

Junto a la limitación del déficit, la inmensa deuda pública portuguesa (130% del PIB) pesará como una losa sobre las propuestas de mayor gasto social, como reconocen desde el Bloque. "Por mucho que sea difícil en la Europa actual, el problema de la deuda no se puede eludir - dice Jorge Costa - Hay que empezar un trabajo de propuesta e intervención en Europa por la renegociación de la deuda".

"Desde luego, vamos a tener una lucha con Bruselas - vaticina el profesor Andre Freire - Hay que ver si lo que ocurra impulsa otras soluciones en Europa y qué alianzas puede haber".

Deuda del 130% y desviación del déficit

La situación económica de Portugal es mejor que cuando el gobierno socialista de José Sócrates pidió el rescate financiero, en mayo de 2011, a cambio de importantes recortes de todo tipo, en especial en pensiones, salarios y empleo público. Pero sigue sin ser halagüeña.

El paro ha descendido, hasta situarse actualmente en el 13,1%, pero medio millón de portugueses viven con un salario mínimo de 505 euros, el 11% de la población activa.

Los objetivos de déficit no se van a cumplir, previsiblemente, en este año. El déficit de 2014 aumentó hasta el 7,2%, casi tres puntos sobre los objetivos marcados por Bruselas (4,6%) principalmente por las dificultades para venta de Novo Banco, una entidad nacionalizada proveniente de la quiebra del primer banco del país, Espírito Santo. En 2015, según las indicaciones de Bruselas, el déficit debería fijarse en el 3,2% y bajar del 3% en 2016.

El principal problema es la deuda pública, que en 2014 ascendió al 130% del PIB, según Eurostat, sólo por detrás de Italia y Grecia.