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Salman Rushdie: "La mejor forma de defender la libertad de expresión es emplearla"

  • El escritor presenta Dos años, ocho meses y veintiocho noches, su último libro
  • Es una fábula que toca temas como el fanatismo, la mitología y la superstición

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El escritor angloindio durante la presentación de su última novela en Madrid.
El escritor angloindio durante la presentación de su última novela en Madrid.

Salman Rushdie (Bombay, 1947) ha abrazado el humor como bandera en su última novela Dos años, ocho meses, y veintiocho noches (Seix Barral).

Un cuento de hadas que bebe de la tradición oriental y filosófica de Las mil y una noches, juega con mitos y símbolos, mira hacia la cultura pop y homenajea sin complejos a la Ciencia Ficción y los superhéroes.

El novelista angloindio señala que se siente muy cómodo reivindicando la “comedia negra” y la fantasía como géneros: “Este tipo de escritura es el barrio donde me gustaría vivir”, aunque confiesa que el libro supuso viajar al otro extremo emocional como reacción a su biografía Joseph Anton (2012), en la que relata su vida clandestina durante una década por la fetua de Jomeini que puso precio a su cabeza.

Ahora se sucede una batalla entre la tolerancia y la intolerancia

Rushdie, que se encuentra en España para lanzar la novela y recibir la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, explica que su relato, en el que se libra una especie de Guerra de los Mundos sobrenatural, está influido por elementos de la actualidad, en relación al fanatismo.

“Ahora se sucede una batalla entre la razón y la sinrazón, entre la tolerancia y la intolerancia. No tiene nada nuevo porque siempre ha ocurrido a lo largo de la historia”, apunta durante la rueda de prensa de presentación en Madrid.

El autor de Los Versos Satánicos también mantiene su compromiso inquebrantable con la defensa de la libertad de expresión, que ratificó tras los atentados contra la revista satírica Charlie Hebdó. “La propia libertad de expresión es la que permite que exista el arte. En nuestro mundo está siendo atacada. La mejor manera de defender la libertad de expresión es emplearla”, asegura.

Un cuento de hadas cargado de humor

La pugna entre el pensamiento mágico y la razón es uno de los leit motivs de la fábula que narra Dos años, ocho meses y veintiocho noches, no se molesten en sumar porque dan exactamente mil y una noches en un claro homenaje a esta cifra mágica en la cultura oriental.

Tal y como aparece en el texto citando a Goya: “La fantasía abandonada de la razón, produce monstruos imposibles: unida a ella, es madre de las artes y el origen de las maravillas”.

España tiene un papel protagonista en el libro, con la presencia como personaje central del filósofo cordobés Averroes (Ibn Rushd), con el que el escritor tiene un vínculo literario ya que su padre se cambió el apellido por la admiración que le profesaba, y al que el propio Rushdie reverencia.

Asimismo, el relato recoge abundantes referencias a grandes genios españoles con guiños al surrealismo de Buñuel o citas de la etapa negra de Goya, que ilustran la portada: “El sueño de la sinrazón produce monstruos”.

La novela mezcla historias de un pasado remoto en el siglo XII con un futuro lejano en el que se libra una guerra provocada por criaturas mágicas, los imprevisibles yinns, que se encargarán de hacer la vida imposible a los atolondrados humanos pero a su vez velarán por su salvación.

Las historias orientales que se incluyen están muy vivas

En las diferentes subtramas también nos cuentan los avatares de personajes como un jardinero que flota sobre el suelo, el muy prudente señor Gerónimo, un bebé mágico que detecta a los corruptos-muy de actualidad- o un dibujante de cómics de Queens que transmuta en superhéroe.

El relato recoge un abundante cruce de influencias literarias, con pinceladas de realismo mágico, y toca temas como el fanatismo, la religión, la superstición, las leyendas de la tradición oral de Oriente y Occidente, y el poder del amor. Todo regado con agudo sentido del humor.

Parte del sustrato de tanta fantasía procede del acervo cultural de los cuentos que el escritor, eterno candidato al Nobel, escuchaba cuando era niño: “Las historias orientales que se incluyen están muy vivas y la gente las sigue contando unos a otros. Por ejemplo, en la India cuando se te pincha una rueda, se dice: Habrá sido un yinn”, concluye Salman Rushdie sobre el poder de la imaginación y la mitología.