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El eurófobo Soini será ministro de Exteriores en el nuevo gobierno derechista de Finlandia

  • El liberal Sipilä forma una coalición con dos partidos derechistas
  • El ministro de Finanzas será el conservador Stubb, un eurófilo

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Los líderes de la nueva coalición derechista de Gobierno en Finlandia, de izquierda a derecha Timo Soini, Juha Sipila y Alexander Stubb.
Los líderes de la nueva coalición derechista de Gobierno en Finlandia, de izquierda a derecha Timo Soini, Juha Sipila y Alexander Stubb.

El ganador de las elecciones finlandesas y nuevo primer ministro, el liberal Juha Sipilä, ha formalizado su coalición de Gobierno con dos partidos derechistas, entre ellos los eurófobos Verdaderos Finlandeses, cuyo líder Timo Soini será ministro de Exteriores.

El partido ultranacionalista es la segunda fuerza parlamentaria tras los comicios del mes pasado, a pesar de que obtuvo algunos votos que la fuerza conservadora y eurófila liderada por Alexander Stubb, quien será ministro de Finanzas.

Así pues, Sipilä estará escoltado en su gabinete por dos dirigentes con proyectos opuestos sobre la Unión Europea. Los ultraconservadores Verdaderos Finlandeses entran por primera vez en el Gobierno del país tras moderar algunos de sus postulados.

Durante la pasada legislatura se distanciaron de otros partidos europeos de ultraderecha con los que compartían grupo en el Parlamento europeo, como el UKIP británico de Nigel Farage, para unirse a los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR).

Al mismo tiempo, expulsó de su partido a los miembros más radicales, como el diputado James Hirvisaari, quien fue fotografiado en los pasillos del Parlamento haciendo el saludo nazi.

En su programa, Soini, un católico contrario al aborto o la homosexualidad, avalaba por reducir en un 50% la aportación del país nórdico a la UE.

En todo caso, el mayor desafío al que se enfrentará la coalición será sacar a Finlandia de la recesión. La receta de Sipilä para superar la crisis pasa por un ajuste presupuestario de unos 3.000 millones de euros (el 1,5 % del PIB), incluida una bajada de los impuestos directos.