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Madame Cézanne lava su imagen

  • El Metropolitan reúne 24 de los 29 retratos de la mujer de Cézanne
  • Madame Cézanne pretende mostrar su influencia en su evolución artística

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'Madame Cézanne en la butaca roja' (hacia 1877), del Museo de Bellas Artes de Boston, y 'Madame Cézanne en el invernadero' (1891), del Metropolitan, dos de las obras expuestas de Cézanne.
'Madame Cézanne en la butaca roja' (hacia 1877), del Museo de Bellas Artes de Boston, y 'Madame Cézanne en el invernadero' (1891), del Metropolitan, dos de las obras expuestas de Cézanne.

Marie-Hortense Fiquet (1850-1922) se cruzó en la vida de Paul Cézanne (1839-1906) en 1869 cuando tenía 19 años y ejercía de modelo de artistas en París en la Academia Suiza para completar sus ingresos como encuadernadora. Empezaron entonces una relación que el artista, "hombre obstinado y terco" en palabras de su amigo Zola, mantuvo oculta durante lustros a su severo padre, Louis Cézanne, quien desaprobaba que su hijo se dedicase al arte, y al que tampoco reveló que en 1872 le dio un nieto, Paul. Cézanne no formalizó, vía matrimonio, su relación con Hortense hasta 1886, meses antes de que muriese su padre.

Esa decisión de mantener oculta la relación, y también el espíritu solitario del pintor, llevó a la pareja a vivir largas temporadas separados, incluso después de casarse, pero no impidió que el pintor de pintores, el padre del arte moderno, inmortalizase a Hortense en una treintena de retratos al óleo durante más de 20 años, de los que 24 pueden contemplarse por primera vez juntos en una exposición en el Metropolitan de Nueva York desde este miércoles al 15 de marzo de 2015.

Bajo el título de Madame Cézanne, la muestra del museo neoyorquino pretende también mostrar la influencia que tuvo Hortense en la evolución artística del maestro de Aix y lavar la imagen de mujer agria, despiadada y cruel que muchos críticos han querido ver en esos retratos.

Su modelo preferida

Lo cierto es que ni siquiera los herederos del artista francés guardan buen recuerdo de Hortense, según la investigación realizada hace unos años por Ruth Butler para su libro sobre las mujeres-modelo de varios artistas (Hidden in the shadow of the master: The models-wives of Cézanne, Monet and Rodin), quien intentó recabar sin éxito sus impresiones. "El sentimiento dentro de la familia era que Hortense era escoria y que se gastó su dinero. No les gustaba", revelaba esta profesora a The New York Times.

No obstante, pesase a quien pesara, Hortense fue su mujer, la madre de su único hijo y su modelo preferida y más pintada -también la más paciente, pues Cézanne la sometía a interminables horas de posado-, tanto para los 29 retratos que se conocen de ella, como en multitud de dibujos y acuarelas, de los que alrededor de una veintena también se exhiben en el Metropolitan.

El retrato más antiguo que se conoce data de 1872, cuando su musa tenía 22 años y él 33, y, a lo largo de los 20 años posteriores, Hortense fue la protagonista de obras maestras como Madame Cézanne en la butaca roja (h. 1877), del Museo de Bellas Artes de Boston, el Retrato de Madame Cézanne (1885-1887) del Museo de Filadefia, o los dos óleos propiedad del Metropolitan presentes en la muestra Madame Cézanne en el invernadero (1891) y Madame Cezánne con vestido rojo (188-90), que muestran claramente el método de trabajo analítico del artista con los volúmenes y los colores para mostrar dos perspectivas.

En la exposición del templo del arte neoyorquino no podía faltar el Retrato de Madame Cezanne (1880) del Museo de la Orangerie de París, que se mostrará junto a otros óleos llegados desde Japón (Madame Cézanne con vestido a rayas, 1888-90, del Museo de Arte de Yokohama) y Berlín (Madame Cézanne, hacia 1885, del Staatliche Museen).

Esta amplia serie de retratos atestigua que la relación con Hortense fue crucial para el desarrollo artístico de Paul Cézanne y clave para entender mejor la personalidad del huraño maestro de Aix, al que Picasso definió como "el padre de todos nosotros".