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La destrucción de Haiyan persiste en las zonas rurales de Filipinas un año después

  • Un millón de personas vive todavía en refugios provisionales muy precarios
  • Cruz Roja: "aun queda por hacer", pero se ha avanzado de manera rápida
  • El tifón dejó 6.300 muertos, 1.000 desaparecidos y millones de afectados

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Hace un año que el tifón Yolanda arrasaba Filipinas

Emily y su marido estuvieron cinco horas agarrados a las raíces de un árbol para salvar su vida mientras el tifón Haiyan avanzaba a su alrededor dejando muerte y destrucción. Hoy, un año después, observan desde la ventana de su nueva casa en Samar el refugio de cuatro metros cuadrados que levantaron con escombros para sobrevivir.

El matrimonio ha recibido la ayuda de Cruz Roja para construir un nuevo hogar y, a pesar de que lo perdieron todo y siguen en paro, pueden sentirse afortunados, pues todavía un millón de personas vive en pequeños refugios provisionales y precarias tiendas de campaña, según denuncia Acción contra el Hambre.

La desigualdad en la reconstrucción se debe, según explica a RTVE.es Miguel Domingo, delegado de Cruz Roja Española en Filipinas, a que hay zonas rurales afectadas a las que es "extremadamente complejo" acceder. "A algunas aldeas es necesario llegar en balsas de bambú y llevar los materiales en estas balsas", ha precisado.

Seguimos durmiento todos los días con cucarachas y ratas

En la ciudad de Tacloban, una de las más dañadas por el tifón, de las 14.500 casas que deben construirse para los afectados, solo se han entregado 400, según ha podido constatar Helen Cook, periodista de Efe. "Nos dijeron hace tiempo que nos darían una casa permanente, pero aún sigo esperando la llamada, y mientras seguimos durmiento todos los días con cucarachas y ratas", señala una de las vecinas que vive en el distrito de San José.

El alcalde del municipio, Alfred Romuáldez, achaca la lentitud a la burocracia, pero el sentimiento de muchos ciudadanos es que el Gobierno está haciendo muy poco. "Ha pasado ya un año. Esperábamos que el Gobierno nos proporcionara algún lugar en el que refugiarnos y un medio de vida, pero seguimos exactamente igual", explica Noel Martínez, jefe del distrito 52.

Algunos vecinos están convencidos de que la corrupción en el Gobierno es el motivo de que sigan así. "Lo que no entiendo es cómo no nos ha llegado nada de dinero después de un año con la cantidad de donaciones que se enviaron a Filipinas desde todo el mundo", denuncia Jonathan Ancao, otro vecino de 36 años que resultó afectado y que aun no tiene casa.

Sin embargo, el presidente de Cruz Roja Filipina, en una rueda de prensa reciente, destacó la coordianción entre el Gobierno central y los locales y la buena sintonía con otras organizaciones humanitarias para llevar a cabo la recuperación.

Los otros problemas de Haiyan

Bautizado con el nombre de 'Yolanda' en Filipinas, Haiyan fue el tifón más fuerte de todos los que han tocado tierra en el país, que ya estaba marcado por la pobreza y la corrupción. Provocó 6.300 muertos, más de 1.000 desaparecidos, 28.628 heridos, 2,6 millones de familias afectadas y un millón de casas destruidas, según datos de National Disaster Risk Reduction and Management Council de Filipinas.

Son muchas las ONG que se trasladaron a la zona afectada el 8 de noviembre de 2013, y a día de hoy siguen trabajando para recuperar la normalidad. Domingo explica a RTVE.es que la respuesta internacional con la tragedia de Filipinas "ha sido increible". Hasta mediados de octubre se habían construido 6.100 casas, cifra que ya se habrá superado porque se van construyendo cada semana. También se han facilitado medios y dinero en efectivo a 13.500 familias para reparar sus viviendas.

Otro de los problemas tras el paso del tifón es que muchos, además de sus casas, perdieron los medios que tenían para ganarse la vida. "Lo peor no son las condiciones, sino tener que estar todo el día sin hacer nada porque no podemos encontrar trabajo como antes", afirma una vecina de Tacloban que vive en un refugio temporal.

Por eso, las organizaciones humanitarias han dado subvenciones a los autónomos y campesinos para que encuentren una salida laboral. Rusty Leiros ha sido uno de los beneficiados. Se ganaba la vida desde lo 12 años conduciendo un pedicab, una especie de taxi compuesto por una bicicleta y un sidecar. El tifón lo destrozó, al igual que su casa, y no tiene dinero para comprar otro. Cruz Roja, a través del proyecto Medios de Vida, le proporcionará uno para que pueda volver a su oficio.

El espíritu filipino

El fuerte viento, la lluvia y las gigantescas olas que provocó Haiyan arrancaron las rudimentarias construcciones de zonas muy humildes conviertiéndolo todo en escombros. El objetivo ahora no es solo recuperar esas viviendas, sino hacerlo de forma que prevengan posibles nuevos desastres.

Acción contra el Hambre añade otro problema que apenas se trata y queda en un segundo plano: el trauma psicológico que supuso la tragedia. No obstante, en un acto homenaje a las víctimas este viernes, los presentes destacaban que el pueblo filipino es como un bambú, que se dobla pero no se rompe. "Es una población muy fuerte ante los desastres, que no olvida lo sucedido, pero que no lo oculta y (...) tienen un gran espiritu de superación antes las adversidades", señala Domingo a RTVE.es

Acción contra el Hambre asegura que, hasta el momento, la comunidad internacional ha cubierto el 60% de las necesidades identificadas, pero, a pesar de que ha pasado un año y según Cruz Roja "se ha conseguido avanzar de manera rápida", "aun queda por hacer".