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Human Rights Watch acusa al Ejército ucraniano de usar bombas de racimo sobre Donetsk

  • Investigadores de la ONG encuentran restos de 22 proyectiles
  • Las bombas de racimo provocan daños indiscriminados

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Restos de un proyectil de racimo del tipo Uragan en un campo de labor situado en una zona controlada por el Ejército ucraniano cerca de Novomyjailivka, Ucrania, el 14 de octubre de 2014
Restos de un proyectil de racimo del tipo Uragan en un campo de labor situado en una zona controlada por el Ejército ucraniano cerca de Novomyjailivka, Ucrania, el 14 de octubre de 2014.

La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) ha acusado al Ejército de Ucrania de utilizar bombas de racimo en los bombardeos sobre Donetsk, en el este del país, a comienzos de este mes.

En total, al menos seis personas murieron en estos ataques, entre ellas un empleado de la Cruz Roja Internacional, que falleció el 2 de octubre en Donetsk, bastión de los secesionistas prorrusos en el este del país.

"Aunque no es posible determinar de manera concluyente la responsabilidad de muchos de los ataques, la evidencia apunta a la responsabilidad de las fuerzas gubernamentales ucranianas en varios ataques sobre Donestsk", dice la organización no gubernamental, con sede en EE.UU, en el comunicado publicado en su web [ENG].

Coincidiendo con este informe, un reportaje de The New York Times apunta también a que las tropas ucranianas usaron esta munición en sendos bombardeos el 2 y el 5 de octubre. Según el NYT, portavoces militares ucranianos han negado el uso de este tipo de munición y han señalado que las milicias prorrusas también las poseen.

El uso de bombas de racimo en áreas pobladas viola la legislación internacional debido a que es un arma indiscriminada, y puede llegar a considerarse un crimen de guerra, según advierte HRW.

Restos de 22 proyectiles

HRW asegura haber comprobado el uso de esta munición en más de una docena de localidades, tanto urbanas como rurales, durante una investigación que ha durado una semana.

Los investigadores han identificado la munición utilizada por el tipo de cráter que deja y por los restos de 22 proyectiles encontrados en los lugares de los bombardeos o sus cercanías. En total, estos proyectiles pueden diseminar hasta 912 bombas de pequeño tamaño.

Según la investigación, la munición utilizada es del tipo Uragan de 220 milímetros (16 proyectiles) y Smerch de 300mm (6 proyectiles).

Las bombas de racimo están compuestas por un proyectil que sirve de contenedor y que alberga docenas o incluso centenares de pequeñas bombas. Tras el lanzamiento, el contenedor se abre y dispersa los explosivos, que estallan al tocar el suelo. Las bombas se extienden de manera indiscriminada en un área de tamaño similar al de un campo de fútbol, con riesgo para la vida de civiles.

Además, muchas de las bombas no estallan inmediatamente, sino que quedan abandonadas y actúan como si fueran minas antipersonales. La zona bombardeada debe ser limpiada por artificieros.

"Es chocante ver como un arma que la mayoría de países ha prohibido se usa de manera tan extensa en el este de Ucrania", ha declarado Mark Hiznay, investigador en armamento de HRW. "Las autoridades ucranianas deberían comprometerse inmediatamente para no usar la munición de racimo y unirse al tratado que la prohibe", ha añadido.

Prohibición internacional

La Convención sobre Munición de Racimo, firmada en Dublín en 2008 y que entró en vigor en 2010, prohíbe el uso de bombas de racimo. 114 países han firmado esta convención, pero Ucrania no es uno de ellos. Tampoco la han firmado, entre otros, Estados Unidos, Rusia o China.

Tanto HRW como la campaña para la prohibición de las bombas de racimo (Stop Inversiones Explosivas, en español) se han dirigido a las autoridades ucranianas, sin obtener respuesta.

El Gobierno de Ucrania combate en el este del país a los secesionistas prorrusos, en un conflicto que se ha cobrado la vida de más de 3.600 personas. Durante los combates, ambas partes se han acusado de haber atacado a la población civil.