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China afronta su Día Nacional en medio de las protestas en Hong Kong

  • Los manifestantes esperan una afluencia masiva para este miércoles
  • Las movilizaciones se mantienen con dos días casi seguidos de inacción policial

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Los jóvenes se preparan para endurecer la protesta ante Día Nacional de China

China celebra este miércoles el 65 aniversario de la llegada al poder del Partido Comunista y la creación de la República Popular en medio de uno de los mayores retos de las últimas décadas al sistema, la protesta democrática de Hong Kong. Las manifestaciones en la excolonia británica se mantienen con dos días casi seguidos de inacción policial, en lo que parece una táctica de las autoridades por intentar que la protesta pierda fuerza y se apague por sí misma, sin lanzar una represión a gran escala.

De momento, los convocantes de las protestas apuestan por una concentración multitudinaria este miércoles, 1 de octubre, día festivo nacional en el que se conmemora el 65 aniversario de la llegada al poder del Partido Comunista y de la creación de la República Popular China.

Decenas de miles de personas se han concentrado para exigir a Pekín reformas democráticas

Durante el lunes y la madrugada del martes, 100.000 personas se han llegado a reunir sin incidentes y en un ambiente festivo. Por la mañana muchos han vuelto a sus hogares y trabajos, por lo que las calles aparecían más vacías, aunque el número de asistentes ha vuelto a aumentar a durante la tarde de este martes, según el diario South China Morning Post, que hace un seguimiento minuto a minuto.

Preparativos para el miércoles

Los manifestantes se preparan para sostener la protesta este miércoles, día de fiesta nacional. Vamos a aumentar la intensidad de la protesta, planeamos comenzar con la ocupación de sedes gubernamentales", ha asegurado Chow Wing Hong, uno de los secretarios generales de la Federación de Estudiantes, en una intervención ante la prensa junto a Chan Kin Man, cofundador del movimiento Occupy Central, dos de las organizaciones claves en la protesta.

La acción de los agentes antidisturbios entre el sábado y la madrugada del lunes, que ya más comedida de lo habitual con solo el uso de gases pimienta y lacrimógenos, tuvo un efecto contraproducente y echó más manifestantes a la calle, por lo que las autoridades han cambiado de estrategia.

Si las autoridades "hubieran querido arrasarla (la protesta), lo hubieran hecho en dos minutos. No lo quieren hacer, porque China quiere tener un puesto en la gobernanza mundial", afirma a Efe el venezolano Francisco Nieto, profesor universitario y director en Pekín de la Iniciativa Global Asia-América.

El Día Nacional de China

El Día Nacional llega precedido del primer Día de los Mártires, celebrado este martes tras ser establecido el pasado 31 de agosto, dentro de la política de nacionalismo asertivo que el Gobierno de Pekín está desarrollando estos últimos años.

Pero este nacionalismo, que vale para buena parte de la población china, no sirve en Hong Kong, donde la reintegración a la soberanía de Pekín de 1997 siempre se vio con una buena dosis de desconfianza hacia el gigante asiático gobernado por el Partido Comunista.

Ahora, la protesta hongkonesa a favor de más democracia se ha convertido en uno de los mayores retos para el Gobierno desde las manifestaciones democráticas que acabaron en la represión de Tiananmen en 1989.

Nieto cree que, desde entonces, las cosas han experimentado un cambio enorme en China, donde la población -sobre todo los jóvenes- está más informada y cuestiona cada vez más el sistema, por lo que cree que habrá una evolución (eso sí, lenta) hacia reformas democráticas muy graduales, con Hong Kong como "punta de lanza".

"Los dirigentes chinos saben que es mejor dar pasos programados y graduales, no agigantados, como ha sido la tradición china" en las reformas de las últimas décadas, añade.

“Un país, dos sistemas”

En cuanto a Hong Kong, el mecanismo de "un país, dos sistemas", con el que China ha intentado encajar en 1997 al territorio y ganarse el corazón de sus habitantes (y, de paso, intentar atraer a la isla rebelde de Taiwán), ha servido hasta ahora pero acaba de chocar con una barrera, aunque Nieto cree que Pekín acabará buscando un acomodo.

La decisión china, el pasado 31 de agosto, de que las elecciones al próximo jefe ejecutivo de la región de 2017 se celebren por sufragio universal, pero solo entre dos o tres candidatos previamente autorizados por un comité consultivo, generó el desencanto en buena parte de la población de la excolonia británica.

El director del Instituto de Postgrado en Estudios Chinos de la Universidad Tamkang (Taiwán), Chang Wu-ueh, da por hecho que "Pekín no sacará el ejército a las calles de Hong Kong", aunque al mismo tiempo cree que "es muy improbable que (China) permita el sufragio universal y elecciones abiertas en 2017".

Por ello, Chang anticipa que "Hong Kong pasará por más turbulencias hasta 2016", cuando será la elección al Consejo Legislativo. En los últimos años, el Gobierno no ha dado pasos hacia la apertura política de la que llegó a hablar el anterior ministro, Wen Jiabao (2003-2013), aunque sí ha hablado con más claridad que nunca sobre la corrupción.

La repercusión mediática

En el lado interno, las manifestaciones han aparecido muy poco en los medios de comunicación controlados por el estado, aunque un poco más este martes. Aparte de las noticias en medios oficiales, apenas ha habido menciones en las redes sociales chinas, sometidas a una estricta censura, según han reconocido varios habitantes de Pekín, aunque Nieto asegura que la gente "está al tanto de lo que ocurre" en Hong Kong.

En las informaciones divulgadas, el descontento se atribuye a elementos "radicales" y se advierte de las consecuencias económicas negativas que las protestas pueden suponer para Hong Kong (por ejemplo, se insiste en la caída de la bolsa, que ha perdido un 3,18 por ciento en dos días).

De cara al exterior, Pekín también ha advertido de forma repetida contra cualquier intromisión de países extranjeros en las protestas, y especialmente contra un hipotético apoyo exterior a "Occupy Central", con el argumento de que Hong Kong es parte de China y está bajo su soberanía.