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La contaminación industrial del siglo XIX persiste en el hielo de la Antártida

  • Científicos de EE. UU. han detectado plomo en varias muestras
  • La contaminación llegó en 1889 de Australia y perdura hasta hoy

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Una de las muestras obtenidas para analizar la polución llegada la Antártida.
Una de las muestras obtenidas para analizar la polución llegada la Antártida.

La contaminación generada por la actividad industrial del siglo XIX dejó su huella en el hielo de la Antártida. La polución llegó 22 años antes de que el explorador noruego Roald Amundsen descubriera el continente, en 1911, y persiste más de 100 años después.

El descubrimiento ha ido a cargo de un equipo internacional de científicos que ha liderado el profesor investigador Joe McConnell, del Instituto de Investigación del Desierto de Nevada (DRI) de Estados Unidos y se ha publicado en la edición online de la revista Scientific Reports.

Concretamente han analizado 16 muestras de hielo recogidas por todo el continente antártico que han revelado datos que abarcan un periodo de 410 años, desde el año 1600 hasta el 2010, según ha informado el DRI en una nota.

Polución llegada de Australia

A juicio de McConnell, estos nuevos datos muestran el impacto de actividades industriales como la fundición, minería y la quema de combustibles fósiles, "incluso de los rincones más remotos del mundo" y se extendió por toda la Antártida en el siglo XIX.

"La idea de que Amundsen y Scott se desplazaran sobre nieve que claramente estaba contaminada por el plomo y la minería de Australia, y que la polución por plomo en ese momento fuera casi tan elevada como cualquier momento desde entonces, es sorprendente como poco", ha sentenciado el profesor del DRI.

Análisis y resultados

El análisis del equipo científico se centró en las concentraciones atmosféricas de fondo y midió las cantidades de plomo y otros productos químicos con un sistema analítico de muestras de hielo propio del instituto de Nevada.

"El plomo es un metal pesado tóxico con fuerte potencial de dañar los ecosistemas", ha comentado el coautor del estudio de la Universidad de Copenhague, Paul Vallelonga.

"Mientras que las concentraciones [de plomo] medidas en las muestras de hielo de la Antártida son muy bajas, los registros muestran que las concentraciones atmosféricas y los índices de deposición se incrementaron aproximadamente por seis en la década de 1880, coincidiendo con el inicio de la minería en Broken Hill, en el sur de Australia y de la fundición en la cercana Port Pirie", ha explicado Vallelonga.