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Los empujones de la nave Albert Einstein a la Estación Espacial Internacional

  • La EEI pierde cada mes unos 10 kilómetros de altura que hay que recuperar
  • Puede usar sus propios motores o los de las naves visitantes para ello
  • También se puede jugar con la orientación de los paneles solares para minimizar la pérdida de altura

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Impresión artística de un ATV durante una maniobra de aumento de altura de la órbita de la EEI
Impresión artística de un ATV durante una maniobra de aumento de altura de la órbita de la EEI.

Aunque su misión principal es la de llevar suministros a la Estación Espacial Internacional las naves de carga automatizadas de la Agencia Espacial Europea también se usan para subir la órbita de esta.

Estas maniobras se llevan a cabo periódicamente y son necesarias porque aún a la altitud de unos 350 a 400 kilómetros a la que orbita la Estación, el rozamiento con las pocas moléculas de la atmósfera que hay allí arriba la frenan un poco cada día, haciéndola bajar poco a poco.

Aunque depende de la altura a la que esté en cada momento, este frenado hace que cada mes la órbita de la Estación pierda unos 3 kilómetros de altitud, pérdida que es mayor en las épocas de mayor actividad solar, ya que esto hace que haya más moléculas a más altura.

De no ser contrarrestados los efectos de este rozamiento la Estación -o cualquier otra nave o satélite que esté en órbita baja, incluido el telescopio espacial Hubble- acabaría quemándose en la atmósfera, así que cada cierto tiempo, ya sea usando sus propios motores o los de alguna nave atracada en ella,  la Estación acelera un poco para así hacer subir su órbita.

Al ir un poco más rápido es capaz de oponer más resistencia a la fuerza de la gravedad que tira de ella hacia la Tierra de forma que la órbita sube unos kilómetros con cada empujón.

Es un poco el efecto que sentimos al tomar una curva: cuanto más rápido vayamos más tenderemos a irnos hacia fuera, sólo que en el caso de la EEI el efecto es aumentar la altura de su órbita.

Así, los 1,45 metros por segundo de aumento de velocidad que proporcionó el ATV-4 Albert Einstein a la Estación Espacial Internacional el pasado 10 de julio, apenas 5,22 kilómetros por hora frente a los aproximadamente 28.000 kilómetros por hora a los que se mueve, sirvieron para subir su órbita en unos dos kilómetros.

Eso sí, si el Albert Einstein tuviera el suficiente combustible y sus motores pudieran ser mantenidos en marcha el tiempo suficiente la Estación acabaría escapándose de la órbita terrestre.

Esta era la segunda ocasión en la que el Albert Einstein le daba un empujón a la EEI; la primera fue el 19 de junio, y hay otras más previstas para el 31 de agosto, el 13 de septiembre, el 2 de octubre y una última para el 25 octubre antes de que el ATV-4 deje la EEI.

Todas estas fechas tienen programada una fecha de reserva por si hubiera algún problema, por lo general un par de días más tarde de la fecha programada originalmente.

Lo que puede suceder en cualquier momento es que haya que usar los motores del Albert Einstein para apartar la Estación de algún resto de basura espacial, aunque lógicamente esas maniobras no están programadas de antemano.

Modo planeador nocturno

Otra cosa que se hace para mantener la altura de la órbita de la Estación es usar lo que se denomina 'modo planeador nocturno' durante el cual lo que se hace es poner los paneles solares de la Estación planos respecto al sentido de la marcha, como si fueran las alas de un avión, cuando esta se encuentra en la sombra de la Tierra.

Esto reduce el arrastre que provocan en aproximadamente un 30 por ciento, y en cuanto la Estación vuelve a salir al Sol los paneles se vuelven a orientar hacia este para seguir generando electricidad.

A veces en lugar de mantener los paneles, que son capaces de rotar sobre su eje, orientados directamente hacia el Sol, lo que se hace es dejarlos planos respecto al sentido de la marcha aún cuando la Estación está al Sol, lo que reduce su capacidad de generar electricidad a cambio de generar menos arrastre.

E incluso en ciertas ocasiones lo que se hace es programar el movimiento de los paneles para que generen el mayor arrastre posible, de tal forma que la órbita de la Estación baja más rápidamente, lo que permite ahorrar combustible a los vehículos que se lanzan hacia ella.

En total se estima que jugar con la orientación de los paneles solares permite ahorrar unos 1.000 kilos de combustible al año, lo que con lo caro que resulta colocar cualquier cosa en órbita es muy de agradecer.