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Las melodías atribuidas a Bach que no son de Bach

  • Un ingeniero desarrolla un método para determinar la autoría de obras
  • Con escaso margen de error, usa algoritmos que crean intervalos melódicos
  • La tesis se ha presentado en la UIB y su autor prevé colaborar con otras universidades

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Ilustración de Johann Sebastian Bach.
Ilustración de Johann Sebastian Bach.

Bach, Puccini, Mozart... son diversos los compositores clásicos de los que se duda si ciertas obras que se les atribuyen son suyas o no. Por ejemplo, cada cierto tiempo se encuentra una supuesta partitura inédita de Mozart. El estilo o la propia firma de la partitura son algunos de los recursos utilizados tradicionalmente para asignar la autoría, pero son susceptibles de error.

Un ingeniero y violinista de la Universitat de les Illes Balears (UIB), Antoni Tudurí, ha finalizado una tesis en la que explica el diseño y aplicación de herramientas para identificar elementos diferenciales del estilo compositivo de autores clásicos. Así, propone métodos basados en tecnologías de la información y la comunicación para comparar con obras de partituras musicales reconocidas de los autores que ha elegido y sobre los que existían obras dudosas.

Según ha explicado Tudurí a RTVE.es, probó con ocho preludios que eran supuestamente de Bach aunque se sospechaba que habían sido compuestos por Krebs. Después de sacar las diferencias entre ambos compositores a partir de partituras reconocidas, al aplicar la técnica que ha desarrollado pudo saber que en realidad cinco eran de Krebs y tres de Bach.

Los métodos desarrollados en la tesis "Diseño y aplicación de herramientas tecnológicas aplicadas a la identificación de elementos diferenciales del estilo compositivo de autores clásicos" extrae los elementos "objetivos y cuantificables" que diferencian el estilo compositivo de un autor del de otro y están presentes en los compases de la partitura.

Patrones comunes y algoritmos

Antes de aplicar el método, Tudurí consiguió una muestra considerable de piezas reconocidas en formato MIDI. Las melodías se pasan por un programa que detecta patrones comunes y que 'aprende' de las bases de datos reconocidas. Los elementos que toma para obtener los patrones son el porcentaje de uso de cada nota, los intervalos melódicos entre una nota y la siguiente y el uso de figuras como las notas blancas, negras, corcheras, etc.

El ingeniero de la UIB ha desarrollado algoritmos que crean intervalos melódicos, un método más general, objetivo y sencillo que también se puede aplicar a melodías de un solo instrumento. Este es un método, ha apuntado Antoni Tudurí, muy útil para épocas en las que no existía la propiedad intelectual, como los siglos XVII o XVIII cuando en los conciertos se podía interpretar una obra de otro compositor o se copiaban partituras y se firmaban como propias. A veces, ha manifestado, únicamente ha pasado a la historia la partitura copiada y es a la que se atribuía la autoría.

El margen de error usando este método puede oscilar entre el 5% y el 25%. Cuanto mayor sea la muestra de repertorio del autor del que obtener patrones, más improbable será equivocarse. En cualquier caso, ha subrayado Tudurí, la herramienta está pensada para aportar pruebas concluyentes ante opiniones de expertos opuestas.

Aparte, el método desarrollado por el ingeniero de la UIB también se puede usar para conocer más de la evolución de ciertos autores y pone como ejemplo al compositor italiano Domenico Scarlatti, quien vivió en la época barroca, aunque su sonido es clásico, según cuenta Tudurí. "Era un adelantado a su tiempo. Se fue acercando al clásico sobre todo cuando se fue a vivir Madrid, incluso se cambió el nombre de Domenico por Domingo", ha sentenciado.

La tesis de Antoni Tudurí no se quedará aquí. Ahora tiene previsto, junto a la UIB, dar a conocer la herramienta desde punto de vista científico y van a colaborar con la Universidad de Oviedo.

Tudurí es ingeniero en Informática por la UIB (1995) y también tiene el título profesional de violín por el Conservatori Professional de Música de les Illes Balears (1988). Es director del Departamento de Informática de la Escuela de Hotelería de las Islas Baleares desde 1995 y ha desarrollado su tesis doctoral bajo la dirección del doctor Bartomeu Serra Cifre.