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La crisis vuelca el mapa político en Italia

  • Las regiones del oeste y las islas se convierten en el feudo de Beppe Grillo
  • Estas zonas coinciden con los lugares con más paro y menos votos de Monti
  • El centro-izquierda se instaura como fuerza hegemónica del centro del país
  • El norte y el sur se mantienen fieles a Berlusconi por razones opuestas

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Hasta el pasado lunes el mapa político de Italia estaba dividido en dos, como si fuese una especie de 'sandwich'.

Por arriba, el norte rico y próspero formado por las provincias del Véneto (Venecia), Lombardía (Milán) y el Piamonte (Turín), que confia tradicionalmente en la versión liberal de Silvio Berlusconi, unido a sus socios 'secesionistas' de la Liga Norte.

En el centro, el 'cinturón' rojo de Emilia-Romagna (Bolonia), Toscana (Florencia) y en menor medida Lazio (Roma), feudo del centro-izquierda.

Por último, por debajo, el pobre sur de Campania (Nápoles), Calabria y Puglia, que se inclina hacia la versión populista del mismo Berlusconi, acentuada con su deriva antieuropeísta tras su salida del ejecutivo y la llegada del ejecutivo tecnócrata de Mario Monti.

Una visión superficial del mapa de las elecciones al Senado, que abocan al país al caos político, puede hacer creer que la historia se ha vuelto a repetir: Así, la coalición de izquierdas liderada por el Partido Democrático (PD) de Pierluigi Bersani gana en votos por su empuje en el centro mientras que el PdL de Berlusconi logra más escaños por hacerse con los dos grandes 'caramelos' regionales, Lombardía en el norte y Campania en el sur.

Grillo gana en el oeste y las islas

Sin embargo, la irrupción del Movimiento Cinco Estrellas del cómico Beppe Grillo ha incluido a una tercera pata en la ecuación, las regiones del oeste y las islas, azotadas por el desempleo, la crisis y los recortes de Bruselas, que han abrazado la antipolítica más allá de los partidos tradicionales.

La ley electoral italiana, que anima a los grandes partidos de izquierda y derecha a concurrir en amplias coaliciones, ha distorsionado uno de los datos históricos que dejan los comicios legislativos en Italia: el Movimiento Cinco Estrellas ha sido la fuerza política más votada en Sicilia, Cerdeña, Marché y los Abruzzo, por delante del PD y el PdL, que solo le han superado debido a su asociación con pequeñas formaciones.

El paro como síntoma

En el otro lado, los centristas de Mario Monti han obtenido precisamente sus peores resultados en tres de estas cuatro regiones (las islas y los Abruzzo), en un claro signo del rechazo popular a los recortes y la política europea que ha guiado a los votantes de Grillo.

Así, si la diferencia entre el humorista y el tecnócrata en el norte del país está por debajo de los diez puntos -Grillo sucumbe ante Berlusconi en Lombardía y el Piamonte mientras que Monti se hace con buena parte del electorado de Bersani- en Sicilia o en Cerdeña lo multiplica por cinco (roza el 30% frente a un Monti que apenas pasa del 5%).

Los votantes dan la espalda a la tecnocracia

Como trasfondo de esta correlación de fuerzas está el propio castigo a Monti por la situación económica del país, que ha hecho que su presencia en el sur sea poco menos que testimonial.

De esta forma, los peores porcentajes del primer ministro tecnócrata coinciden con las regiones en las que hay más alto desempleo (además de las islas, las provincias de Campania y Calabria).

Berlusconi conserva su encanto

En el otro lado, el exprimer ministro Silvio Berlusconi, en buena parte responsable de la situación económica actual y que tuvo que dimitir empujado por la troika y los mercados, ha logrado que estas regiones olviden su gestón y abracen sus nuevas propuestas populistas, hasta el punto de que logra que el PdL, que en el norte solo aguanta por el empuje de la Liga, sea la fuerza más votada en Puglia, Campania y Calabria.

Bersani se queda corto

Por último, el centro-izquierda de Pierluigi Bersani consigue 'arañar' algunos feudos del centro-derecha como la provincia de Basilicata en el sur y, sobre todo, el rico Piamonte en el norte, y gana por goleada en Emilia-Romagna y Toscana, pero a la postre su ascenso resulta insuficiente ante la evidencia de que sigue sin convencer a las regiones más conservadoras y ricas (Lombardía y Veneto) y que su mensaje no tiene el tirón del populismo de Berlusconi y Grillo en el sur.