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Obama apura las horas para lograr un acuerdo que evite el 'precipicio fiscal'

  • Republicanos y demócratas trabajarán en un plan bipartidista
  • De no prosperar, los demócratas presentarán un acuerdo de mínimos
  • En el peor de los casos, EE.UU. entraría en el abismo fiscal el 1 de enero
  • El líder republicano Mitch McConnel reconoce que aún no hay acuerdo

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Obama se muestra optimista en que se evite el precipicio fiscal

El presidente de EE.UU., Barack Obama, apura las horas para lograr un acuerdo que evite el llamado 'precipicio fiscal'. “Moderadamente optimista”. Ésta es la actitud que mantiene el presidente estadounidense ante la posibilidad de alcanzar un acuerdo in extremis este domingo día 30 de diciembre a tan solo 48 horas de que el 'precipicio fiscal', una combinación automática de subidas de impuestos y recortes de gastos, entre en vigor.

Demócratas y Republicanos quieren votar un texto consensuado para evitar el "abismo fiscal" en EE.UU. Sin embargo el líder republicano Mitch McConnel reconocía "off de record" que aún no han llegado a un acuerdo después de un intenso día de reuniones.

La reunión a puerta cerrada entre el presidente Obama y los líderes demócratas y republicanos de ambas cámaras se consideraba clave para avanzar en el inmovilismo político que podría desembocar en una recesión en Estados Unidos y que afectaría a la economía global. Y aunque no se han sacado conclusiones claras, lo cierto es que se han producido “avances” en un encuentro que la líder de la minoría demócrata en el Congreso, Nancy Pelosi, ha calificado de “constructivo”, informa Efe.

Republicanos y demócratas trabajarán en las próximas 24 horas en un plan bipartidista

En las próximas 24 horas los líderes demócratas y republicanos en el senado, Harry Reid y Mitch McConnell respectivamente, trabajarán en un plan bipartidista que pueda obtener el respaldo del Congreso. En este sentido, el presidente ha recordado que "nadie va a conseguir el cien por cien de lo que desea" y conminó a realizar concesiones para evitar una "herida autoinfligida para la economía" estadounidense.

Mientras los demócratas son partidarios de un recorte "reponsable" del gasto y de una subida de impuestos que afecte a los más ricos, los republicanos se oponen a cualquier subida impositiva e insisten en recortes más drásticos, sobre todo en programas de tipo social como Medicare.

Acuerdo de mínimos si no hay consenso

En caso de no prosperar los demócratas moverán ficha en el Senado,  tal y como reclamaba en los últimos días el líder republicano en el Congreso, John Boehner. De esta manera, someterán a votación en la Cámara Alta un acuerdo de mínimos, es decir, que no suban los impuestos a la clase media, extender las prestaciones por desempleo para dos millones de beneficiarios, y al menos sentar las bases para reducir el déficit a medio y largo plazo.

"Si no se puede alcanzar un acuerdo para presentar un plan común entre Reid y McConnell pediré a Reid que presente un paquete básico al pleno (del Senado) para su votación", ha indicado Obama, quien advirtió de que los estadounidenses están "atentos a lo que hacemos y se les está acabando la paciencia".

Se prevé que este domingo, el presidente Barack Obama desvele más información sobre estas negociaciones en su aparición en el programa de la NBC Meet the Press, según informa la agencia Reuters que recoge un comunicado de la propia cadena.

Pero el clima de desaliento se ha dejado ver en la Bolsa de Wall Street, que ha cerrado por quinto día consecutivo en números rojos y su principal indicador, el Dow Jones, ha bajado de la barrera psicológica de los 13.000 puntos. También la economía mundial se mantiene a la expectativa. Si bien, Standard & Poor’s ha asegurado que el callejón sin salida del precipicio fiscal no debería conducir a una rebaja de la calificación de la deuda estadounidense, la agencia mantiene en perspectiva negativa al país, por lo que no se descarta un posible deterioro, informa France Presse.

Esta situación recuerda a la que tuvo lugar el año pasado cuando el inmovilismo político de republicanos y demócratas amenazaba el aumento del techo de la deuda en Estados Unidos. Una situación que perjudicó finalmente al país, perdiendo la joya que hasta entonces había mantenido, la triple A.