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Egipto elige presidente entre la alarma y la confusión por la disolución del Parlamento

  • Se enfrentarán el candidato islamista y un exprimer ministro de Mubarak
  • La disolución del Parlamento ha incendiado los ánimos en Egipto
  • La Junta Electoral egipcia extiende una hora la votación

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Egipto marcada por unas elecciones entre militares y los Hermanos Musulmanes

Entre la alarma y la confusión, millones de egipcios decidirán este sábado si el futuro presidente del país será el candidato de los Hermanos MusulmanesMohamed Mursi, o el exprimer ministro de Mubarak, Ahmed Safiq. Unas elecciones que se producen en medio de un clima de gran tensión y tan solo dos días después de la polémica medida adoptada por la Corte Constitucional de ordenar disolver el Parlamento elegido a finales de enero.

Sin Constitución y, desde este jueves, sin Parlamento, los egipcios afrontan el histórico proceso electoral casi en el mismo punto de partida que hace 15 meses, cuando Mubarak abandonó el poder. El caos político amenaza con incendiar las calles y podría poner el peligro el proceso de transición, han advertido varios analistas.

De hecho, los Hermanos Musulmanes, los grandes favoritos en las presidenciales y la organización político social más importante del país, han augurado “una gran revolución” si en estos comicios hay fraude y han advertido de que Egipto puede vivir unos días “peligrosos”, informa la BBC.

Y es que el polémico fallo de la Corte Constitucional ha elevado el grado de tensión en el país y ha hecho saltar las alarmas en el extranjero. El Tribunal ordenó la disolución del Parlamento (dominado por los Hermanos Musulmanes y los islamistas) al considerar que se formó bajo una ley electoral inconstitucional y ha obligado a devolver el poder legislativo a la Junta Militar.

En Egipto, a menos de 48 horas de la segunda y definitiva vuelta de las elecciones presidenciales, el tribunal constitucional ha ordenado la disolución del parlamento. Los islamistas controlaban la cámara, pero ahora el poder legislativo vuelve al ejército y ya hay quien habla de golpe de estado. La Junta Militar ha remotado el control del poder legislativo. Lo ha hecho después de que el Tribunal Constitucional fallara la disolución del parlamento, y la nulidad de la ley que prohibía participar en la vida política a los altos cargos del régimen de Mubarak.

Algunos políticos y activistas egipcios, y también analistas, han calificado el movimiento como “un golpe de Estado” suave o blando. La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, ha urgido a la Junta Militar de Egipto a completar el traspaso de poder según lo previsto y ha alertado de que "no puede haber una vuelta atrás" en la transición a la democracia en el país. Y, además, la tensión generada hace temer que se suspendan los comicios presidenciales.

Mursi contra Shafiq

Por su parte, la Junta Militar transmitió que los comicios se celebrarán tal y como estaban programados. Tras los resultados de la primera vuelta, los dos candidatos que se postulan este sábado son, por un lado, el líder del Partido Justicia y Libertad de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Mursi, y, por el otro, el exprimer ministro de Mubarak, Ahmed Shafiq.

La candidatura de este último también está envuelta en una gran polémica. En el mismo día que disolvían el Parlamento, la Corte Constitucional invalidaba la Ley que prohibía a cualquier exalto cargo del régimen de Mubarak presentarse a ningún cargo público, dando así luz verde a Shafiq para postularse a la presidencia.

La reacción de su oponente, el islamista Mursi, fue de “insatisfacción” con el fallo, pero manifestó su intención de respetarlo. "Los dictámenes del Tribunal Constitucional fueron emitidos y deben respetarse, pero estoy insatisfecho porque han sido emitidos en un momento inadecuado, ya que la gente está ocupada con las elecciones presidenciales", comentó en una entrevista con la televisión egipcia Dream.

Llamamientos al boicot

Al final y pese a los recursos, ambos se mediarán por la presidencia. Tras los resultados de la primera vuelta, en los que Mursi obtuvo un 24,4 % de los votos y Shafiq un 23,3%, muchos egipcios se encontraron ante el dilema de tener que elegir entre dos opciones que no les interesan, lo que ha provocado llamamientos al boicot.

Mursi recurrirá a toda la fuerza de la base política de los Hermanos Musulmanes y de la comunidad islámica conservadora del país, pero también puede captar el de aquellos que le consideran la opción menos mala, los que temen que una presidencia de Shafiq devuelva al país a la época de Mubarak. Una baza que él mismo utiliza, y que le puede dar buenos réditos. Por el momento, el candidato islamista ya se ha atribuído la victoria en los votos emitidos desde el extranjero.

Sin embargo, tal y como ocurrió en la primera vuelta,  la opción de los islamistas puede generar miedo entre los sectores más laicos y, especialmente entre comunidades como los cristianos coptos, lo que se podría traducir en votos para Shafiq.

No obstante, hay muchos que no aceptan ninguna de las dos opciones, y los llamamientos al boicot se han repetido en los últimos días. Es el caso de Ahmed Alí, un portero de 44 años que ha manifestado a Reuters que su voto será un gesto de protesta contra ambos candidatos.

“Estoy enfadado", ha dicho Ali. "Muchos egipcios murieron en el levantamiento del año pasado y al final nos vemos obligados a elegir entre el viejo régimen corrupto y un movimiento que tiene su propia agenda islamista. Echaré a perder mi voto".

Para algunos analistas, resulta difícil determinar cuál de los dos candidatos se beneficiará más de ese boicot. "Mursi obtendrá el voto completo de las corrientes islamista entero, y Shafik obtendrá toda la red vinculada al antiguo régimen", ha manifestado a Reuters dijo el analista Hassan Nafaa, quien ha añadido que la clave la tendrán los votantes de centro.