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El chupinazo

  • El día 6 de julio a las 12 de la mañana se dispara el Txupinazo
  • Desde horas antes, miles de personas esperan en la plaza del Ayuntamiento.
  • Hasta ese momento, el color de Pamplona es de un deslumbrante blanco
  • Una vez lanzado el cohete y no antes, se anudarán el pañuelo al cuello
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El chupinazo marca el inicio de los Sanfermines y es uno de los momentos grandes de la fiesta más internacional de España. Cada 6 de julio a las 12 del mediodía, el disparo de un cohete desde la plaza Consistorial marca el inicio de siete día de encierros y fiestas en las calles de Pamplona.

Los gritos de "¡Viva San Fermín!" y "¡Gora Don Fermín!" confirman que la fiesta ya ha empezado y la plaza y sus alrededores soportan un clamor similar al de un avión de reacción al despegar: 133 decibelios. En la plaza se reúnen hasta 12.500 personas (cinco por cada metro cuadrado) y en las calles que desembocan en ella, cerca de 30.000 ciudadanos esperan sedientos de fiesta.

A pesar de lo que se pueda creer por las fotografías, las dimensiones de la plaza son muy reducidas y la densidad de gente en el momento del chupinazo provoca momentos de tensión y de presión. Estas circunstancias permiten una subida de adrenalina incomparable y un calor que invita a apaciguarlo con inmumerables bebidas.

Con los pañuelos en la mano, agitándolos al viento, el fondo de la plaza y las calles adyacentes se convierten en un mar rojo de olas triangulares que tan sólo se sosiegan cuando las manecillas del reloj consistorial se unen arriba, en el mediodía. Y entonces hay una especie de ataque de locura colectiva, y toda la ciudad da un vuelco en un instante: empieza el desmadre general.

El mejor sitio para contemplarlo es alguno de los balcones que circundan la Plaza del Ayuntamiento, ya que en el interior de la misma hay que estar dispuesto a aguantar, durante más de una hora, toda clase de empujones, pisotones y apreturas.

Cada año le toca el turno a un grupo municipal

En principio, lanzar el chupinazo es un honor que se reserva al alcalde de la ciudad,  pero la Corporación llegó a un acuerdo para que, salvo en ocasiones excepcionales, el honor fuera pasando por cada uno de los grupos municipales, este 2012 le toca el turno a Nafarroa Bai.

Antiguamente no era un acto multitudinario como ahora; el comienzo de las fiestas lo marcaban las Vísperas, celebración religiosa en la capilla de San Fermín a la tarde de ese mismo día 6, a la que acudía la ciudad en pleno.

Pero, como en muchas fiestas,  no podían faltar los cohetes y los encargados de la pirotecnia empezaron a probarlos en la Plaza del Castillo, el 6 de julio al mediodía, allá por los años 20 del siglo pasado, atrayendo la curiosidad de pequeños y mayores.

Unos años después, dos concejales se presentaron en el lugar con la idea de disparar ellos mismos los cohetes como señal de comienzo de fiestas y en 1940 adquirió carácter oficial, al trasladarse el acto al Ayuntamiento, desde cuyo balcón principal, y con la fachada adornada para la ocasión, se lanzan los cohetes en un acto multitudinario como pocos a nivel mundial.