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Nuria Espert encarna en 'La loba' a una mujer ambiciosa, resentida y sin escrúpulos

  • Se estrena este viernes en el Teatro María Guerrero de Madrid
  • La actriz sostiene que la codicia es responsable de nuestros males actuales

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Hellman construyó un drama en un periodo crucial para la historia americana.
Hellman construyó un drama en un periodo crucial para la historia americana.

“Funcione en taquilla o no, será igualmente una de las cosas más preciosas que he hecho en mi vida”. Estas eran las palabras de Nuria Espert a 48 horas del estreno de La loba en el Centro Dramático Nacional. Convencimiento que transmitía emocionada y con un brillo especial en sus ojos agarrando casi al mismo tiempo la mano de Gerardo Vera, uno de los mejores directores teatrales que ha parido este país y que ahora coge la batuta para llevar a escena una de las obras más aclamadas de la autora norteamericana Lillian Hellman.

Arropados por los demás actores –Carmen Conesa, Víctor Valverde, Héctor Colomé, Paco Lahoz y Ricardo Joven–, el productor –Juan Seoane– y el director del Centro Dramático Nacional y también responsable de la adaptación de la obra, Ernesto Caballero, Vera explicaba en rueda de prensa que La loba es una pieza teatral "desoladora" ambientada en los años 30.

El compromiso de Lillian Helman

“Hellman fue una mujer comprometida con su tiempo que, a partir de su experiencia familiar, construyó un gran drama una vez finalizada la Guerra de Secesión, momento en el cual apareció en EE.UU. una clase social que creó el primer sueño del capitalismo americano y que luego causaría tanta destrucción”, afirmaba.

La loba es ejemplo del teatro popular: de ese teatro que aglutina las sensibilidades de todos los públicos y que presta atención a lo que nosotros llamamos carpintería teatral”, aclaraba.

"La codicia es la responsable de lo que nos está pasando"

Sin duda, el tema central de la obra es la codicia, una actitud, que, en boca de Espert, es absolutamente actual ya que “está en primera persona de todo lo que nos está pasando en este momento”. Codicia superlativa y aterradora que encarna su personaje y que transmite a los que tiene cerca. “La obra habla también de la contaminación familiar, del contagio de hay sobre todo de la madre (Nuria Espert) a la hija (Carmen Conesa) y que hace imposible que exista el amor”, remarcaba Vera.

El director, muy ilusionado con el proyecto, no duda en afirmar de la actriz catalana que “lleva el teatro en la sangre” y que, por eso, “es capaz de, en una obra como ésta, bucear en la oscuridad del personaje hasta lograr hacerla luminosa”.

Gerardo Vera, un "director generoso"

Piropo correspondido por Espert, quien se considera afortunada por poder trabajar, por fin, con él: “He trabajado con muchos directores en obras en las que me he dejado la sangre, pero, al acabar la función, nadie me decía nada. Como máximo, “Hasta mañana, buenas tardes”. Y yo me desespero con estos directores, porque quiero que me digan en qué he estado mal o bien. Pero con Gerardo eso no ocurre. Él es generoso, así que te llama aparte y te dice: “¡Qué momento has tenido! Guárdalo. Keep it”.

Al margen del trabajo de Espert, que roza la perfección con esas miradas y gestos que son tan importantes como el texto mismo, la actuación cuenta, y se nota, con un reparto excepcional. El montaje y el vestuario son también dignos de ver, así como la música con que empieza la pieza y que nos traslada a esa época en la historia de EE.UU. en la que todo valía –explotación de negros incluída– con tal de alcanzar el bien deseado, el triste dinero.

Y qué tristeza contemplar que Regina, la madre, es capaz hasta de no dar la medicina a su pobre marido, enfermo de corazón, para, una vez fallecido, ponerse a imaginar cómo será su nueva vida sin él, por fin, en Chicago.