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"Elegid lo que os ilusione", dijo Zapatero en 2000 para triunfar en los históricos congresos del PSOE

  • Zapatero venció por nueve votos al favorito José Bono y a otras dos candidatas
  • Felipe González dio los grandes giros a la política del PSOE en los congresos
  • Los congresos de los 70, los más trascendentes de la historia reciente

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José Luis Rodríguez Zapatero, durante el congreso del PSOE celebrado en el año 2000, en el que fue elegido Secretario General por primera vez.
José Luis Rodríguez Zapatero, durante el congreso del PSOE celebrado en el año 2000, en el que fue elegido Secretario General por primera vez.

"No optéis por lo menos malo; elegid lo que os ilusione". Y ese mismo día, sábado, 22 de julio de 2000, en Madrid, 414 delegados del PSOE se dejaron llevar por este mensaje y eligieron a José Luis Rodríguez Zapatero como secretario general. El más que centenario Partido Socialista Obrero Español optaba por la renovación, por la sorpresa, por el "cambio tranquilo".

Es posible que se consumaran también algunas tensiones de poder entre federaciones y líderes conjurados contra el que partía como favorito, José Bono -a nueve votos de la victoria-, apunta el catedrático de Sociología de la Uned y presidente de la Fundación Sistema, José Félix Tezanos.

Santos Juliá, catedrático de Pensamiento Político, abunda en la teoría y apunta a una transferencia de votos por parte del guerrismo. Avanzado el Congreso se vieron que las opciones se centraban entre Zapatero y Bono, y quedaba descartada la candidta apoyada por Alfonso Guerra, Matilde Fernández. En esa tesitura prefirieron conceder parte de sus votos al leonés, con una previsible ejecutiva de integración y dado que Bono no era precisamente de la cuerda ideológica del exvicepresidente.

Pero hubo factores decisivos que conectaron con la emoción. El entonces presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, había pronósticado en su media hora de discurso "sangre, sudor y lágrimas", un tono pesimista sobre el futuro del partido, casi apocalíptico, al que se unieron Matilde Fernández y Rosa Díez, las otras dos candidatas.

El discurso optimista del joven candidato

Los que estuvieron en el cónclave del año 2000 reconocieron en los gestos del vencedor al otro gran líder del socialismo, Felipe González.  Como el sevillano, del que se confesaba admirador, Zapatero llegó joven -39 años- a la dirección del partido, aunque llevaba una década al frente de los socialistas leoneses.

Se le tildaba de inexperto,  pero su discurso optimista caló: "Estoy seguro de que el lunes el partido estará mucho mejor". En el último turno de los candidatos, pidió paso para la renovación, para los jóvenes con los que se identificaba en una Nueva Vía. Se comprometió a "cambiar el partido, hacer una oposición útil, renovar profundamente las estructuras internas y hacer un proyecto de una nueva izquierda y de modernidad para España".

Son mensajes con los que ahora se define también la candidatura de Carme Chacón, presente en la foto de la ejecutiva socialista emanada de aquel congreso, en la que también estaban Manuel Chaves, Marcelino Iglesias, Leire Pajín, José Montilla, Cristina Narbona y su mano derecha, José Blanco, tan decisivo, segun reconoce una diputada socialista, en las negociaciones en los pasillos del Palacio de Congresos de Madrid con el sector guerrista.

Por último, el PSC volvió a ser decisivo. Zapatero había mantenido un discurso más favorable hacia las identidades regionales y con ello aglutinó el voto de las comunidades históricas, incluso gran parte de la andaluza, cuyos líderes habían apostado por José Bono.

"No fue un gran congreso de los que podemos llamar históricos"

"No fue un gran congreso, de cambio estructural, o de los que podemos llamar históricos", señala José Félix Tezanos, quien destaca que en la biografía del PSOE los congresos han adoptado decisiones de transcendencia histórica. El último gran congreso, en su opinión, se dio en el año 1979, cuando Felipe González consiguió definitivamente que el PSOE adoptará la máxima: "Hay que ser socialista antes que marxista". Suponía, a su juicio, una ruptura con la historia y un paso definitivo hacia la socialdemocracia con un partido con capacidad de liderar la sociedad española.

Para ello, González tuvo que dar uno de sus 'puñetazos' en la mesa en momentos clave. El profesor Santos Julia apunta que ese Congreso Extraordinario - meses después de uno ordinario en el que Felipe González dimitió porque no se aceptaba su cambio de rumbo- "preparó al PSOE para convertirse en una auténtica alternativa de gobierno" y en lo que se llamó entonces "un partido sin fisuras". También en ese congreso Alfonso Guerra consiguió que fueran las cabezas de las respectivas federaciones las que votaran por todos los delegados.

Santos Juliá, sin embargo, señala el antecendete del congreso del año 1974,  en la localidad de Suresnes en Francia, como el primero que moldeó el socialismo en democracia. El último cónclave en el exilio estuvo también protagonizado por un joven González y por su primer gran cambio de rumbo. De allí salió como líder del partido, un PSOE "situado de nuevo en el campo de las fuerzas políticas de interior, de modo que pudo desempeñar un papel fundamental en el proceso de transición", señala el catedrático, que rechaza que haya "mitificación" cuando se valora la trascendencia de Suresnes.

Fueron los años 70 para el PSOE, lo mismo que para la sociedad española, una década de transformaciones estructurales. Los socialistas rompían con el gobierno en el exilio, sin secretario ya tras la salida de Rodolfo Llopis , y el polo de poder pasaba al interior, con un líder carismático. Felipe González ganó todos los Congresos socialistas a los que se presentó, a pesar de que en ese congreso el apoyo mayoritario era para Nicolás Redondo, quien no aceptó presentarse y propuso al propio González. 

Almunia idea las primarias

Su último "hasta aquí" González lo dio en 1997, cuando en el 34 Congreso presentó su dimisión como secretario general y designó como sucesor a Joaquín Almunia. El nuevo secretario general abrió 'la caja de los truenos' de las primarias para desginar a un candidato a la presidencia del Gobierno.

Santos Julia señala que Joaquín Almunia fue una especie de secretario general vicario, "y muy consciente de su situación ideó las mal llamadas primarias -porque el voto está limitado a los afiliados- no tanto para ser elegido candidato como para reforzar su posición en el partido."

Almunia perdió ante Borrell, aunque la dimisión del catalán le obligó a presentarse a las elecciones definitivamente, en el 2000. Se dio la primera gran derrota del socialismo frente a un José María Aznar que revalidaba la presidencia en una segunda legislatura y con mayoría absoluta.

Todos valoraron que el 'experimento' había salido mal, pero las primarias entraron definitivamente en el debate interno del PSOE, a pesar de que los expertos consideran que la bicefalia y elecciones cada dos años - a secretario general general y candidato- "son insostenibles para un partido".

Tezanos cree también que de cara a la participación se pueden sostener las primarias, pero para elegir a una persona que sea candidato y secretario general, en el que se reconozcan los derechos de ser militantes, aunque se abra también la elección a simpatizantes.

En cualquier caso, el sociólogo valora que el partido necesita, tras el Congreso, un posterior "gran debate sobre el proyecto del partido", en el que se haga un análisis ideológico, de las estructuras del partido y de las formas de participación, porque considera que en esta cita en Sevilla "se ha planteado en términos personales", entre Rubalcaba y Chacón.

En 2000, los delegados votaron por primera vez en secreto

La consolidación de las primarias puede ser una de las novedades de este 38 Congreso. Una cita a la que como la del año 2000 se llega con la necesidad de encontrar un líder tras una debacle electoral. Si en el año en que se eligió por primera vez a Zapatero los delegados votaban en secreto , ahora este vuelve a ser el sistema de elección.

"Veremos el sábado", coinciden los expertos consultados por RTVE.es para este reportaje a la pregunta de quién ganará en Sevilla, Alfredo Pérez Rubalcaba o Carme Chacón. Por tanto, todo abierto, todo por decidir hasta que el delegado 956 deposite su voto en la urna.