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Los egipcios buscan culminar su revolución con la salida de los militares

  • Los manifestantes piden ahora la dimisión del líder de la Junta Militar
  • "La revolución no está terminada", aseguran expertos en el país

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Cuando el expresidente egipcio, Hosni Mubarak, anunció que abandonaba el poder, miles de personas se concentraron en la mítica plaza de El Cario, Tahrir, para declarar el comienzo de una nueva era. Sin embargo, lo que no esperaban es que a penas nueve meses después de aquel histórico momento, este emblemático lugar volvería a ser el sitio elegido para pedir, de nuevo, algo similar: el final del líder que ostenta el poder.

Las calles de Egipto vuelven a ser escenario de enfrentamientos, gases lacrimógenes, peleas, sangre y enfrentamientos. El mundo vuelve a ver cómo el país tiene aún un largo camino por delante hasta alcanzar una verdadera libertad.

"La revolución no está terminada", sentencia a la CNN el experto sobre Egipto de la Universidad de Georgetown, Samer Shehata. Es más, según Robert Wright, del Instituto estadounidense de la Paz, el país ha entrado en la "fase dos" de su revolución.

"Esto es mucho más complicado que simplemente acabar con un solo líder. Se trata de empezar de cero en la creación de un nuevo orden", asegura Wright.

El aislamiento de la Junta Militar

En esta ocasión, las nuevas protestas están enfocadas contra los militares que asumieron el poder tras Mubarak. Esto ha hecho que estemos ante una Junta Militar cada vez más sola ante el acoso de los miles de manifestantes y más aún tras el anuncio del Gobierno en pleno anunciase su dimisión a la cúpula castrense.

Los líderes militares prometieron que llevarían a cabo la transferencia del poder y darían paso a la elección de un nuevo poder pero lo cierto es que, mientras el proceso electoral parlamentario empezará la semana que viene, las presidenciales podrían tardar aún un año.

Con todo, las autoridades insisten en que los comicios se celebrarán cuando estaban previstos, según dijo el viceprimer ministro del país, Ali al Selmy, aunque es una posibilidad que los manifestantes de Tahrir ven cada día más lejana.

Por ello los manifestantes han dejado claro que su temor es que los militares, que estuvieron bajo el mandato de Mubarak, finalmente traten de mantener el control sobre la sociedad.

Una joven presente en Tahrir desde el sábado, Azza el Shinawy, expresaba a la agencia Efe su impresión: “Ya no hay vuelta atrás, es demasiado tarde para arreglos de cualquier tipo, el mariscal Husein Tantaui (jefe de la Junta Militar) debe marcharse ya y entregar el poder”.

Lo que comenzó en la noche del viernes como una protesta de decenas de personas que querían acampar en Tahrir después de una gran manifestación contra los militares se ha convertido en un órdago de realidad contra los generales, que se acercan al punto de no retorno en el que se adentró Mubarak en los 18 días de la revolución de enero.