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Barcelona, despedida y ¿cierre?

  • A partir del 1 de enero de 2012 no habrá corridas de toros en Cataluña
  • Este domingo Serafín Marín lidiará el último toro de La Monumental

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Tendido cero - 24/09/11

El toro bravo, ese animal único, que vive como pocos y muere como ninguno, ha sido el rehén de una historia que el próximo domingo llega, previsiblemente, a su fin en Cataluña.

Todo comenzó a principio de los años 90 cuando se prohibió la entrada de los menores de 14 años a las plazas de toros de la Comunidad con lo que se recuperaba un decreto que 25 años habían emitido las Cortes franquistas. Posteriormente, se prohibió la construcción de nuevas plazas y la instalación de portátiles.

En 2004 el Ayuntamiento declaraba a Barcelona ciudad antitaurina en una pleno repleto de trampas. Después, se fueron cerrando plazas o, como la de Tarragona, una vez rehabilitadas, se las privó de callejón con lo que la actividad taurina se hacía imposible. El resto de recintos taurinos de fábrica fueron adquiridos por los ayuntamientos para derruirlos o adaptarlas a otros usos.

El espectáculo taurino había sido cercado hasta la asfixia. Pero quedaba La Monumental de Barcelona de propiedad privada, justo la más emblemática después de que Las Arenas hubiese dado su último festejo a finales de los 70.

Era cuestión de completar la hoja de ruta por parte de los que entendían la fiesta taurina como fiesta española, ignorando las raíces del rito taurino en esas tierras. Su incultura les lleva a desconocer el origen del término Fiesta Nacional que no tiene connotación alguna con los tiempos de la Dictadura y si con el siglo XV.

El fin de la Monumental

La ILP, que había cumplido con el cupo de firmas, se admitió a trámite pesar de que de otras iniciativas populares de mayor calado social habían sido rechazadas por el Parlament. En la recta final, un debate de posturas irreconciliables para cumplir con el guión y para terminar la votación definitiva a los pocos días de la sentencia del Constitucional sobre el Estatut.

Indudablemente el ambiente no era el más favorable para que los toros salieran indultados y si para terminar en el matadero. Algunos observadores estiman que ambas cuestiones, aunque diferentes, terminaron por relacionarse. La sentencia de muerte de la fiesta de los toros quedaba fijada para el 31 de Diciembre de 2011; la fecha de su entierro se adelanta al 25 de Septiembre.

Durante los últimos años los aficionados que han acudido a la Monumental han tenido que soportar los permanentes insultos de los anti. Casi siempre los mismos, rostros conocidos en otras acciones belicosas en la Ciudad Condal. Este tipo de situaciones sólo se dan a la hora de manifestarse contra los toros. Dos grupos opuestos separados por unos metros.

En otros tipos de protestas o manifestaciones para los antagónicos se reservan espacios alejados que impidan los enfrentamientos. En los toros las autoridades de gran parte de España permiten que unos pocos insulten a unos muchos.

Unos pagan por defender su derecho y los otros ¿cobran por repetir las letras que les escriben? Cinco, seis, diez, veinte mil… frente a 30, 40 o 50. Y jamás un incidente grave porque abusan de que el espectador taurino es un modelo de educación y respeto. Hay una tarofobia y una tarofilia tan argumentadas como respetables. El debate toros sí, toros no es tan viejo como el propio toreo. Pero en los últimos tiempos los exaltados ponen en práctica la violencia que dicen combatir.

A los que apretaron el botón del sí aquel día del mes de julio, el toro no les importaba como animal sino como seña de identidad. Tanto, que hasta el de Osborne murió abatido en los horizontes de las carreteras catalanes. ¿Por qué derruir aquello que dicen proteger? Los partidos que votaron por la prohibición de los espectáculos taurinos en Cataluña se hubiesen podido escudar permanentemente en la defensa de toro bravo sin matizar que eso significaría su extinción con las consiguientes secuelas en la cadena de la naturaleza ubicada en la dehesa.

La polémica de los corre bous

Les quedaba un problema por resolver. Sus cálculos electorales se podían ver alterados en tierras del Ebro si también se eliminaban los festejos populares. Más vale bravo mareado y acosado que voto perdido. Su luz verde a los corre bous terminó por quitarles la careta. El toro de nuevo rehén. Tanto, que este año se ha ampliado el número de localidades que celebran el corre bous, fiesta que en muchas ocasiones carece de los mínimos códigos éticos y estéticos que si regula la lidia en la plaza. Pero ese sería otro debate.

El próximo domingo podemos asistir a un entierro o una extremaunción. Esta segunda posibilidad queda supeditada a dos posibilidades: que el Tribunal Constitucional dicte sentencia contra la prohibición por entender que las comunidades tienen transferidas las competencias taurinas para regular pero nunca para prohibir o que en los presupuestos de 2012 no sea viable incluir una partida para indemnización al sector y en especial a la empresa que estaría dispuesta a reclamar 300 millones de euros. Esta cantidad daría para construir 6 hospitales o 100 escuelas públicas.

Difícil de explicar a los ciudadanos cuando lo que está sucediendo es lo contrario, que la crisis obliga a encoger los servicios sociales de primera necesidad. Una moratoria permitiría que el Constitucional fallase antes del cierre definitivo o que de las futuras Cortes saliera una ley que impidiera la ejecución.

El hecho de que desde hace poco los toros hayan pasado a depender del Ministerio de Cultura supone un cierto blindaje a nuevos caprichos nacionalistas. En cualquier caso, tampoco la empresa propietaria de la Monumental, con otros rentables negocios extendidos en Cataluña, incluso algunos ligados al ayuntamiento de la Ciudad Condal, ha combatido con firmeza este goteo que ha terminado en tormenta con inundaciones.

Cataluña será menos taurina y para algunos menos libre

Sin matar ha dejado morir. Épocas de gris programación, años de gestión dejadas en manos poco recomendables, escasa inversión en publicidad, nula promoción o precios elevadísimo. Dio la impresión de que dejaban correr el tiempo sabedores del guión. En cualquier caso, ellos saldrán con una indemnización suculenta y de paso se quitarán un peso de encima que interfería otros negocios. Olvidan que el origen de su fortuna nació de los toros poco tiempo después de que se inaugurara la Monumental en 1914.

En Barcelona llegaron a convivir tres plazas y durante cerca de 30 años La Monumental ostentó el récord de festejos por temporada. Un tiempo pasado que ocupaba amplios espacios en la prensa catalana que declinó hasta acabar en la mayoría de los medios en el más absoluto de los silencios o con el único eco de noticias negativas sobre la fiesta taurina. También han jugado su papel.

El domingo un catalán, Serafín Marín, lidiará el último toro en el día del regreso del ídolo José Tomas a una plaza que le debe mucho. Se cerrarán las puertas y a esperar hasta el 31 de Diciembre. Fuera de ese plazo la única victoria que puede llegar es la moral. Cataluña será menos taurina y, para algunos, menos libre. En el País Vasco algunos han tomado nota de la historia.