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China reconoce que empresas de armamento ofrecieron suministros a Gadafi en julio

  • Asegura que los contactos se realizaron sin su conocimiento 
  • Los rebeldes esperan una orden para atacar Bani Walid 
  • Continúan las detenciones en Trípoli

Ver también:Ver también: Especial sobre las revueltas árabes

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Detenciones en Trípoli mientras los rebeldes se preparan para atacar Bani Walid

El Gobierno de China ha reconocido este lunes que empresas de armas de su país tuvieron contactos en julio pasado con representantes del depuesto líder libio Muamar al Gadafi para proveerle de armamento en las semanas previas a la toma de Trípoli, aunque ha especificado que se llevaron a cabo sin su conocimiento.

"Después de haber realizado algunas verificaciones, hemos comprobado que el régimen de Gadafi envió a su gente a China para mantener contactos con ciertos individuos de empresas chinas en julio, sin ponerlo en conocimiento del Gobierno", ha reconocido en rueda de prensa la portavoz de turno de la cancillería china, Jiang Yu.

Las empresas chinas "no han firmado ningún contrato de comercio de armamento de Libia ni tampoco han suministrado exportaciones militares a Libia", ha agregado la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores. No obstante, Jiang ha declinado aclarar a la prensa cómo se pudo llevar a cabo un encuentro entre ambas partes sin conocimiento del Gobierno.

El diario estadounidense The New York Times publicó el domingo que empresas chinas ofrecieron a Gadafi armas y municiones antes de la toma de Trípoli, según unos documentos del régimen libio encontrados por un periodista canadiense y que, según los rebeldes, son auténticos.

Según estos documentos, las compañías chinas de armas implicadas estaban controladas por el Estado y ofrecieron a Gadafi lanzacohetes, misiles antitanque o misiles para derribar aviones, entre otras armas y municiones. La portavoz ha evitado también comentar la información publicada por el rotativo relativa a que las compañías china sugirieron enviar las armas a través de terceros países, como Argelia o Sudáfrica.

La noticia del New York Times se publica cuando China no ha reconocido todavía oficialmente al gobierno de transición libio, en manos de los rebeldes del Consejo Nacional de Transición (CNT), y después de que éste pusiera en duda los acuerdos petroleros con Pekín, al no haber respaldado los ataques de la OTAN contra Gadafi.

A falta de una orden para atacar

Mientras tanto, en Libia las fuerzas rebeldes se concentran frente a la localidad de Bani Walid a la espera de una orden del Consejo Nacional de Transición (CNT, órgano de gobierno de la oposición) para atacar la ciudad.

Las negociaciones de este fin de semana para intentar una rendición pacífica de sus defensores no han tenido éxito. Los rebeldes creen que alguno de los hijos de Gadafi, o incluso el propio coronel, se encuentran en la localidad. Concretamente, citan los nombres de Saadi y Mutassim, dos de los vástagos del dictador.

El portavoz de Gadafi, Musa Ibrahim, también podría encontrarse en la ciudad. "Hay mucha gente de Trípoli y de otras partes. Quieren utilizar Bani Walid como su fortaleza", ha asegurado a la prensa Mustafá Kenchil, jefe de los negociadores que han intentado la rendición.

Los civiles que han huido de la ciudad desde el sábado han explicado que muchos combatientes pro-Gadafistas han abandonado la ciudad, portando armas pesadas, en dirección a las montañas cercanas. Bani Walid, dicen, es una ciudad fantasma, con tiendas cerradas y sin combustible.

Los rebeldes creen que la caida de Bani Walid puede precipitar la rendición de otras bolsas de resistencia gadafista, como Sirte, cuyos defensores tienen de plazo hasta el sábado para entregar las armas.

Redadas en Trípoli

En Trípoli los agentes de Policía han vuelto a patrullar la capital, se ha reanudado el tráfico y con él los habituales atascos. Los bancos y algunas tiendas han reabierto sus puertas, y hay colas delante de las panaderías.

El nuevo gobierno provisional también ha anunciado que Trípoli recuperará "en los próximos días" el abastecimiento de agua, después tomar el control de la mayor parte del conducto principal que transporta el agua desde los acuíferos del desierto a las zonas costeras.

No obstante, los rebeldes continúan con las detenciones y buscan a colaboradores y supuestos mercenarios que trabajaban para Gadafi. En las últimas horas han detenido a Ahmed Abdallah Oun, uno de los amigos más cercanos del coronel, y jefe del Colegio Militar. Abdallah Oun, detenido en su propia casa, podría tener información sobre el paradero del dictador. En todo Trípoli hay unos 5.000 extranjeros arrestados para ser interrogados.

También este lunes, el comandante militar de Trípoli, Abdelhakim Belhaj, ha pedido que Gran Bretaña y Estados Unidos se excusen después de que se hayan encontrado documentos que demuestran que estos países le detuvieron y entregaron en 2004 al régimen de Gadafi. Belhaj pertenecía a un grupo islamista armado, y fue torturado y encarcelado en Libia.