Los expertos temen que la radiactividad en Japón llegue a la cadena alimentaria si llueve
- La radiactividad puede producir diversos tipos de cáncer
- Los niños y los fetos son los más vulnerables
- La toma de yodo puede paliar los efectos de la radiactividad
- Siga toda la información en nuestro especial: Terremoto en Japón
La fuga radiactiva en la central de Fukushima ha hecho saltar todas las alarmas sobre las consecuencias que conllevará en la salud de las personas, pues el Gobierno japonés ha reconocido que el escape puede causar daños graves en la población, como el desarrollo de varios tipos de cáncer. Pero además, los expertos temen que también puede llegar a la cadena alimentaria.
No sólo el peligro de la radiactividad está en inhalarlo a través de los pulmones, sino que también es posible que llegue a los alimentos si llueve.
En este caso, las precipitaciones harían que "la radiactividad contaminara el suelo y el agua, con lo que afectaría a los animales también y a las cosechas", explica Rafael Herranz, jefe del servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
¿Cuál es el impacto en la salud?
Cuanto mayor sea el nivel de radiación, y mayor el tiempo de exposición, mayor es el riesgo, señalan los expertos. Los cánceres más comunes que se suelen desarrollar a largo plazo en estos casos son los de tiroides, de huesos o leucemia.
La radiactividad provoca que se rompan los vínculos entre los átomos y las moléculas que forman nuestro tejidos. En este punto, el cuerpo responde intentando reparar el daño, pero a veces es tan severo que es imposible. Las zonas más vulnerables del cuerpo son las células que recubren el intestino y el estómago, así como los glóbulos que producen células en la médula espinal.
El riesgo de cáncer es mayor a largo plazo. Normalmente cuando las células alcanza su fecha de caducidad, mueren, pero con el cáncer las células pierden esa facultad y continúan dividiéndose de manera incontrolada.
Además del cáncer, la radiactividad es peligrosa porque puede provocar también cambios o mutaciones en el ADN que luego pueden provocar cáncer. Además, estas alteraciones podrían heredarlas los hijos, lo que llevaría a deformidades en generaciones futuras, como puede ser cabezas o cerebros más pequeños, ojos pobremente formados, lento crecimiento o dificultades en el aprendizaje.
Síntomas inmediatos
La exposición a la radiación puede provocar diferentes síntomas, según los expertos. Los más inmediatos, horas después, son las náuseas y los vómitos, que luego pueden ser seguidos por diarrea, dolores de cabeza y fiebre.
Pasado un tiempo, los síntomas remiten y aparentemente no hay enfermedad. Sin embargo, pasadas unas semanas aparecen otros síntomas más serios de daños internos en órganos.
También afecta a la reproducción. En este caso, afecta más a las mujeres que a los hombres, porque los espermatozoides se regeneran cada 90 días, mientras que los óvulos están en los ovarios toda la vida.
Riesgos en la población infantil
Sin embargio, el colectivo más vulnerable son los niños y los fetos, ya que ellos están en fase de crecimiento, y sus células se están dividiendo continuamente.
Mientras el cuerpo humano puede reparar las alteraciones en el ADN, solo si estas reparaciones se producen más rápidamente que lo que tardan las células mutadas en replicarse, la persona estaría a salvo.
En el caso de los menores, sus células se multiplican a un ritmo más rápido que en los adultos, por lo que los expertos coinciden en que el riesgo es mayor.
Cómo tratar la radiactividad
Para tratar de evitar la radiactividad hay dos medidas: la evacuación y la toma de yodo. En este sentido, según el doctor Herranz, "Japón ha reaccionado muy bien y está llevando a cabo las medidas que se establecen en estos casos: evacuación y profilaxis".
Los expertos coinciden en que la administración de yodo potásico es la mejor manera de paliar los efectos de la radiactividad en la población, pues hace que aumente la producción de glóbulos blancos para contrarrestar el daño que puede producirse en la médula espinal, con lo que se reduce a su vez, que se produzcan otras infecciones mayores.
Herranz advierte que "hay que mantener esas normas al menos durante cinco días, aunque depende de la radiación y de la edad de las personas".
Para prevenir la contaminación radiactiva, las autoridades japonesas han aconsejado a la población que desechen sus ropas y zapatos y que se laven su piel con detergente y agua.