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La UE investiga si las editoriales han pactado el precio de los libros electrónicos

  • Inspectores comunitarios de la competencia entran en empresas de Francia
  • Las autoridades británicas también sospechan de un acuerdo de tarifas

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La Comisión Europea ha abierto una investigación a grandes editoriales de varios países ante las sospechas de un pacto sobre el precio de los libros electrónicos, según ha informado a la agencia France Presse una fuente del Ejecutivo comunitario.

"Los servicios de competencia han abierto este martes investigaciones a editoriales de varios países por las sospechas de prácticas contra la competencia referidas al precio de los libros digitales", ha declarado Amelia Torres, portavoz del comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia.

"No decimos qué editoras ni qué países porque solo estamos al inicio de la investigación. Todavía no acusamos a nadie ni tenemos pruebas", ha añadido.

Sin embargo, la web especializada 01.net ha informado de que este mismo martes los inspectores de la Comisión Europea acompañados de funcionarios de los servicios de competencia de Francia han entrado en las oficinas de varias editoriales de ese país.

Este medio ofrece el testimonio del ejecutivo de una ellas, Ediciones Albin Michel,  y añade sin citar más fuentes que otras grandes empresas francesas del sector, como Hachette y Gallimard, también han sido inspeccionadas.

Además, esta inspección sigue a la que abrieron hace un mes las autoridades de la competencia británicas por la misma cuestión.

Sospechas sobre Amazon

En declaraciones a ese portal, el presidente de Albin Michel, Francis Esmenard, ha acusado a Amazon, el gigante de la distribución en internet (no sólo editorial), de estar detrás de la operación.

"Es una operación teledirigida por Amazon. Se han instalado en Luxemburgo para no pagar el impuesto sobre el valor añadido de  Francia y querrían vender los libros a cualquier precio, como hacen en Estados Unidos, donde ofertan los best-sellers a 9,90 dólares”, ha dicho el editor.

En Francia, el precio del libro tradicional está fijado por una ley de los años 80. Entonces, la Comisión Europea aceptó esa excepción a sus reglas liberales con la condición de que esa norma no afectara al comercio de libros con otros países. [En las negociaciones comerciales globales, París también logró más genéricamente una “excepción cultural” para fijar cuotas a la difusión de las obras francesas en su territorio].

Entonces no existía el libro digital y hoy el negocio que se abre es enorme (se estima que puede superar las ventas en papel ya en el 2015), pero un acuerdo de precios es una práctica absolutamente prohibida por la UE.

La semana pasada, un encuentro de pequeños editores españoles pidió evitar que la producción y comercialización del libro electrónico "caigan en manos de monopolios".