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La vanguardia rusa vuelve al Thyssen de forma rompedora coincidiendo con ARCO 2011

  • Hasta el 20 de marzo agrupa su colección de arte vanguardista soviético
  • El montaje emula a la provocadora Exposición 0.10 de Malevitch en Petrogrado

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'La casa gris' (1917), Marc Chagall. Óleo sobre lienzo.
'La casa gris' (1917), Marc Chagall. Óleo sobre lienzo.

El Museo Thyssen posee la colección de arte ruso de vanguardia más importante de España y no desaprovecha las oportunidades para presumir de ella. Con el gancho de la Feria de Arte Contemporáneo de Madrid ARCO 2011, que se celebra del 16 al 20 de marzo y que tiene a Rusia como país invitado, el museo madrileño ha decidido reunir sus obras de la Vanguardia Rusa en una nueva instalación con un montaje rompedor que emula la provocativa forma de exhibir de estos artistas.

Desde este martes 15 de febrero al 20 de marzo, el Thyssen agrupa en las salas 42 y 43 un total de 35 obras, que habitualmente se exhiben dispersas en el museo, de Marc Chagall, Mijaíl Lariónov, Natalia Goncharova, Varvara Stepanova, Liubov Popova, Iván Kliun, El Lissitzky o Wassily Kandinsky, entre otros, representantes de los distintos movimientos del Gran Experimento.

La forma: la misma que empleó el suprematista Kasimir Malevitch en la "La Última Exposición Futurista 0.10", que organizó en la Galería Dobytchina del Campo de Marte de Petrogrado en 1915 el pintor ruso Iván Puni. Así, en el Thyssen pueden verse en una misma pared los cuadros de estos vanguardistas rusos uno encima de otro y cubriendo todos los huecos posibles, haciendo de la forma expositiva otro añadido más a la experiencia de la contemplación artística -igual que ocurrió con la innovadora instalación de la obra de Rubens que hizo el Prado-.

Del neoprimitivismo popular al expresionismo y la abstracción

Las obras de la instalación, pertenecientes tanto a la colección permanente del museo como a la Carmen Thyssen-Bornemisza, recorre los distintos movimientos del arte ruso desde principios del siglo XX hasta 1930.

Arranca con el neoprimitivismo popular que impulsaron Mijaíl Lariónov y su esposa, Natalia Goncharova, para reaccionar contra el simbolismo y el modernismo y dándole a sus obras un carácter fantástico-simbolista, derivado de las tradiciones culturales rusas y en las que se sintetizaban las formas y se las dotaba de un intenso colorido.

También se inspiró en las raíces populares rusas y la vida campesina Marc Chagall, quien, influenciado por el expresionismo y el cubismo, creó un arte surrealista y metafórico en el que combinó los recursos de la plástica contemporánea con los reinos encantados de los cuentos rusos.

Cuadros como Tensión suave muestran en la exposición del Thyssen el arte expresionista precursor de la abstracción de Wassily Kandinski, que incorporó a su lengua artístico imágenes de una Rusia imaginaria o real. El máximo exponente del grupo expresionista Der Blaue Reiter (El Jinete Azul) derivó hacia la abstracción gracias a sus investigaciones sobre las repercusiones psicológicas de los colores y su potencial para causar emociones en el espectador.

Hasta el fin de la libertad artística

La instalación del Thyssen también introduce en las nuevas tendencias que aparecieron sobre 1915 derivadas de la asimilación del cubismo, como el cubofuturismo o el rayonismo, que impulsaron Larionov y Goncharova y que supo combinar cubismo, futurismo y expresionismo, a base de rayos de colores que construyen el espacio pictórico.

En vísperas de la Revolución Rusa, en 1915 Malevich fundaría el suprematismo, un movimiento artístico enfocado en formas geométricas fundamentales, especialmente el círculo y el cuadrado -su obra el Cuadrado Negro, que supuso un gran choque para la crítica, se incluyó en la Exposición 0.10-. Seguidores de este movimiento que pretendía reducir la pintura a su mínima expresión se aglutinaron artistas jóvenes como Popova, Kliun o El Lissitzky, presentes en la muestra.

El Lissitzky, junto a Rodchenko o Stepanova, también se dejaron influir por el constructivismo de Vladímir Tatlin, que se hizo especialmente presente tras la Revolución de Octubre y cuyos postulados utilitarios buscaban un nuevo arte para el hombre salido de la Revolución. El museo muestra varios de los Prouns de El Lissitzky, que, en forma de metáfora de las transformaciones de la sociedad, combinan la superficie plana suprematista con las leyes de dinamismo de la arquitectura constructivista.

Mientras que el constructivismo se generalizó a nivel internacional, en la ya URSS el régimen soviético y Stalin acabaron con la libertad artística e impusieron el realismo socialista como arte oficial.

El Thyssen vuelve a desplegar con esta instalación su poderío vanguardista, del que ofreció su máxima expresión en la exposición que a finales de 2008 tituló 1914. La Vanguardia y la Gran Guerra.