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Lula, omnipresente en la primera campaña electoral a la que no concurre en 21 años

  • Este domingo se celebran elecciones presidenciales en Brasil
  • El actual presidente no puede presentarse a un tercer mandato consecutivo
  • Se ha volcado con Dilma Rouseff, candidata de su partido y casi segura sucesora
  • También la oposición ha intentado utilizar la imagen de Lula en su provecho

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Brazil's President Luiz Inacio Lula da Silva raises the hand of Brazil's ruling Workers' Party presidential candidate Dilma Rousseff during a campaign rally in Porto Alegre
Lula da Silva, durante un acto electoral de la candidata oficialista, Dilma Rouseff.

Los brasileños eligen este domingo a un nuevo presidente al término de una campaña electoral en la que, por vez primera en los últimos 21 años, Luiz Inácio Lula da Silva no ha sido candidato aunque ha estado más presente que nunca.

Tal vez sabedor de las limitaciones de su sucesora, Dilma Rousseff, Lula ha decidido empeñar su nombre y popularidad -goza de un índice de aprobación cercano al 80%-, en la arriesgada empresa de lograr que, por primera vez, Brasil sea gobernado por una mujer.

Su omnipresencia en actos y mítines junto a Rousseff, en los que ha llegado a intervenir más que la propia candidata, ha causado polémica y le ha costado seis multas de la justicia electoral por rebasar las barreras de actuación de la figura del presidente.

Mientras los analistas especulan con el futuro inmediato de Lula, quien el próximo 1 de enero entregará la banda presidencial, éste se mantiene como líder indiscutible del Partido de los Trabajadores, un partido que él mismo fundó en 1980 y del que ha sido candidato presidencial en las últimas seis elecciones: las de 1989, 1994 y 1998, que perdió, las de 2002, que ganó, y las de 2006, cuando fue reelegido.

El impedimento constitucional a presentarse a un tercer mandato consecutivo ha movido al líder más popular de Brasil de las últimas décadas a sacar de su galera política a Dilma, quien se había ganado su confianza primero como ministra de Minas y Energía y luego como titular de la cartera de la Presidencia.

Rechazo inicial a una 'recién llegada'

José Dirceu y Antonio Palocci eran los candidatos naturales, pero las salpicaduras de los escándalos que en 2005 hicieron tambalear el Gobierno los dejó en la cuneta electoral.

El PT aceptó a regañadientes el "dedazo" en favor de una mujer que se afilió a la formación hace once años y que nunca había sido candidata a un cargo público, pero pese al inicial rechazo que despertó la "recién llegada" entre algunos pesos pesados, el PT se inclinó finalmente ante la apuesta de Lula, una apuesta que las encuestas sancionan como acertada.

La permanente exposición de Rousseff junto a su mentor político y un mensaje electoral basado en los avances sociales y económicos experimentados por el país durante los últimos ocho años la han catapultado al favoritismo en los sondeos, que le adjudican una intención de voto cercano al 50%.

De la misma manera, los candidatos a gobernador, senador y diputado del PT y partidos aliados del Gobierno se han esforzado por incluir vídeos, fotos y declaraciones de Lula en su propaganda electoral.

Lula, también imagen de la oposición

Lo que nadie podía imaginar es que el carismático Lula también se iba a convertir en "imagen" de la oposición. Y es que el candidato José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), ha llegado a utilizar en su campaña imágenes en las que aparecen juntos.

Un "auténtico líder" que "ha hecho mucho por un país". Con esas palabras ha descrito Serra a su "adversario", aunque acotando que "ahora es posible hacer más", para lo cual él asegura tener la receta.

La irrupción de Lula en la campaña electoral no ha pasado desapercibida entre los correligionarios de Serra, quien han criticado al gobernante por robar el foco de atención.

Para el ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), Lula se ha extralimitado en sus funciones: "Veo a un presidente que se convirtió en militante, en jefe de una columna y no del Gobierno, lo cual supera los límites del Estado de Derecho", declaró hace dos semanas a medios locales.

Con o sin Lula, lo cierto es que la candidatura de Serra no ha logrado consolidarse y, de tener el apoyo de casi un 40% del electorado en mayo pasado, llega a los comicios con algo más del 27% de respaldo, si bien ha logrado recortar distancias en los últimos días.

Si los pronósticos se confirman en las urnas este próximo domingo, Rousseff será, por "obra y gracia" de Lula, la primera presidenta de Brasil.

Y su mentor político se habrá consolidado no sólo como su 'Pigmalión', sino también como una suerte de 'Rey Midas' de la política, capaz de sacar oro electoral de una candidata que el PT no quería y solamente aceptó por la porfía y tozudez del ex sindicalista, que la impuso como si fuera su verdadero "alter ego".