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Obama prepara cambios en su política económica

  • Tras la renuncia de su principal consejero, reconducirá sus esfuerzos a luchar contra el paro
  • En menos de tres meses, tres altos cargos han abandonado su equipo económico
  • Detrás de las modificaciones: los malos indicadores y la prevista derrota electoral de noviembre 

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El presidente Obama prepara cambios en su equipo, con los que pretende dar un nuevo impulso a su política económica. Ayudado por la salida de cuatro altos cargos y presionado por la decepción de gran parte de los votantes que le llevaron a la Casa Blanca, el presidente estadounidense quiere lavar la cara a su equipo económico, muy desprestigiado por la elevada tasa de paro y la debilidad de la recuperación tras la crisis.

Según los analistas estadounidenses, la marcha de su principal asesor -el catedrático de Economía y secretario del Tesoro con Bill Clinton, Larry Summers, anunciada para fin de año- permitirá a Obama reorganizar su equipo y reconducir sus decisiones económicas para acercarlas a los problemas que más preocupan a los estadounidenses, sobre todo, la lucha contra el desempleo y la reducción del déficit público.

A la de Summers, se suman otras tres renuncias: la del director de presupuestos, Peter Orszag (en julio); la de la jefa del equipo de previsiones económicas, Christina Romer (a principios de agosto), y la del funcionario encargado de supervisar el programa de compra de activos bancarios tóxicos, Herb Allison, este miércoles.

El "arquitecto" de la política económica de Obama

"Estamos en la buena senda gracias, en gran medida, al sabio consejo de Larry", ha asegurado el presidente en un comunicado difundido poco después de confirmarse este martes el cese de Summers como presidente del Consejo Nacional de Economía, un órgano convertido en decisivo desde la llegada de Obama a la Casa Blanca.

Bajo la mano dura de este profesor de Harvard, la Administración Obama ha diseñado el enorme plan de estímulo económico puesto en marcha en febrero de 2009, ha salido en ayuda de los gigantes del automóvil -General Motors y Chrysler- y ha sacado adelante la compleja reforma de la regulación financiera.

Con esas iniciativas, Summers -considerado por los expertos como "el arquitecto" de la política  económica- se ha convertido en blanco de las críticas de los Republicanos, pero también del ala más izquierdista de los Demócratas, que lo consideran demasiado conservador y muy ligado a Wall Street.

En una entrevista con The New York Times, el economista asegura que él quería irse desde hace tiempo (en enero concluye su excedencia en Harvard) y defiende su trabajo al frente de la política económica del presidente. "Creo que la Historia juzgará que una profunda crisis que podría no haber sido contenida, se contuvo", ha advertido Summers.

Ahora, según ese diario estadounidense y también The Wall Street Journal, Obama buscaría como sucesor del catedrático a un directivo empresarial para compensar la sensación que tienen muchos estadounidenses de que el presidente es enemigo de las empresas.

Combatir el déficit público y el paro

Además, la partida de Summers beneficiará al actual secretario del Tesoro, Tim Geither, que ganará influencia en el entorno del presidente, y también al nuevo responsable de presupuestos, Jack Lew, quien ocupó la misma posición en la Administración de Bill Clinton y que, según The New York Times, se perfila ya como "una voz poderosa" dentro de la Casa Blanca, sobre todo ahora, cuando Obama pone cada vez más énfasis en el recorte del déficit público.

El cese este miércoles del responsable del programa de compra de activos tóxicos (TARP, por sus siglas en inglés) apunta también ese cambio de orientación del gabinete económico de Obama.

Con el TARP, el Gobierno Federal destinó más de 700.000 millones de dólares a adquirir a los bancos las conocidas como hipotecas-basura e inyectar así liquidez en el sistema financiero.

El plan -propuesto por el secretario del Tesoro de George W. Bush, Henry Paulson, en octubre de 2008 y diseñado luego por la Administración Obama- pretendía animar a los bancos a prestar de nuevo a familias y empresas. Ahora, las entidades ya han devuelto gran parte de ese capital, pero la fluidez de crédito -según el último informe de la Reserva Federal- aún no se ha recuperado.

En una muestra de lo que puede ser a partir de ahora su nuevo papel -y también la nueva política económica de Obama-, el secretario del Tesoro, Tim Geither, ha advertido que "aunque hemos tenido éxito apagando los incendios financieros que provocaron la profunda crisis económica, aún no hemos logrado reparar todos los daños".

Ahora, los recursos que se enfocaron en estos dos años a esos planes de ayudas se podrán dirigir a luchar contra la mayor preocupación de los estadounidenses: el paro, que afecta ya a casi el 10% de la población activa.