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El rap de un blanco bajo las estrellas de Soweto

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Local child carries a ball while playing soccer at a dirt field in Soweto
Un niño de Soweto lleva una pelota mientras juega al futbol

Nick es un cantante de rap. Un chaval dinámico y creativo que desborda energía. Le conocí este sábado en Soweto, quizá el township (barrio de la afueras de una gran ciudad) más simbólico de toda Sudáfrica. Agitaba los brazos de arriba abajo como quien caza moscas en verano. Estaba nervioso.

Era noche cerrada. En unos minutos iba a comenzar su actuación ante varios centenares de vecinos de Soweto que también agitaban sus brazos alocadamente. Nick es blanco. Yo, también. Y también los demás compañeros del equipo de En Portada que estábamos allí. Pero eso parecía no importar.

Visité por primera vez Soweto hace algo más de seis años. Fui acompañado por un conductor-introductor que me decía por dónde podía ir y por dónde no. En qué tienda podía entrar o en qué bar era mejor no charlar con la clientela.

Paseando solo por algunas de las calles de Soweto (no todo el barrio es igual, hay zonas muy turísticas) reconocí miradas de extrañeza y tuve cierta sensación de no estar en el lugar adecuado.

Desde luego, ese día no pude imaginar que algunos años después iba a asistir sin la compañía del conductor-introductor a un concierto de rap al aire libre, bajo las estrellas de Soweto.

Sudáfrica ha cambiado mucho desde que la FIFA le encargó la organización de la Copa del Mundo del fútbol. Ya entonces, estaba claro que el principal desafío para los sucesivos gobiernos sudafricanos sería la seguridad.

Y la seguridad ha mejorado muchísimo en todo ese tiempo. Ahora bien, que nadie se confíe. En este país se siguen cometiendo una media de 50 asesinatos cada día.

Democracia atípica

Sudáfrica es un país maravilloso. Se lo recomiendo a todos mis amigos. Desde los viñedos de Stellembosch, hasta las playas de Durban. Del encanto de mi rincón favorito, la bahía de Knysna, a los eternos matorrales del parque Kruger.

De las entoldadas avenidas de Pretoria-Tchwane a las chavolas de Dieptsloof. Es un país salvaje y multicolor. Y, lo más importante, es un país que se siente orgulloso de haber logrado una transición pacífica del Apartheid a una democracia atípica, pero democracia sin duda.

Es una democracia atípica porque la mayoría de los sudafricanos sigue votando con el color de la piel. Y creo que dejará de ser una democracia atípica el día que voten por una ideología. Ese día llegará, pero las cicatrices del Apartheid son todavía muy profundas y hay que dar tiempo al tiempo.

Sudáfrica se enfrenta a dos retos, uno de ellos inmediato. Qué será de este país el día que termine el Mundial, se vayan las selecciones, se vayan los líderes internacionales, se vayan los periodistas y los sudafricanos se miren a la cara preguntándose: ¿Y ahora qué? Sudáfrica sacia con este Mundial la necesidad que tiene de abrirse al mundo. Y la necesidad también de que el mundo le reconozca sus méritos.

Es un país que ha vivido obsesionado con la organización de este Mundial. Pero después de 2010 llegará un 2011, y después un 2012 y Sudáfrica volverá a ser ese país en la esquina del mundo.

Y el segundo reto...Retiro lo del segundo reto. Llegará el día en que muera Nelson Mandela... Pero todos sabemos que Mandela es inmortal.