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El obispo de Augsburgo presenta su dimisión al Papa por maltratar físicamente a menores

  • Le acusan de "brutales palizas" pero él sólo admite "algunas bofetadas"
  • Investigan, además, si malversó fondos de la residencia infantil

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Obispo de Augsburgo, Walter Mixa, durante una misa
Obispo de Augsburgo, Walter Mixa, durante una misa

El Papa ha aceptado la dimisión que el Obispo de Augsburgo, Walter Mixa, le ha presentado tras admitir que cuando era párroco en una pequeña localidad alemana maltrató sistemáticamente a los niños de una residencia infantil, a los que castigaba físicamente.

Es la información que este jueves ha hecho pública el rotativo local Augsburger Allgemeine. Al parecer, el obispo ha puesto sus cargos como obispo de Augsburgo y obispo militar del Ejército Federal alemán a disposición del Papa Benedicto XVI a través de una carta personal enviada al Vaticano.

El presidente de la Conferencia Episcopal alemana, Robert Zollitsch, había recomendado este miércoles a Mixa que renunciase a sus cargos provisionalmente durante un tiempo y llevase a cabo "una pausa de reflexión", mientras los partidos políticos exigieron su inmediata dimisión.

"Hemos estado analizando con él cómo podría contribuir, en una situación difícil como la actual, a que vuelva la tranquilidad a la diócesis y si un tiempo de reflexión y de distancia geográfica podrían crear un ambiente más racional y ayudarle a aclarar la situación", había explicado el pasado miércoles Zollitsch.

Zollitsch además había recomendado al obispo que "una distancia geográfica le podría dar la oportunidad de recobrar nuevas fuerzas tras las acaloradas últimas semanas".

La carta del perdón

El rotativo que publica la información señala que Mixa justifica su solicitud por su responsabilidad hacia el obispado y reconoce que las discusiones públicas sobre su persona han afectado negativamente a sacerdotes y fieles.

Mixa tiene 69 años, y en su carta expone su deseo de un nuevo comienzo y afirma que "a todos aquellos con los que pude ser injusto y a todos aquellos a los que he dado motivos de preocupación les pido hoy de nuevo perdón".

El obispo había negado inicialmente las acusaciones pero ha reconocido que cuando era párroco de Schrobenhausen, en la Alta Baviera, castigaba físicamente a los niños de una residencia infantil dependiente de la Iglesia Católica.

Eso sí, sólo ha reconocido que repartió algunas bofetadas, pero varios afectados han suscrito declaraciones juradas en las que acusan a Mixa de haber propinado palizas brutales a los menores.

Más acusaciones contra el obispo

Un encargado especial de la Iglesia Católica y una oficina de abogados muniquesa investigan además si Mixa malversó fondos de la residencia infantil cuando era párroco de la citada localidad.

El escándalo en torno al obispo de Augsburgo, considerado del ala conservadora de la Iglesia Católica, se ha alargado durante semanas y ha llenado las páginas de los diarios germanos.

El rotativo de Augsburgo comenta que la decisión de Zollitsch de presionar a Mixa para que dimita es un caso insólito y asegura que ese paso solo pudo haberse dado probablemente en connivencia con el Vaticano.

Esta dimisión llega tras el encuentro entre el Papa y víctimas de abusos sexuales, fruto del objetivo eclesiástico de comprometerse y ayudar a aquellos que hayan padecido alguna clase de abuso por autoridaes eclesiásticas.