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La agenda y el Gobierno de Sarkozy peligran ante el 'tsunami' rojo

  • La UMP apela a la seguridad para no perder sus dos únicas regiones
  • Un 'pleno' socialista le podría dar por primera vez mayoría en el Senado
  • Se disparan las especulaciones sobre cambios en el ejecutivo

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Nicolás Sarkozy tiene un claro objetivo en su mente: no tener un resultado peor que el que obtuvo su predecesor Chirac en los comicios regionales de 2004.

Entonces, la oleada rosa dejó a la derecha con solo dos regiones metropolitanas, Alsacia y Córcega.

Ahora, los sondeos dicen que la unión de la izquierda con los nacionalistas corsos hace casi imposible conservar la isla y que las cosas están muy apretadas en Alsacia.

Si las dos cayeran, todo el mapa de Francia -a excepción de alguna región de ultramar- estaría en manos de sus rivales políticos, lo que le haría muy difícil repetir lo que hizo Chirac en 2004: hacer un par de cambios de carteras y hacer como que no ha pasado nada.

La solución Chirac

Pese a las insistentes peticiones de la oposición, Chirac mantuvo al entonces primer ministro Raffarin mientras Sarkozy fue postergado a la entonces "aburrida" cartera de Economía dándole la de Interior -donde  él había destacado como 'campeón' contra la Inseguridad- a su rival Villepin, que asumiría la Jefatura de Gobierno un año después.

Pese al doloroso recuerdo que guarda de los días posteriores a esas regionales, Sarkozy ha asumido esta semana que su mejor salida es, mal que le pese, emular a su predecesor.

En primer lugar ya ha dicho que los resultados no son extrapolables a nivel nacional, algo para lo que en este caso cuenta con el respaldo de la escasa participación, por debajo del 50%, que podría bajar aún más en la segunda vuelta.

En segundo lugar, está tratando de minimizar la derrota apelando la seguridad, el gran logro del Gobierno de Raffarin en su momento y que ahora ha sido rescatado por Sarkozy con motivo del asesinato de un policía a manos de ETA (aunque la estrategia la ha aguado Fillon al inventarse la muerte de otro agente en las mismas fechas).

Posible cambio de Gobierno

En tercer lugar -y sobre todo- el día después se encerrará en el Elíseo y pensará en qué cambios de Gobierno emprenderá dado que Fillon sí que parece 'a priori' intocable porque es más popular que él (lo que, dada su baja valoración tampoco es muy difícil).

Según un sondeo de Le Parisien, el 57% de los franceses quieren un cambio de Gobierno tras las regionales, aunque un 20% de ellos salvaría a Fillon de la purga.

Curiosamente, la víctima propiciatoria puede ser un ex socialista, Eric Besson,  actual ministro de Inmigración e Identidad Nacional y considerado uno de los artífices indirectos de la resurrección del Frente Nacional gracias a los polémicos debates sobre qué es ser francés y a cómo viven los musulmanes en Francia.

"Besson ha sido una figura muy controvertida y va a tener que adoptar un perfil más moderado. El debate de la identidad nacional era un riesgo que han corrido Zarcos y la UMP", señala Cristina Barrios, experta de FRIDE en el país galo.

Temblor en la derecha

Para Barrios, el gran cambio postelectoral que se avecina se producirá en el propio partido de Sarkozy, la UMP, del que el presidente ha querido dar una imagen de estar alejado.

"Las regionales han sido como un despertador, un toque de atención para Sarkozy, que a partir de ahora será menos presidente y más candidato a 2012", predice Barrios.

En realidad, esta postura se corresponde con una necesidad: la derrota en las regionales será un acicate para la resurrección de Villepin, que lleva meditando volver a la política tras su victoria judicial en el 'caso Clearstream'.

Morir de éxito en la izquierda

En el lado socialista, la resaca postelectoral daría lugar a una situación paradójica: el éxito aumentaría aún más su división interna.

Y es que aunque la líder del PS, Martine Aubry, ha querido capitalizar el éxito a nivel nacional, lo cierto es que su rival, Segolene Royal, podría lograr la victoria más amplia del partido en su región, Poiteau-Charentes.

Más aún, según Barrios la victoria haría al director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn -el rival más temido por Sarkozy- plantearse con más seriedad volver a la política francesa ante las posibilidades reales de éxito.

Con todo, en el haber de Aubry ya hay dos pasos importantes: la consolidación de una alianza con verdes y comunistas que puede ser muy productiva para el futuro y, sobre todo, la posibilidad del logro histórico de una mayoría socialista en el Senado.

...Y de regalo, el Senado

Esta cámara de elección indirecta está formada por senadores escogidos por la Asamblea Nacional, los municipios y las regiones.

Actualmente la UMP tiene una exigua mayoría, pero si caen nuevas regiones y los socialistas ganan peso relativo en las que ya vencían, se podría dar un sorpasso que hasta ahora nunca se había producido.

"Esta cámara no tiene un papel muy activo pero sí puede bloquear leyes, tiene una fuerza conservadora y hasta ahora siempre había estado en manos de la derecha", señala Barrios.

Así, otro de los posibles movimientos de Sarkozy, el retraso de su agenda de reformas, podría quedar sellado con la existencia de una cámara de bloqueo de la oposición.

Mientras, el líder francés se sigue preguntando por qué él, el luchador por el capitalismo ético, el hombre que ha sacado a su país más rápido y mejor de la crisis -a costa de la deuda- que el resto de países europeos es cada vez más odiado por sus ciudadanos.

"Los franceses tienen un gran nivel de información, mucho espíritu crítico y están muy informados de las reformas, sobre todo de las que afectan al sector público", apunta Barrios, que añade: "Y no se fían de Sarkozy".