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Países de la región del Sahara se unirán en la lucha contra el terrorismo

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Los ministros de Exteriores de los países de la región sahelo-sahariana tratarán el próximo martes, en Argel, de coordinar los esfuerzos para hacer frente a la creciente amenaza terrorista en la región, en lo que supondrá la primera reunión de alto nivel político sobre la materia entre los estados de la zona.

La reunión ha sido convocada con urgencia por Argel tras los últimos acontecimientos tras los secuestros y las acciones de la rama magrebí de Al Qaeda en el norte de Mali y Níger. Con ella, se busca un mayor compromiso del Gobierno argelino en el combate contra el terrorismo en el Sahel, algo que sus vecinos del sur y muchos países occidentales reclaman desde hace años.

"Es necesario que la paz y la seguridad retornen a la subregión del Sahel", ha declarado el ministro argelino para Asuntos Magrebíes y Africanos, Abdelkader Mesahel.

En la reunión participarán los jefes de la diplomacia de Argelia, Libia, Mauritania, Mali, Níger, Burkina Faso y Chad, algo que no se había dado nunca pese a que Bamako lleva más de un año intentando convocar una cumbre sobre terrorismo con los jefes de Estado de esos mismos países.

"Se trata de una reunión de coordinación y concertación urgente convocada por Argelia para coordinar una respuesta común de esos países ante la cada vez mayor amenaza contra la seguridad", ha afirmado Messahel a la radio estatal.

La conferencia de ministros de Exteriores abordará la lucha contra el terrorismo y el combate contra la proliferación del tráfico de drogas y de armas, actividades que se entremezclan y de las que se aprovechan los terroristas de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que han desarrollado estrechos vínculos con el crimen organizado en la zona.

Los objetivos de la reunión

Según han indicado a EFE fuentes de seguridad argelinas, en la reunión se intentarán acordar recomendaciones concretas y urgentes para llevar a cabo acciones en las que se impliquen todos los países de la región, lo que no será tarea fácil tras la última crisis desencadenada entre algunos vecinos.

Argelia y Mauritania llamaron a consultas a sus embajadores en Mali tras la decisión de Bamako de excarcelar a cuatro presos islamistas el pasado 20 de febrero, una de las condiciones que exigía Al Qaeda para liberar al rehén francés Pierre Camatte.

El francés fue liberado dos días después de la puesta en libertad de los islamistas, pero todavía continúan en poder de sus captores en el norte de Mali los cooperantes españoles Roque Pascual y Albert Vilalta, además de los italianos Sergio Cicala y su mujer Philomene Kabouré, todos ellos secuestrados en Mauritania.

Al Qaeda ha demandado la excarcelación de varios presos islamistas en Mauritania para liberar a esos cuatro rehenes, a lo que el Gobierno de Nuakchot se ha negado rotundamente hasta el momento, al menos de manera oficial.

En busca de un auténtico compromiso

Argelia, la principal potencia económica y militar de la región, se opone frontalmente al pago de rescates y la liberación de presos a cambio de rehenes y ha demandado una resolución en este sentido del Consejo de Seguridad de la ONU.

Es el país con mayor experiencia en la lucha antiterrorista en la región pero siempre se ha mostrado reticente a involucrarse en el combate contra la rama magrebí de Al Qaeda más allá de sus fronteras.

Mali le acusa por su parte de permitir que los islamistas armados argelinos se refugien en el norte del país del Sahel, así como de dejar que el crimen organizado se instale en la región transfronteriza.

Messahel recordó que los países del área tienen compromisos que deben respetarse, especialmente las convenciones de cooperación judicial firmadas por Argel con Mali y Níger, así como los acuerdos generales en comisión mixta con Libia y Mauritania.

Además de los rehenes actuales, en el último año y medio Al Qaeda ha secuestrado a otros ocho occidentales en Túnez y Níger, a los que llevó igualmente al norte de Mali para exigir rescates y excarcelaciones de presos a cambio de su libertad.

Todos fueron liberados excepto uno, el turista británico Edwin Dyer, a quien AQMI ejecutó tras acusar al Gobierno de Londres de no cumplir sus exigencias, que incluían la excarcelación de un islamista jordano preso en el Reino Unido.